Un hombre golpea el despertador con un martillo.

Un hombre golpea el despertador con un martillo. Archivo

Salud Medicina del sueño

¿Madrugador o búho? El ritmo del sueño puede variar hasta 10 horas entre dos personas

Cada individuo posee su propio cronotipo, que determina si alguien se siente mejor al madrugar o al trasnochar. 

1 julio, 2017 17:45

Durante la adolescencia, la universidad, y sobre todo durante la edad adulta en pareja se empiezan a notar las diferencias entre los cronotipos o ritmos del sueño innatos que posee cada persona. Algunos son capaces de dormirse muy temprano y amanecer muy pronto, mientras que otros son búhos nocturnos y necesitan acostarse tarde para levantarse también más tarde.

Cada individuo posee su propio cronotipo, el cual determina si una persona se sentirá mejor levantándose pronto o tarde por las mañanas, o en algún punto intermedio. Anteriormente se hablaba de "madrugadores" o "buhos nocturnos" de forma resumida y extremista, pero un nuevo estudio publicado en PloS ONE arroja un poco de luz sobre el asunto: el ritmo del sueño entre personas puede variar hasta 10 horas.

Las diferencias en los ritmos del sueño

De hecho, según este nuevo trabajo a cargo de la Escuela de Salud Pública de Harvard, el cronotipo o ritmo del sueño puede variar durante la vida de un individuo. Los autores del trabajo sugieren que sus resultados deberían tenerse en cuenta para modificar los turnos de trabajo y los inicios de las clases en los colegios, los cuales deberían poder cambiar y adaptarse a los patrones naturales del sueño de las personas.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los cronotipos de 54.000 individuos de Estados Unidos de entre 15 y 64 años, los cuales realizaron encuestas de salud y trabajo entre 2003 y 2014.

Los autores del estudio definieron los cronotipos de cada persona usando la media de tiempo de sueño de cada uno de ellos: el punto medio entre que el individuo se duerme y se despierta. Así, para una noche de 8 horas de sueño, despertando a las 8 am, el cronotipo de sueño de esa persona serían las 4 am -el punto medio-.

Se usaron solo los datos de los fines de semana, minimizando así el error por culpa de los turnos de trabajo o los horarios de los colegios.

Según sus hallazgos, la distribución general de los ritmos de sueño detectados formaba una curva en forma de campana: el 50% de la población tenía puntos medios de sueño entre las 2:24 am y las 4:15 am, el 25% tenía un punto de medio de sueño temprano y anterior a dicho rango de horas, y el otro 25% tenía un punto medio de sueño posterior a dicho rango.

Los cronotipos según la edad y el sexo

Los investigadores detectaron que los cronotipos posteriores al rango medio, es decir, cuyo punto medio de sueño se situaba más allá de las 4:15 am, eran más comunes entre adolescentes, sobre todo aquellos con una edad de entre 17 y 19 años. Su cronotipo medio eran las 4:30 am.

Por otro lado, aquellos individuos con una media de 60 años situaban su cronotipo medio alrededor de las 3 am

Asimismo, se demostró que los patrones del sueño varían mucho más entre la adolescencia, sobre todo entre los 15 y los 25 años de edad. A medida que se envejece, dichas diferencias entre patrones del sueño se van estrechando.

Por otra parte, también se detectaron diferencias entre sexos: antes de los 40 años, los hombres suelen tener un cronotipo más tardío que las mujeres. Sin embargo, después de los 40 años, los relojes biológicos de los hombres cambian antes que los de las mujeres.

Según los investigadores, el hecho de que todos los individuos deban trabajar o acudir a clases en escuelas o universidades en un horario estándar es un error, ya que sus relojes biológicos sufren, y su salud puede verse afectada. Los trabajos a turnos se han relacionado, según anteriores estudios, con un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer e incluso con afectación de las funciones cerebrales.

Finalmente, los investigadores afirman que los tiempos de trabajo podrían flexibilizarse y adaptarse a estos cronotipos, manteniendo la productividad. Por su parte, en cuanto a los adolescentes se refiere, la solución fácil sería iniciar las clases una o dos horas más tarde, beneficiando así el ritmo del sueño de estos.