Personal sanitario llora la muerte de un compañero por Covid-19 en el Hospital Severo Ochoa de Leganés.

Personal sanitario llora la muerte de un compañero por Covid-19 en el Hospital Severo Ochoa de Leganés. Manu Fernández EFE

Salud Salud mental

La pandemia de la Covid provoca 53 millones de casos más de depresión en todo el mundo

El primer gran estudio que evalúa el impacto de la pandemia en la salud mental apunta que los trastornos aumentaron un 28%.

9 octubre, 2021 13:35

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La pandemia de la Covid-19 ha impactado de lleno en la salud mental. Los casos de depresión y ansiedad crecían sigilosamente mientras el rastro del coronavirus dejaba un reguero de miles de muertes, infecciones y marcaba distancias sociales. Ahora, un nuevo estudio publicado en The Lancet evalúa por primera vez el impacto de la pandemia sobre la salud mental en todo el mundo y los resultados son desoladores.

Si las enfermedades mentales ya arrojaban cifras disparadas, la Covid-19 no ha hecho más que aumentarlas. Esta nueva investigación apunta que, en 2020, se produjeron 53 millones de casos más de depresión y 76 millones adicionales de ansiedad a nivel mundial, de los que las mujeres y los jóvenes fueron las principales víctimas.

Jerónimo Sáiz, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Alcalá, comenta que la pandemia ha sido "un acontecimiento global y extraordinario", que ha descargado un enorme peso sobre la salud mental. Su faceta más grave han sido las víctimas mortales que ha dejado, pero también las secuelas en hospitalizados y -más a nivel psicológico- en familiares.

Ya en 2007, el filósofo Nassim Taleb acuñó el término cisne negro para referirse a sucesos inesperados de gran impacto socioeconómico en un grupo de personas que no repara en que una situación como la de la pandemia pueda ser posible ni está preparado para las consecuencias. Este cisne negro del que hablaba Taleb hace más de una década, parece adaptarse con acuciante facilidad a nuestros tiempos. Como cuenta Saiz, "el virus lo ha trastocado todo, y también esa sensación de que todos vivíamos en un mundo controlado". 

Luis Gutiérrez, psiquiatra del Hospital del Río de Valladolid, explica que las personas somos seres sociales y, por ende, necesitamos hablar con otros y sentirnos acompañados. El confinamiento masivo de la población, la interacción social a través de las pantallas y el miedo extremo trasladado por parte de sectores como los medios de comunicación son otros aspectos que "han ayudado a formar la tormenta perfecta", comenta el experto.

"También el miedo a una enfermedad potencialmente letal se ha incrementado con el ruido de noticias falsas, bulos, rumores en redes sociales, aumentando la sensación de incertidumbre", explica Guillermo Lahera, psiquiatra en el Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Madrid. La sensación de control y seguridad del hombre contemporáneo, asegura, ha saltado por los aires y ha pasado lo que creía que nunca podía pasar. Eso sin contar con las consecuencias socioeconómicas (cese de actividades, desempleo, aumento de las desigualdades), que "han contribuido a este auge de la patología mental".

Como resultado, los casos de depresión y ansiedad se han multiplicado. El hecho de que haya afectado más a mujeres, explica Gutiérrez, puede deberse a varios factores, que pueden ser de tipo biológico (relacionado con la regulación hormonal) o, incluso, genético. No obstante, "también puede deberse al papel que tiene la mujer en la sociedad", porque "muchas veces es la que asume una mayor carga social y de cuidados", apunta. 

Las razones detrás de una mayor prevalencia en este sexo son múltiples, pero como cuenta Sáiz, "en toda situación de crisis, la mujer es más vulnerable". Recuerda que la reclusión en las viviendas disparó los casos de violencia machista con un efecto directo sobre la salud mental de estas mujeres. Pero además -añade el catedrático-, el mercado laboral ya estaba desequilibrado para este género, y este es un aspecto que ha acrecentado la pandemia, con el añadido de los ERTE’s y despidos.

Alize Ferrari, coautora del estudio y líder del equipo de trastornos mentales en el Centro de Investigación de Salud Mental de Queensland (Australia) hace hincapié en las desigualdades existentes que ha exacerbado la pandemia de la Covid-19. Comenta que las responsabilidades domésticas y de cuidados adicionales tienden a recaer en este sexo, además de que sufren más la violencia doméstica, un aspecto que aumentó en las distintas etapas de la pandemia.

Con los jóvenes, la razón es algo distinta. Ferrari destaca que el cierre de colegios y las restricciones más amplias que limitan la capacidad de los jóvenes para aprender e interactuar con sus compañeros, junto con el mayor riesgo de desempleo, pudieron favorecer la aparición de trastorno de depresión o ansiedad durante la pandemia en los más jóvenes. Como añade Gutiérrez, son personas además que no han madurado y no han podido desarrollar o asumir estrategias de enfrentamiento a situaciones sobrevenidas como la pandemia de la Covid-19.

Por este motivo, "es fundamental que los responsables de la formulación de políticas tengan en cuenta factores subyacentes como estos como parte de las medidas para fortalecer los servicios de salud mental", señala la investigadora.

