Bocadillos de tortilla y de ensaladilla.

Bocadillos de tortilla y de ensaladilla.

Nutrición

El alimento con fama de saludable en España que los médicos piden eliminar de tus cenas

Cuando pensamos en qué podemos cenar durante el día a día buscamos platos que sean sencillos de preparar, pero no siempre que sean saludables.

6 julio, 2022 03:23

Mientras que a la comida le dedicamos algo más de imaginación y trabajo, en el caso de la cena nos solemos conformar con cualquier cosa. Un yogur y una fruta, una ensalada rápida con una lata de atún o un sándwich suelen ser las opciones más habituales en España. Todas estas opciones coinciden en que son ligeras, fáciles de preparar y parecen saludables. Pero, ¿son realmente buenas para nuestra salud?, ¿qué deberíamos tomar para cenar y acabar bien el día?

Las cenas ligeras o escasas no son un problema en sí mismas siempre y cuando hayamos consumido los nutrientes necesarios durante el día. Según la Universidad de Harvard, la mitad de lo que tomamos al día deben ser frutas y verduras, la otra mitad, proteínas saludables y cereales integrales. Es decir, que, si lo que queremos es comer saludable, podemos cenar lo que queramos siempre y cuando mantengamos esta proporción. De hecho, las cenas frugales —y tempranas— se relacionan con una mejor calidad del sueño.

Por lo general, se suele recomendar que la cena esté compuesta más por proteínas que por carbohidratos, ya que estos últimos aportan energía que es más importante en las primeras horas del día que unas horas antes de irnos a la cama. Por esta razón, es mejor reservar los alimentos con más proteínas —y, preferiblemente, que no sean carnes rojas ni procesadas— para la cena junto a las frutas y las verduras. Las cenas rápidas pueden alejarnos de esa compensación a lo largo del día de los diferentes nutrientes.

Jamones del supermercado

Además, existen cenas rápidas a las que estamos acostumbrados y, aunque tienen fama de ser saludables, realmente no lo son. Los sándwiches de jamón y queso son un buen ejemplo de este tipo de cenas: en muchos hogares de España se guardan paquetes de pan de molde, fiambre de jamón y lonchas de queso para preparar uno de estos cuando tenemos poco tiempo. A pesar de que el jamón y el pan de molde se han recomendado en dietas de adelgazamiento o como dieta blanda, no son alimentos saludables.

El jamón cocido es uno de los alimentos con los que más familiarizados estamos y, por eso, solemos pensar que es saludable. Sin embargo, es una carne procesada y, por tanto, deberíamos evitarla en la medida de lo posible. En el supermercado existe una gran variedad de estos jamones y algunos son peores que otros. Los mejores del supermercado son los que se anuncian como jamón cocido extra —que están compuestos casi en su totalidad por carne— y los peores, los fiambres.

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Estos últimos suelen contener un escaso porcentaje de jamón y el resto de su composición está formada por ingredientes de relleno como son los almidones e, incluso, los azúcares. Si bien el jamón cocido y el fiambre son, igualmente, carnes procesadas, este último se encuentra en un nivel inferior en cuanto a calidad nutricional. El consumo habitual de carnes procesadas —curados, embutidos, ahumados, en salazón— aumenta el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pan y queso

El pan de molde también es otro de los ingredientes que se ha considerado ligero e, incluso, saludable desde hace décadas. Sin embargo, está elaborado en la mayoría de ocasiones con harinas refinadas que hacen que, de base, sea un alimento con un alto índice glucémico. Pero, además, contiene muchos más ingredientes que los panes tradicionales. Aunque muchas marcas lo están retirando, el pan de molde se suele elaborar utilizando azúcar. También contiene grasas refinadas, almidones y varios aditivos.

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Es decir, que se trata de un alimento ultraprocesado que debemos consumir lo menos posible. Muchas veces pasamos por la plancha o tostamos los panes de nuestros sándwiches y debemos tener en cuenta que se trata de un alimento que puede generar una alta proporción de acrilamidas, que se relacionan con un aumento del riesgo de cáncer. Esto se advierte cuando el pan toma una tonalidad marrón o, incluso, negra debido al exceso tratamiento térmico. Esto sucede porque su composición contiene una alta proporción de almidón.

Por último, el queso que utilizamos para los sándwiches se puede encontrar en formatos muy diferentes, algunos más saludables que otros. Sin embargo, son los quesos fundidos los que suelen ser los preferidos a la hora de preparar estas cenas. En estos productos se encuentran habitualmente almidones, grasas y proteínas de la leche, sales de fundido y aditivos. Es decir, que también es un producto procesado. Por estas razones, deberíamos desterrar el sándwich de jamón y queso de nuestras dietas habituales.