Andrew Bostinto, culturista centenario

Andrew Bostinto, culturista centenario

Nutrición

Andy, 100 años, levantador de pesas y mentor de Schwarzenegger: "Hay un único alimento que no tomo jamás"

Tras casi noventa años practicando el culturismo, Bostinto demuestra que la disciplina, el ejercicio y la dieta permiten envejecer de forma saludable.

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La imagen que solemos tener de la vejez rara vez incluye un par de bíceps definidos. Andy Bostinto rompe ese cliché. A sus 100 años y cuatro meses, este neoyorquino acaba de competir en un torneo de culturismo y se ha ganado el apodo de "el culturista más viejo del mundo". Sin embargo, para él, fue “solo otro show”.

Su longevidad se sostiene en una disciplina que ha guiado cada etapa de su vida, según cuenta Muscle & Fitness. Esa constancia, forjada entre las trincheras y el gimnasio, se apoya en una regla que nunca rompe: eliminar por completo el azúcar de su dieta.

Bostinto es un ejemplo de salud y perseverancia, pero también un testigo de la historia del siglo XX. A principios de año fue condecorado con la Estrella de Bronce por su servicio como sargento del Ejército estadounidense en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. “Nunca pensé que recibiría algo así”, reconoce con humildad.

Su físico, que él mismo describe "como una roca", es el resultado de casi nueve décadas de entrenamiento y de una alimentación austera. Rechaza los dulces con la misma firmeza con la que sostiene una pesa. Esa decisión le permite seguir entrenando cinco o seis días por semana con una energía que sorprende incluso a los más jóvenes.

“Hago una dieta que no me permite comer dulces porque es difícil mantenerse en forma”, admite. Dan Solomon, presidente del Mr. Olympia, le dedica su admiración. “Andy es la encarnación del estilo de vida fitness. Dedicó su vida a ser fuerte y estar en forma, y le está dando sus frutos. Tiene más energía a los 100 años que muchos de mis amigos de 40".

De la pobreza al Mr. Olympia

Nacido en 1925 en Nueva York, Bostinto creció en una familia humilde. A los 12 años ya entrenaba y a los 16 aparecía en revistas de culturismo. La disciplina fue su refugio y su manera de escapar de las limitaciones de su entorno.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, insistió en alistarse. Fue rechazado dos veces antes de ser aceptado y terminó sirviendo 29 años en el Ejército. Ni siquiera durante el servicio abandonó el entrenamiento.

Tras su retiro trabajó como entrenador personal de celebridades como Regis Philbin, Sir Patrick Stewart y Al Pacino. En 1977 ganó el título de Senior Mr. America y más tarde se convirtió en organizador y juez de competiciones. Vivió en primera fila las legendarias batallas entre Sergio Oliva y Arnold Schwarzenegger, que le recuerda cariñosamente como mentor, y, en 1979 fundó la National Gym Association (NGA), dedicada al culturismo natural y libre de dopaje.

A pesar de las heridas de guerra y de haber sufrido un derrame cerebral, Bostinto nunca abandonó el gimnasio. “Hago ajustes cuando es necesario", explica. Para él, la mente y el cuerpo deben trabajar al unísono. "Tienes que prestar atención a lo que haces en todo momento. Visualiza lo que quieres, luego pon tu mente en ello tanto como tus músculos".

La técnica lo es todo. "Flexiona el músculo, luego tira o levanta el peso. Eso lo hace más difícil, pero verás los resultados". De esta forma, su manera de entrenar es una lección de adaptación y constancia. Cada obstáculo, dice, es una oportunidad para perfeccionar la técnica y seguir avanzando.

El azúcar, enemigo del envejecimiento sano

Su estricta dieta sin azúcar tiene fundamento científico. Numerosos estudios vinculan el consumo excesivo de este ingrediente con el deterioro cognitivo, la fragilidad y el envejecimiento prematuro.

Según la Confederación Española de Alzheimer y otras demencias, el problema es global. Más del 90 % de los médicos asocian el exceso de azúcar con enfermedades que "cuestan billones a nuestras economías". La organización recuerda que la diabetes es un "modelo de envejecimiento acelerado".

Además, el azúcar también acelera el envejecimiento visible. A través del proceso de glicación, las moléculas se adhieren a las proteínas y deterioran los tejidos. Se estima que hasta un 25 % de las arrugas derivan de este fenómeno.

Su impacto en la fragilidad de la vejez también está demostrado. Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) observó que quienes consumían más de 36 gramos diarios de azúcares añadidos desarrollaban el síndrome de fragilidad el doble de veces que quienes ingerían menos de 15. Este síndrome se asocia con más caídas, discapacidad y muerte prematura.

Sin embargo, Bostinto, hasta el momento, se encuentra libre de todos estos riesgos. Y, no solo eso, sino que se ha convertido en un auténtico referente. Un siglo después de su nacimiento, sigue viajando, entrenando y desafiando el calendario. No se detiene a pensar en su edad. "¿Cuándo voy a parar? Les digo que dejaré de entrenar cuando deje de respirar", sentencia.