El neurólogo Jonathan Benito (Kim van Vuuren/Pexels)

El neurólogo Jonathan Benito (Kim van Vuuren/Pexels)

Nutrición

Jonathan Benito, neurólogo: "La mayoría de gente no sabe la verdadera razón del uso del sorbete en las bodas"

No se trata solo de un truco culinario para pasar de un plato a otro, explica el especialista, sino de provocar un fenómeno fisiológico.

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P. Fava
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En medio de un opíparo banquete para una ocasión especial como una boda, es costumbre ofrecer lo que viene a conocer como un 'digestivo', alguna bebida -que va desde las infusiones al licor- que debería ayudar con la digestión y el tránsito de una cantidad de comida mayor de lo habitual. El famoso sorbete, a menudo de limón, que se sirve en las nupcias, es un clásico.

Pero, ¿de dónde viene la costumbre de servir este refrigerio en mitad de la comida, y qué función cumple realmente? Muchos creen que su función es 'limpiar' el paladar y preparar al comensal para degustar otro plato principal. Pero según explica el neurólogo y divulgador Jonathan Benito en su cuenta de Instagram, se trata en realidad de ayudar a vaciar el estómago para seguir comiendo.

"Todo el mundo se dice que el sorbete de las bodas es para pasar de la carne al pescado. Bueno, el origen es un poquito más turbio", explica el especialista. "Precisamente cuando llega el agua fría a la parte del píloro -uno de los dos cierres, junto al cardias, que tiene nuestro estómago-, este se abre, dejando pasar el contenido estomacal al intestino delgado".

Esto provoca que el estómago se "vacíe un poquito" -lo que se conoce como 'vaciamiento gástrico', provocando "más hambre". Cuando este fenómeno sucede con rapidez, es un factor de riesgo para sufrir obesidad y trastornos metabólicos, ya que la persona nunca termina de sentirse saciada tras las comidas y termina 'picando' a todas horas. Sin embargo, en el contexto puntual de una celebración, la costumbre del sorbete no es perjudicial en principio.

Si ocurre lo contrario, y el esfínter pilórico no se relaja para permitir el tránsito de la comida digerida, aumenta la presión dentro del estómago por la acumulación y se producen los típicos síntomas de la indigestión. Hablamos de sensación de saciedad temprana tras la ingesta (“no puedo más, estoy lleno”), dolor abdominal, náuseas y vómitos.

La segunda de las válvulas de nuestro estómago, el cardias, también puede causarnos trastornos. El reflujo gastroesofágico se produce cuando este esfínter esofágico inferior no realiza bien su función y deja pasar el contenido del estómago al esófago. Esto se acentúa en personas obesas y embarazadas, por el aumento de presión abdominal.

Todos estos problemas son más frecuentes a medida que se realizan más atracones, por lo que la ingesta exagerada de comida debería reservarse, si acaso, para ocasiones especiales. No obstante, los especialistas también advierten sobre otra costumbre perniciosa: dejar de comer horas antes del banquete para llegar "vacíos" a la cena y comer sin límite.

Ayunar para tratar de compensar los atracones tiene un efecto contrario al deseado, advertía el nutricionista Pablo Ojeda, porque aumenta la ansiedad, que muchos buscan calmar con consumos compulsivos de comida. Esta ingesta descontrolada y la ineficaz gestión del apetito impiden disfrutar culinariamente, y son un nuevo factor de sobrepeso que impiden controlar los kilos.