Personal sanitario atendiendo a un paciente ingresado en la UCI.

Personal sanitario atendiendo a un paciente ingresado en la UCI. EP

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Salud

Un año de pandemia desde primera línea: dos médicos internistas echan la vista atrás

Medicina interna ha llevado a sus espaldas el grueso de la atención de los pacientes con COVID-19, poniendo de manifiesto el papel estratégico de esta especialidad multidisciplinar para el sistema de salud. 

27 marzo, 2021 00:06

La medicina interna es la especialidad que vertebra la atención sanitaria en los hospitales. Los internistas reúnen conocimientos de diversas especialidades para proporcionar una atención integral a los enfermos, sea cual sea su dolencia. Durante la pandemia, esta especialidad ha constituido la primera línea de defensa contra el coronavirus, habiendo tratado a alrededor del 80% de los pacientes hospitalizados no críticos por COVID-19, según los datos de la Sociedad Española de Medicina Interna. 

La calidad en la atención al paciente, su curación y los tiempos de hospitalización dependen en gran medida de la labor de los internistas. En el caso de una enfermedad como la COVID-19, el trabajo de los especialistas de medicina interna ha permitido dar una respuesta coordinada en los hospitales para atender la emergencia sanitaria, colaborando también con el resto de especialidades implicadas. 

“Somos el médico de cabecera en los centros hospitalarios, atendiendo las urgencias y coordinando las necesidades del paciente en el centro, llevando la hospitalización de los enfermos COVID-19 junto con los demás pacientes”, explica el doctor Ángel Charte, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitari Dexeus, en Barcelona. 

Dr. Ángel Charte.

Dr. Ángel Charte.

Dado que la mayoría de los casos positivos no críticos que llegaban a los hospitales se trataban en medicina interna, estos servicios tuvieron que reestructurarse en tiempo récord. “A nivel de urgencias se tuvo que crear nuevos equipos, reorganizar el sistema interno de boxes, triaje y aislamientos, y sobre todo hacer circuitos bien diferenciados de limpio y sucio. La coordinación entre urgencias, planta y UCI tenía que ser excelente”, aclara Charte. En los momentos más duros de marzo, este hospital llegó a tener ingresados más de 200 pacientes con COVID-19. También se crearon nuevos comités de atención al paciente para estudiar los distintos pronósticos de la enfermedad y, en las consultas, “se pasó todo a telemático”. "Fueron días complicados pero la unión del equipo, la colaboración con el hospital y el respaldo del grupo Quirónsalud fue lo que nos permitió a asumir con éxito la carga assistencial", concluye el internista. 

Primeras semanas de incertidumbre y esfuerzo colectivo

Echando la vista atrás a este año, y con todo el camino ya recorrido, se ven con claridad los errores cometidos, la mayoría como consecuencia del desconocimiento y la improvisación forzada por el momento. No obstante, lejos de anclarse en ‘lo que se podría haber hecho’, el doctor Daniel Carnevali, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, prefiere subrayar que “toda la sociedad, y el ámbito sanitario en particular, realizó un esfuerzo colectivo para adaptarse a esta situación".

Dr. Daniel Carnevali.

Dr. Daniel Carnevali.

"Desde jefes de servicio hasta el personal auxiliar, sanitarios y no sanitarios, estuvieron presentes ayudando. Nadie se puso de perfil y todo el mundo hizo lo que pudo. Más que errores, destacaría la conciencia y la responsabilidad que todo el colectivo sanitario mostró en esta situación tan difícil y explosiva”. Aunque también es cierto que este esfuerzo ha pasado factura al colectivo, que “sigue al pie del cañón y no se rendirá, pero estamos agotados física y psíquicamente”, manifiesta el doctor Charte. Un informe de la SEMI revela que 8 de cada 10 internistas han visto incrementadas sus horas de trabajo en el hospital durante la pandemia. 

En algunos momentos al inicio de la pandemia, aspectos como la falta de medios diagnósticos pusieron de manifiesto carencias en el sistema sanitario e investigador, mostrando el papel estratégico de estos sectores para actuar ante una emergencia. El doctor Carnevali recuerda que “en España hemos visto que el sector biotecnológico no estaba preparado para esta pandemia y hemos sido muy dependientes del exterior. Hemos llegado con retraso a la posibilidad de incorporar tecnología diagnóstica, en particular las PCR, que tardaron en llegar y que al principio eran manuales y muy lentas. Eso ahora ha cambiado enormemente y casi todos los hospitales y laboratorios pueden realizar PCR de forma masiva”.

Estamos haciendo mucha consulta telefónica, que antes era excepcional

El doctor Charte durante la primera ola.

El doctor Charte durante la primera ola.

El aprendizaje exprés de esos primeros meses ha probado la capacidad de adaptación de los sanitarios y con ellos, también la del sistema. “La pandemia nos obligó a integrar cada vez más zonas del hospital para los pacientes COVID-19, lo que nos llevó a que el 90% de las personas que trabajaban en el hospital estuvieran dedicadas por completo a los pacientes con COVID-19”, cuenta Carnevalli. Como resultado, declara el internista, “hemos dejado a un lado particularismos de servicios. Todos se han puesto a trabajar al unísono. Eso requiere mucha capacidad de comunicación y de trabajo en equipo. Una de las mejores prácticas ha sido la posibilidad de diseñar equipos de trabajo multidisciplinares y multiprofesionales con una enorme eficacia”. 

Cambios que han llegado para quedarse

En apenas un año se ha pasado del desconocimiento absoluto sobre un nuevo virus a la llegada de varias vacunas para combatirlo. Se puede decir que el coronavirus ha impulsado nuevas formas de hacer medicina, por ejemplo en los métodos de diagnóstico. “La utilización cada vez más extendida de la tecnología molecular, en particular la PCR para el diagnóstico y seguimiento de muchas enfermedades infecciosas es una realidad que se ha popularizado con la COVID-19, pero eso va a ser explosivo. Tenemos paneles múltiples para el diagnóstico que nos va a permitir acelerar el diagnóstico de muchas enfermedades y su seguimiento”, señala el doctor Carnevalli. 

Siguen siendo necesarios muchos recursos para ser un pilar esencial en el sistema sanitario

Otro salto tecnológico que se ha dado en el ámbito asistencial, y que parece haber llegado para quedarse, es la telemedicina. “Estamos haciendo mucha consulta telefónica, que antes era excepcional, y que se incorporará para pacientes estables en los que venir a la consulta no aporta valor, como para ver resultados de pruebas o monitorizar parámetros. Pero el teléfono no va a sustituir la visita presencial de los pacientes que requieren ser vistos cara a cara”, asegura el internista. 

Con un problema de salud global como el coronavirus, “todo el sistema, público y privado, pone sus recursos al servicio de la sociedad”. Pero este debe ser un camino de ida y vuelta. La pandemia parece haber sacado del olvido los servicios de medicina interna, junto a otros como epidemiología o salud pública, pero el doctor Carnevalli concluye que siguen siendo necesarios “muchos recursos para que lleguen a ser un pilar esencial en la organización del sistema sanitario”.