Pescados y marisco de un mercado madrileño

Pescados y marisco de un mercado madrileño

Nutrición

Los nutricionistas alertan sobre el consumo de este pescado: "No todos los tipos tienen la misma cantidad de mercurio"

El mercurio puede generar daños en el sistema nervioso central, provocando síntomas como la cefalea, el insomnio y problemas cognitivos.

Más información: Ni atún ni salmón: el pescado típico en España que debes evitar por su alto contenido de mercurio y plomo

J. Rodríguez
Publicada
Actualizada

El pescado es una de las mejores fuentes de proteínas de la naturaleza y una pieza clave tanto en la gastronomía de España como en la dieta mediterránea. Esto no se debe sólo a su buen sabor, sino a que aporta tanta proteína como la mayoría de carnes, pero además tienen un buen perfil de grasas: los pescados blancos tienen muy pocas y los azules, grasas cardiosaludables que previenen enfermedades letales.

Por tanto, comer pescado y, sobre todo, pescado azul es un paso imprescindible dentro de las dietas de las personas que buscan cuidar su corazón. Sus ácidos grasos insaturados, como el famosísimo omega-3, contribuyen a mejorar los niveles de colesterol en nuestra sangre. Reducen los niveles de colesterol LDL, conocido como malo, y aumentan el colesterol HDL, el bueno.

Ahora bien, a pesar de ser muy recomendables existen algunos pescados que no son aptos para el día a día. Algunos de estos son los productos a base de pescado que han sido ultraprocesados en la industria alimentaria, pero también aquellos que son especialmente ricos en mercurio. Por desgracia, algunos de los pescados con más cantidad de este metal pesado son opciones habituales en nuestra dieta.

El mercurio es un metal pesado que se encuentra de manera natural en el medio ambiente: puede llegar al mar por la erosión de minerales o por otros fenómenos como la erosión de minerales. Sin embargo, una buena parte se debe a la actividad humana, como la quema de carbón o el tratamiento de residuos y vertidos industriales. Cuando llega a los ecosistemas acuáticos, el mercurio puede ser transformado en metilmercurio.

El metilmercurio es el derivado que, con más facilidad, puede terminar adherido a los tejidos de los animales acuáticos que luego consumimos. Los pescados que acaban recibiendo una mayor cantidad de mercurio son aquellos de mayor tamaño y esto se debe a que son especies longevas que se van alimentando de peces más pequeños. Al final, el mercurio se va traspasando de los organismos más pequeños a los más grandes por la cadena trófica.

Pescados grandes

Y en lo alto de esa cadena trófica se encuentra un pescado de gran tamaño que nos encanta: el atún rojo. La carne de este animal es, por tanto, una de las que con más probabilidad puede acumular cantidades problemáticas de este metal pesado, que puede ocasionar síntomas en el sistema nervioso central. Es especialmente peligroso para las mujeres embarazadas ya que puede llegar a la placenta y a la leche materna.

La exposición prolongada o en concentraciones elevadas puede conllevar síntomas como temblores, insomnio, pérdida de memoria, cefaleas, trastornos neuromusculares y alteraciones cognitivas. Por esta razón, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha pedido que los menores de 10 años y en mujeres embarazadas se abstengan de consumir pescados como el atún rojo para evitar estas consecuencias.

"La cantidad de mercurio tolerable que podemos tomar a la semana son 1,6 microgramos por kilogramo de peso corporal. Una persona de unos 70 kilos podría consumir entre 115 y 120 microgramos aproximadamente sin que supusiera un problema", explica el nutricionista Saúl Sánchez en un vídeo para redes sociales.

Los adultos sanos pueden comer estos pescados sin restricciones, pero las autoridades sanitarias recomiendan consumir en mayor medida pescados azules más pequeños en su lugar, como las sardinas. ¿Qué pasa con el atún que consumimos en lata y, probablemente, del que más abusamos? Tiene un menor riesgo de exposición al mercurio porque se hace con especies más pequeñas, como el atún claro, y por tanto no es tan peligroso.

"No todos los tipos de atún concentran la misma cantidad de mercurio en su interior. El de aleta amarilla es el que menos cantidad tiene aportando aproximadamente 20 microgramos por lata. Si no vamos al atún claro, que es el más extendido, la dosis asciende a 35 o 40 microgramos por lata. Y el atún rojo es el que tiene una concentración más elevada, pudiendo llegar a los 50 microgramos", continúa Sánchez.

En este sentido, la Universidad de Murcia publicó un estudio en el que señaló que la presencia destacada de selenio en el atún rojo ayuda a contrarrestar los efectos negativos que tiene el mercurio en el organismo. En cualquier caso, los pescados azules más saludables siguen siendo los de menor tamaño, que cuentan con las ventajas de la grasa cardiosaludable y no presentan riesgo de intoxicación por mercurio.