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Nutrición Lácteos

El yogur de Mercadona perfecto que recomiendan los entrenadores: bajo en calorías y rico en proteína

Se trata de una opción que arrasa desde hace años entre quienes buscan lácteos con buenas propiedades y bajo contenido en azúcar.

12 marzo, 2022 12:13

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Los consumidores hemos aprendido en los últimos años que con hablar de 'yogur' no basta: los 'apellidos' importan. Así, al abrirnos paso entre la enorme oferta de todos los colores en la sección de postres, es conveniente evitar aquellos 'azucarados', con 'sabores' o 'trozos de fruta', porque muy probablemente tendrán mucho más azúcar del recomendable. Y por ese mismo motivo, algunos yogures grasos serían mejores opciones, ya que las grasas saturadas de los lácteos -en el yogur griego, por ejemplo- tienen un perfil más saludable que las alternativas endulzadas para aportarles sabor. 

Y si bien es cierto que hay consumidores que prescinden del consumo de derivados de la leche -por problemas de intolerancia o alergia, o por preferir alternativas, animales o vegetales, a los nutrientes esenciales que aportan-, lo cierto es que los alimentos a base de leche fermentada aportan beneficios únicos. Incorpora un efecto probiótico, es decir, un refuerzo de microorganismos saludables para nuestra microbiota intestinal que refuerzan las defensas, mejoran nuestro estado de salud general y previenen contra el sobrepeso y los problemas metabólicos.

Además, estos productos lácteos son una excelente plataforma para la ingesta de proteínas, ya que la fermentación de parte del azúcar en ácido láctico potencia sus beneficios y las vuelve más digeribles. Es por eso por lo que la gama '+Proteínas' de Hacendado en Mercadona incluye varios formatos, de la crema de natillas a la de limón, pasando por las mousses de vainilla o chocolate. La popularidad de esta línea, sin embargo, se remonta al lanzamiento del formato '+Proteínas con arándanos' que, junto con el de mango, arrasan desde hace años entre quienes buscan alternativas más saludables a los yogures de frutas.

Lo ideal desde el punto de vista nutricional sería adquirir un yogur 100% natural - es decir, el que solo contiene leche, fermentos lácticos y opcionalmente leche en polvo o nata- y añadirle fruta fresca que hayamos cortado en trozos. Sin embargo, si vamos a optar por uno que ya incorpora fruta de serie, es imprescindible que su contenido en azúcar"no sea superior a 4-5 gramos por cada unidad de 125 gramos" según explicaba la dietista-nutricionista Isabel Pérez, responsable del centro Nutrisalud Dietética

¿Por qué esa cantidad? Porque es la que equivale a los azúcares naturales de la lactosa que estarían presentes de base. En el caso del lácteo de arándanos, encontramos 5,52 gramos por cada tarrina, ligeramente por encima de lo ideal pero mucho más tolerable que los 20 gramos de azúcar añadido que incorporan algunos postres lácteos según denunciaba la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Más del 90% de los yogures, según un estudio publicado en 2018, tienen una cantidad de azúcar mayor a la recomendada.

En cualquier caso, los '+Proteínas' se pueden compensar con su versión sin fruta, que solo tiene 3,7 g de azúcar por tarrina; en cualquiera de las opciones, facilitan mantenernos en el límite de 25 gramos que recomienda la Organización Mundial de la Salud al día. A cambio, obtendremos 9,96 g de proteínas, una excelente manera de ayudar a alcanzar los 50 gramos de este nutriente que se recomiendan de medida para un adulto al día. Según el portal independiente Open Food Facts, es un 123% más de lo que aportaría un yogur de frutas.

Finalmente, al contrario que con otros yogures en donde la 'fruta' es en realidad una mezcla de colorante y saborizante, estos lácteos contienen un 7,5% de arándanos. Aunque lo ideal de nuevo es la fruta entera, esta cantidad bastante interesante ya nos permite beneficiarnos de parte de sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios de esta apreciada "bomba" de polifenoles flavonoides, antocianos y carotenoides. El total de uno de estos 'yogures de proteínas' es de unas 65 kilocalorías, lo que ayuda a no 'pasarnos' de las 2.000 diarias que constituyen lo recomendable para un adulto.