Diseño: Arte EE / EP, Efe

Salud

Radiografía de las muertes por la ola de calor en España: mayores de 65, enfermos y pobres

Obesidad y patologías cardiovasculares, renales o respiratorias son algunos factores de salud que influyen en la mortalidad por altas temperaturas.

21 julio, 2022 03:28

A lo largo del mes de julio estamos viviendo una ola de calor excepcional en Europa, con temperaturas nunca vistas en países como Reino Unido, donde llega a derretirse el asfalto. En España ya ha habido varias muertes por golpes de calor y el Instituto de Salud Carlos III estima que son unas 900 las personas que pueden haber fallecido debido a las altas temperaturas. ¿De qué se muere una persona durante una ola de calor?

Para calcular cuántas personas han podido ser víctimas de los estragos del verano, el Instituto utiliza el índice Kairós, un panel que se actualiza diariamente por variables como provincia o sexo.

"Se toman las defunciones de los últimos 10 años, las temperaturas según la Aemet (la agencia meteorológica estatal) y la población por edad, sexo y provincia, y con eso se hace un modelo", explica Julián Domínguez, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria.

[La DANA se aleja: llega el 'rebote' de la ola de calor a España con temperaturas extremas en estas zonas]

"No es posible decir que una persona ha muerto por un exceso de temperatura", aclara. Más allá del golpe de calor, que se produce cuando la temperatura corporal es superior a los 40 grados y tiene unas características diferenciales, la atribución de defunciones al estrés térmico se da por estadística, no por clínica. "El calor es una causa concomitante, no definitoria".

El índice Kairós mide el exceso de temperatura a partir de un umbral en el que se ve un crecimiento de mortalidad que no era el esperado. Es con la unión de esos dos factores "cuando podemos asociar la muerte por una patología determinada a un exceso de calor".

Se utiliza una variable denominada como ATO (accumulated thermal overcharge), que está definida como el número de grados que la temperatura máxima está por encima del umbral de disparo de la mortalidad multiplicado por el número de días.

[El peligro oculto de las noches tropicales en las olas de calor: aumentan la mortalidad un 16%]

Con este modelo el sistema Kairós estima, por ejemplo, que en los próximos tres días hay 20 provincias en el nivel 3, el de máxima probabilidad de que se dé un exceso de mortalidad atribuible a las temperaturas. La mayoría se encuentran en el oeste, el centro y el noreste de la Península.

"Si esperabas, por ejemplo, 20 muertos y te encuentras 35, luego analizas y ves que pueden tener patologías cardiovasculares, renales, diabetes, hipertensión… y coinciden en el tiempo en que se han descompensado por temperatura excesiva, pero siempre es una relación estadístico-epidemiológica", señala Domínguez.

Falta de capacidad termorreguladora

Las muertes no tienen por qué darse durante los picos de máximo calor: en muchas ocasiones, es la temperatura mínima la que explica la problemática. Las noches tropicales, término acuñado para aquellas en que nunca se baja de 20 grados, son un peligro para la salud. En algunos lugares de España no se ha bajado de esa temperatura en casi todo julio.

El impacto más importante de la ola de calor se da en mayores de 65 años, ya que tienen una menor capacidad temorreguladora y un umbral de sudor más elevado, y eso los hace más susceptibles a los efectos del calor.

Las enfermedades cardiovasculares, la obesidad excesiva, ciertos medicamentos (diuréticos, antidepresivos o antiparkinsonianos) y algunas enfermedades respiratorias crónicas también influyen en el riesgo de mortalidad por altas temperaturas.

[Los cinco síntomas de un golpe de calor: cómo evitar la causa de muerte más común en una ola de calor]

José Carlos Igeño, coordinador del Grupo de Trabajo de Planificación, Organización y Gestión de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), recuerda que "la patología normal por el calor no reviste gravedad". Deshidrataciones, insolaciones, mareos... "Algún paciente puede ser ingresado si tiene más edad y una enfermedad crónica".

Si bien es sencillo diferenciar las compensaciones producto de un golpe de calor ("disminuye el gasto cardiaco en lugar de aumentar en una insuficiencia cardiaca"), las que son producto únicamente de las altas temperaturas requieren un diagnóstico diferencial más profundo.

Eso sí, recuerda que los golpes de calor son infrecuentes, que el 80% se da en mayores de 65 años y sobre todo en los primeros días de las olas de calor, "porque el organismo no se ha podido acostumbrar". Las descompensaciones por altas temperaturas, de momento, no parecen superar las que se ven otros años por las mismas fechas. Sin embargo, también recuerda que no hay ningún registro que recoja información de los pacientes hospitalizados por las olas de calor.

El geriatra Francisco Tarazona, vocal de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología sobre las consecuencias de la ola de calor en personas mayores, destaca a los mayores con trastornos cognitivos y comorbilidades como los que presentan "mayor riesgo de manifestaciones más graves como el fallo multiorgánico y shock hipovolémico (cuando la pérdida de sangre u otro líquido impide que el corazón bombee la suficiente sangre al resto del cuerpo)".

"Es importante que los familiares y cuidadores deben estar atentos a la aparición de dolor de cabeza, la sequedad de la boca, la presencia de náuseas, vómitos y mareo asociado a lo anterior", así como escalofríos, piel seca o enrojecida, y calambres musculares en las extremidades. "Pueden derivar en desorientación, pérdida de conciencia, cuadros confusionales, ausencia de sudoración e hipertermia".

Islas de calor y pobreza

Hay otros factores determinantes en la mortalidad por altas temperaturas, como la vida en las grandes ciudades, ya que son islas de calor, que tienen índices de calor (temperatura más humedad) más altos y además lo retienen por las noches más que las zonas rurales. 

El nivel socioeconómico también es crucial para explicar el perfil de la mortalidad por calor, y no se trata de algo nuevo. Un estudio publicado en JAMA en el año 1989 ya determinó que, entre 1979 y 1985, en Estados Unidos eran los condados altamente urbanizados y relativamente pobres fueron los principalmente afectados por las muertes debidas a calor excesivo entre los mayores de 65 años.

Por lo general, los excesos de mortalidad se asocian a periodos de altas temperaturas de una duración igual o superior a los tres días, pero el problema no se circunscribe únicamente a olas de calor puntuales. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) advierte de que es altamente probable que el número de días y noches calurosas se siga incrementando, no únicamente asociadas a olas de calor.

Por eso, ya en 2004 la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, Sespas, advirtió (como consecuencia de la ola de calor vivida en nuestro país el año anterior) de que en España la mortalidad atribuible a altas temperaturas ha ido aumentando en las últimas décadas y lo seguirá haciendo.

"A medida que la población española va envejeciendo y la población urbana se incrementa, el impacto de las temperaturas elevadas en la mortalidad podría ser más importante". Casi 20 años después, esta frase sigue plenamente vigente.