La experta en nutrición Cristina Segura avisa a España sobre los frutos secos: "A partir de ahora, los lavarás siempre primero"

Los frutos secos destacan por ofrecer numerosos beneficios para la salud. En España, la Sociedad Española del Corazón confirma que su consumo habitual, dentro de una dieta equilibrada, se asocia a una menor prevalencia de enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico.

Sin embargo, existe un gesto sencillo que muchos españoles pasan por alto y que podría marcar la diferencia a la hora de consumirlos: lavar los frutos secos antes. "Seguramente no lo hayas hecho nunca pero desde hoy comiences a hacerlo", explica la experta en nutrición Cris Segura.

Segura señala que, aunque parezcan limpios, los frutos secos pueden contener restos de pesticidas, polvo del almacenamiento o de su manipulación. Esto no solo compromete su pureza, sino que también podría explicar molestias digestivas tras su consumo.

"Alguna vez te has preguntado ¿Pero por qué me sientan mal los frutos secos si son super sanos? Pues puede que esta sea una de las razones", añade. La sencilla acción de dejarlos en remojo, así, puede ayudar a evitar compuestos indeseados.

Pero el beneficio no acaba ahí. "Muchos frutos secos contienen fitatos y oxalatos que dificultan la absorción de minerales como el hierro, el calcio o el magnesio", explica Segura.

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Al lavar o dejar en remojo los frutos secos, se consigue reducir estos compuestos antinutrientes. "Al lavarlos o mejor aún, al dejarlos en remojo, ayudan a reducir estos compuestos", asegura.

Este proceso, además, mejora la digestibilidad de los frutos secos. "De esta manera se activan las enzimas, mejora la digestión de los frutos secos", concluye Segura. Además la experta también aconseja consumirlos tras un previo tostado para enriquecerlos aún más: "Quedan absolutamente brutales", aconseja.

Riesgos de consumir frutos secos sin lavar

A esta recomendación de la experta en nutrición Cris Segura, se suman además otros datos como los de un informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicado en 2020. En este se advierte de la presencia de residuos de pesticidas encontrados en diversos alimentos, incluidos los frutos secos. Esto subraya la importancia de lavarlos adecuadamente para reducir la exposición a estos compuestos.

Otro estudio de la Universidad de Granada revela que en alimentos como cereales y frutos secos, incluidos cacahuetes y pistachos se han llegado a encontrar niveles detectables de aflatoxinas, unas toxinas producidas por hongos que proliferan si el almacenamiento no es el adecuado. La Organización Mundial de la Salud clasifica estas sustancias como potencialmente carcinógenas.

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Además, investigaciones recientes subrayan que lavar o remojar los frutos secos reduce de manera significativa la carga de microorganismos patógenos y restos químicos. Un gesto simple que podría mejorar la seguridad de su consumo diario.

Por todo ello, los expertos insisten en la importancia de lavar los frutos secos antes de consumirlos. Especialmente aquellas personas con el sistema inmunitario comprometido.

Beneficios del consumo de frutos secos

El consumo regular de frutos secos previamente lavados, no solo aporta grasas saludables, sino también una buena dosis de proteínas, fibra, vitaminas y minerales esenciales. Diversos estudios han demostrado que incluirlos en la dieta ayuda a reducir el colesterol LDL, conocido como "colesterol malo" y mejora la salud cardiovascular.

También se asocian a un mejor control del peso corporal, gracias a su efecto saciante y a una menor incidencia de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2. Al contener antioxidantes, los frutos secos contribuyen a combatir el estrés oxidativo y la inflamación, factores clave en el envejecimiento y en el desarrollo de patologías crónicas.

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Incluir un pequeño puñado de frutos secos al día, dentro de una alimentación equilibrada y variada, es una estrategia clave para mejorar la calidad de vida.

En cuanto a la cantidad recomendada, los expertos sugieren consumir entre 20 y 30 gramos diarios, lo que equivale aproximadamente a un pequeño puñado. Esta dosis permite aprovechar sus beneficios sin añadir un exceso de calorías a la dieta.