Una mezcla preparada de frutos secos.

Una mezcla preparada de frutos secos. Pixabay

Nutrición

Estas son las peores almendras del súper: el peligro de comerlas a menudo

No todos los frutos secos son iguales. Hay que tener en cuenta algunas claves para elegir los más sanos. Un adelanto: evitar los salados. 

18 febrero, 2021 02:29

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Los frutos secos son uno de los aperitivos sanos por excelencia. Tanto es así que los nutricionistas recomiendan incorporarlos a la dieta para obtener los beneficios de sus grasas insaturadas (o sea, saludables). Pero por ser un alimento rico en grasa, aún sobrevive la falsa creencia de que engordan, algo que los expertos en alimentación desmienten. Si la ingesta se limita a un puñadito al día no hay que preocuparse por el aumento de peso, es más, son perfectamente recomendables para dieta de adelgazamiento. Ahora bien, no todos los frutos secos que venden en los supermercados en España son iguales de sanos. Hay que tener en cuenta algunas claves para elegir los más interesantes para la salud. Un adelanto: evitar los salados. 

Analicemos un caso concreto, por ejemplo, las almendras. En el súper se venden envasadas al natural, tostadas sin sal añadida pero también otras versiones menos recomendables como las tostadas con sal o fritas. O sea, pasamos de tener un alimento libre de sal (en los dos primero casos) a otros que pueden contener unos 5 gramos de sal por cada 100 gramos de almendra. ¿En qué se traduce esto para la salud? Pues bien, en que si compramos las almendras saladas para tomar un puñadito en la merienda, que pesará alrededor de 20 gramos, nos estaremos tomando algo más de un gramo de sal, o sea, una quinta parte de la cantidad total recomendada al día (menos de 5 gramos o menos de una cucharadita). 

Un gramo de sal puede parecer una cantidad pequeña si se valora de forma aislada, pero lo cierto es que el exceso de sal no es la excepción sino la norma de la alimentación del siglo XXI. Es decir, se trata de uno de los mayores defectos de la alimentación en la actualidad algo favorecido por la proliferación y gran disponibilidad de alimentos preparados, también ricos en otros componentes nada interesantes como grasas saturadas, grasas trans y azúcar. Al mismo tiempo, ahora se consumen menos frutas, verduras y cereales integrales, que son la base de una dieta sana. 

¿De dónde sale tanta sal?

De vuelta a la sal, hoy la mayor parte de las personas consumen demasiada y esto puede desencadenar problemas para la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que la cantidad recomendada es de menos de 5 gramos al día, la mayoría llega a ingerir entre 9 y 12. Entre los problemas de salud que puede provocar el alto consumo de sal: hipertensión (o favorecerla) y aumentar considerablemente el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Pero, ¿de dónde sale tanta sal? Pues bien, tanto de los alimentos procesados, ya sea porque son ricos en sal, por ejemplo, los platos preparados, las carnes procesadas como el bacon, el jamón york y el salami, quesos, aperitivos salados como las almendras, fideos instantáneos, etc, o porque suelen consumirse en grandes cantidades como es el caso del pan. También hay que contar con la que se añade a los alimentos cuando cocinamos en casa en forma de caldo o cubitos de caldo o bien en la mesa, por ejemplo la salsa de soja o sal de mesa.

Para entender la magnitud del problema que representa el alto consumo de sal, hay que señalar que la OMS ha marcado el objetivo de reducir en un 30% su consumo entre la población mundial de aquí a 2025. Se estima que se podrían evitar 2,5 millones de muertes cada año si el consumo de sal en el mundo se redujera al nivel recomendado.

Reducir el consumo 

Así, una de las medidas para reducir el consumo de sal es evitar estos alimentos procesado que llevan sal añadida, entre ellos los frutos secos salados innecesariamente. Así se lo confirmó a este diario  la dietista-nutricionista Sara López Oliva, colegiada del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (CODINMA): No es recomendable comprar frutos secos salados porque "estaríamos incrementando la sal del producto que vamos a consumir y eso no es bueno, ni tampoco comprarlos fritos porque normalmente, suelen estar fritos con aceites de mala calidad". 

Si la dieta está compuesta sobre todo por alimentos frescos (verduras, frutas, legumbres, frutos secos al natural, pescado, huevos, etc), cocinamos en casa y solo de forma ocasional se incluye algún procesado sano (por ejemplo, un guacamole ya preparado) y evitamos los frutos secos salados, embutidos, sopas de sobre, la bollería industrial, las salsas o las pizzas precocinadas, tendremos mucho terreno ganado y estaremos evitando ingerir mucha sal innecesaria. 

La sal es la principal fuente de sodio de nuestra dieta, aunque también lo aporta el glutamato de sodio, un aditivo muy presente en alimentos procesados. Se trata de un nutriente necesario para el organismo, presente de forma natural en frutas y verduras, pero que en exceso no permite la absorción de potasio y, como señalamos, puede pasar factura a la salud.

Una vez aclarado que hay que elegir frutos secos al natural o tostados, hay que señalar otra manera de consumirlos de forma saludable: las cremas de frutos secos.  Aunque, de nuevo, no sirve cualquiera. Las más saludables son aquellas elaboradas al 100% con frutos secos, algo de lo que habrá que asegurarse mirando la etiqueta.