"Una necesidad urgente"

La prevalencia de estas enfermedades no se ha dado por igual en todos los países. El estudio de The Lancet pone en negro sobre blanco otra cuestión, y es que los países con mayores tasas de infección por coronavirus y mayores restricciones de movimiento presentan las peores cifras en cuanto a trastorno depresivo mayor y trastornos de ansiedad. Afecciones que pueden aumentar el riesgo de otros parámetros de salud como el suicidio. En España, en concreto, ha habido un pequeño incremento del suicidio consumado según los últimos datos que ha arrojado el Instituto Nacional de Estadística (INE), y en especial entre los más jóvenes.

Damian Santomauro, autor principal del estudio y doctor en Queensland Center for Mental Health Research (Australia), asegura que los hallazgos de la investigación no hacen sino más que subrayar "la necesidad urgente de fortalecer los sistemas de salud mental para abordar la creciente carga de depresión mayor trastorno y trastornos de ansiedad en todo el mundo". 

Como señala Santomauro, incluso antes de la pandemia, los sistemas de atención de la salud mental en la mayoría de los países históricamente han carecido de recursos y han estado desorganizados en la prestación de sus servicios. Por este motivo, asegura el autor, "satisfacer la demanda adicional de servicios de salud mental debido a Covid-19 será un desafío, por lo que evitar tomar medidas a este respecto no es una opción".

El metanálisis que publica hoy The Lancet respalda más que nunca esa necesidad. Para llegar a estas conclusiones, los autores evaluaron los impactos globales de la pandemia en el trastorno depresivo mayor y los trastornos de ansiedad, cuantificando la prevalencia y la carga de los trastornos por edad, sexo y ubicación en 204 países y territorios en 2020. 

El impacto de la pandemia de la Covid-19 sobre la salud mental.

El impacto de la pandemia de la Covid-19 sobre la salud mental. The Lancet

Así, a través de una revisión sistemática de la literatura para identificar datos de encuestas de población publicadas entre el 1 de enero de 2020 y el 29 de enero de 2021, seleccionaron los estudios que informaban sobre la prevalencia de estas enfermedades mentales antes de la pandemia. Esa información se utilizó para estimar los cambios en la prevalencia del trastorno depresivo mayor y los trastornos de ansiedad debidos a la Covid-19 según la edad, el sexo y la ubicación. Además, se utilizaron estimaciones de la tasa diaria de infección por coronavirus y el movimiento de personas como indicadores del impacto de la pandemia en las poblaciones.

La investigación cuenta con información de estudios realizados sobre todo en Europa Occidental (22) y América del Norte (14), pero también de otras zonas como Australia (5), Asia Oriental (2) y Europa Central (1).

Para hacernos una idea de las dimensiones del impacto de la pandemia sobre la salud mental, la investigación de The Lancet apunta que, sin ella, las estimaciones sugieren que habría habido 193 millones de casos de trastorno depresivo mayor (2.471 casos por 100.000 habitantes) en todo el mundo en 2020. Sin embargo, el análisis muestra que hubo hasta 246 millones de casos (3.153 por 100.000 habitantes), un aumento del 28% (53 millones de casos adicionales). De ellos, más de 35 millones los sufrieron las mujeres, en comparación con los cerca de 18 millones de hombres.

Con la ansiedad, ocurre parecido, aunque las cifras son mucho mayores. Las estimaciones del modelo sugieren que habría habido hasta 298 millones de casos de trastornos de ansiedad (3.825 por cada 100.000 habitantes) a nivel mundial en 2020 si la pandemia no hubiera sucedido. El análisis indica, sin embargo, que pudo haber unos 374 millones de casos (4.802 por 100.000) durante 2020, un aumento del 26% (76 millones de casos adicionales). Y, de nuevo, casi 52 millones de los casos adicionales fueron en mujeres, en comparación con los 24 millones en hombres.

No obstante, los autores reconocen que su estudio se vio limitado por la falta de datos sobre los efectos de la pandemia de Covid-19 en la salud mental en muchas partes del mundo, sobre todo de países de ingresos bajos y medios. En este sentido, señalan que hacen falta más datos de encuestas de diagnóstico de salud mental representativas de la población en general para mejorar la comprensión de los efectos de la pandemia sobre la salud mental. La prevalencia de otros trastornos mentales, como los alimentarios, también podría haberse visto afectada por la pandemia de Covid-19, y los autores dicen que estos deben evaluarse a medida que se realicen nuevas encuestas de salud mental.

En un comentario vinculado, los investigadores Maxime Taquet, Paul Harrison y Emily Holmes se han hecho eco del estudio para apoyar la necesidad de fortalecer los sistemas de salud mental. Aseguran que "el estudio debería incentivar urgentemente más investigaciones" para determinar la distribución geográfica de la prevalencia de la depresión y la ansiedad, así como conocer los mecanismos subyacentes para mejorar la salud mental en el contexto de la pandemia de Covid-19 a nivel mundial”.