Ilustración que destaca la posición del bazo en el cuerpo humano.

Ilustración que destaca la posición del bazo en el cuerpo humano. Archivo

Salud Anatomía

Así es el bazo: el pequeño órgano desconocido que mantiene a raya tus defensas

Es conocido por romperse durante los accidentes de tráfico, pero tiene muchas e importantes funciones necesarias para el organismo humano.

23 agosto, 2017 04:05

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El bazo es uno de los grandes desconocidos para el común de los mortales. Este pequeño órgano se encuentra situado en el abdomen, justo debajo del estómago y al lado del páncreas, en íntima relación con el hígado mediante un sistema venoso especial. Se suele hablar poco de él, e incluso se ha llegado a considerar inútil, pero tiene una serie de funciones imprescindibles para el ser humano.

Qué es y para qué sirve el bazo

El bazo tiene un tamaño de apenas 10-12 centímetros, con un peso aproximado de entre 150 y 200 gramos. Su color es rojizo debido a una de sus funciones principales: destruir células sanguíneas viejas, producir células sanguíneas nuevas y mantener cierta cantidad de reserva sanguínea para situaciones de emergencia.

Realmente, el bazo solo es una parte de un sistema más grande llamado sistema linfático, el cual contribuye a las funciones del sistema inmune corporal. Si bien, el bazo es el órgano principal de todo este sistema.

Así pues, además de ser el eje central de sistema linfático, el bazo tiene entre sus funciones limpiar o depurar la sangre -deshaciéndose de células viejas o muertas-, ayudar en la defensa frente a infecciones corporales, mantener el balance de líquidos general, producir células del sistema inmune y destruir las células de la serie roja -glóbulos rojos- dañados o viejos.

Qué enfermedades puede sufrir el bazo

Si el bazo funciona mal, tiende a un crecimiento excesivo o esplenomegalia, algo que lo hace más débil frente a daños externos o traumatismos -como las roturas de bazo típicas de accidentes de tráfico-. Las situaciones por las que crece el bazo son diversas, destacando algunos tipos de infecciones como el SIDA, la mononucleosis infecciosa o la leishmaniasis.

Por otro lado, también puede producirse hiperesplenismo, un exceso de funcionamiento del bazo que, en consecuencia, eliminará células sanguíneas con demasiada rapidez. Esto finalmente provocará que a nivel general existan menos células circulantes, sobre todo células como los leucocitos o las plaquetas.

Finalmente, el bazo puede sufrir hipoesplenismo o disminución de funcionamiento del mismo, lo cual puede llegar a provocar una disminución severa de las funciones del bazo.

Qué sucede si se extirpa el bazo

La extirpación de bazo o esplenectomía es típica de los accidentes de tráfico, donde el bazo tiende a la rotura, aunque también puede ser necesaria dicha cirugía por otras razones. Cuando se realiza una intervención de este tipo, un individuo sin bazo puede tener más riesgo de sufrir determinados tipos de infecciones -ya que el bazo cumplía funciones inmunitarias-.

Sin embargo, el organismo es capaz de adaptarse a la pérdida de este órgano, y sus funciones son realizadas por otros, como el hígado o los riñones.

¿Existe cáncer de bazo?

No, no existe el cáncer de bazo como enfermedad propia. Lo que sí existe es el cáncer del sistema linfático o linfoma, el cual se puede dividir en linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin.

Ambos tipos de linfoma afectan al tejido linfático, situado en los ganglios, el bazo e incluso en el hígado o la médula ósea. Normalmente tienden a situarse en un ganglio o grupo de ganglios determinado y posteriormente afectar al bazo y a otros ganglios corporales.

La diferencia entre ambos linfomas es la afectación inicial que producen, donde destaca la agresividad del linfoma no Hodgkin, que desde un inicio afecta a ganglios periféricos a su origen y viaja por el organismo de forma rápida y afectando a órganos externos al propio sistema linfático.