Boticaria García posando en un evento.

Boticaria García posando en un evento. IG vía @boticariagarcia

Nutrición

Boticaria García, nutricionista, avisa sobre el aceite de oliva en España: "Funciona como el ibuprofeno de forma natural"

El olocantal fue descubierto por casualidad por un investigador al que el aceite le sabía igual que el famoso antiinflamatorio.

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En el país del aceite de oliva, donde los olivos son casi una religión, la ciencia acaba de refrendar lo que muchos intuían al mojar pan en oro líquido: su poder curativo va más allá del sabor.

Un compuesto presente en el aceite de oliva virgen extra actúa en nuestro cuerpo de forma muy similar a un fármaco tan común como el ibuprofeno.

¿En qué se parecen el aceite de oliva y el ibuprofeno? La respuesta, lejos de ser poética, es bioquímica. Ambos son capaces de inhibir unas enzimas conocidas como ciclooxigenasas, responsables de producir compuestos relacionados con el dolor, la inflamación y la fiebre.

Como lo explicaba Boticaria García: "El ibuprofeno es capaz de inhibir, es decir, de impedir que funcionen una especie de tijeras que tenemos en nuestro cuerpo".

Estas 'tijeras moleculares', esenciales para la respuesta inflamatoria, también pueden desencadenar enfermedades cuando se activan de forma crónica.

En ese escenario entra en juego el olocantal, un compuesto natural del aceite de oliva virgen extra que actúa sobre las mismas enzimas que el ibuprofeno. Pero sin efectos secundarios conocidos y con el respaldo de miles de años de consumo.

El hallazgo de este 'ibuprofeno natural' no fue producto de una búsqueda dirigida, sino de una casualidad sensorial. Fue un investigador que, participando en una cata de aceite, se sorprendió por la sensación picante que le provocaba: "Le recordaba al del ibuprofeno".

Esa intuición gustativa lo llevó al laboratorio, donde desveló que no era una coincidencia: había una similitud molecular y funcional.

El olocantal fue descubierto en 1992, pero no fue hasta 2005 cuando se estableció que compartía mecanismo de acción con el ibuprofeno. Un lapso que habla tanto de la complejidad de la bioquímica como del misterio aún latente en muchos alimentos tradicionales.

Este mecanismo compartido otorga al aceite de oliva virgen un potencial terapéutico de gran interés en medicina preventiva.

En concreto, su efecto antiinflamatorio podría ser protector frente a enfermedades relacionadas con inflamación crónica, como ciertos tipos de cáncer y trastornos neurodegenerativos. La ciencia de la alimentación empieza a entender cómo lo que comemos puede ser también lo que nos cura.

El concepto de 'alimento funcional' cobra así un nuevo sentido. En lugar de recurrir a suplementos o medicamentos, algunas estrategias de salud pública apuntan a integrar compuestos naturales con actividad farmacológica en la dieta habitual. El aceite de oliva virgen no es solo una grasa saludable, sino un vehículo de principios activos naturales.

Maravillas por descubrir

Sin embargo, no todo vale: el olocantal está presente exclusivamente en el aceite de oliva virgen extra, obtenido por extracción mecánica y sin procesos químicos. No todos los aceites del supermercado contienen esta sustancia. Elegir bien el tipo y origen del aceite es clave para obtener estos beneficios.

Este descubrimiento también plantea preguntas sobre cuántos compuestos bioactivos aún desconocemos en alimentos tradicionales.

Como se pregunta Boticaria García: "¿Cuántas maravillas nos quedan por descubrir del aceite de oliva?" La ciencia, como la gastronomía, aún tiene mucho que aprender del pasado.

De hecho, refuerza la importancia de conservar métodos artesanales y materias primas no ultraprocesadas. La modernidad no ha logrado replicar la complejidad natural de muchos compuestos que aparecen, no por azar, sino por evolución y selección cultural durante siglos.

El hallazgo del olocantal no solo ha despertado el interés de los nutricionistas, sino también de farmacólogos y epidemiólogos que investigan alternativas naturales a la medicación crónica.

En un contexto donde el abuso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) genera preocupación por sus efectos secundarios –desde úlceras gástricas hasta riesgos cardiovasculares–, el uso cotidiano de compuestos como el del aceite virgen extra podría reducir la necesidad de recurrir a estos fármacos, siempre dentro de un enfoque dietético supervisado.

En cuanto al ibuprofeno, es uno de los AINE más utilizados a nivel mundial por sus propiedades analgésicas, antipiréticas y antiinflamatorias. 

Lo cierto es que actúa mediante inhibición reversible y competitiva de las enzimas ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2), reduciendo la formación de prostaglandinas y tromboxanos, lo que alivia el dolor, la fiebre y la inflamación. Al igual que la combinación a la que se refiere la experta.

Es empleado para tratar cefaleas, molestias musculares, dolor postquirúrgico, dismenorrea o procesos inflamatorios crónicos como la artritis, con una dosis típica de hasta 1.200 mg al día en adultos. Su perfil de seguridad, aunque bien establecido en dosis recomendadas, puede verse comprometido por uso prolongado o excesivo, provocando efectos adversos gastrointestinales, renales o cardiovasculares.

En cuanto a España, el consumo de ibuprofeno es notable tanto por su volumen como por su patrón de uso. Más de ochenta millones de envases se adquieren al año, y tras analizar los datos, se estima que más de ocho millones de personas ingieren diariamente dosis superiores a las recomendadas.

Se observa además una preferencia por presentaciones de 600 mg, que representan cerca del 80 % del total frente a un escaso 4,9% que opta por las de 400 mg, mientras que en el resto de Europa estas proporciones son inversas.

Esta tendencia ha llevado a limitar su venta sin receta médica a dosis mayores, y ha generado alertas por el abuso de este fármaco y sus consecuencias para la salud pública. De ahí que está solución pueda ser un buen sustituto.