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    El valor de estar actualizado en nutrición

    El interés por la nutrición y la dietética es una tendencia con poco tiempo. Mientras que antes se comía para tener energía o para disfrutar la comida, cada vez más personas son conscientes de que una buena alimentación proporciona salud y bienestar. En esta transición hacia el consumo inteligente, ciertos alimentos han sido demonizados y endiosados. Y es más, algunos de los productos prohibidos han sido redimidos tras entender mejor su papel en la dieta.

    Aitor Sánchez García, dietista-nutricionista, tecnólogo de los alimentos y autor del blog Mi dieta cojea, admite en una publicación que es fácil encontrar información contradictoria sobre nutrición. Los profesionales que no renuevan su información, ciertos intereses de la industria, grupos de alimentos que todavía no se conocen en profundidad y términos que se malentienden son algunos de los factores que favorecen este galimatías.

    El experto explica también que "comer es un acto político". Es decir, las religiones, la búsqueda de la sostenibilidad u otros factores condicionan las elecciones nutricionales de una gran parte de consumidores. Los nutricionistas, en este sentido, deben adaptarse a ellos. Sin embargo, Sánchez también habla de extremistas y fanáticos que optan por alimentaciones radicales, como, por ejemplo, consumir sólo comida cruda. Las recomendaciones de este tipo de nutricionistas "no buscan la evidencia científica objetiva que pueda contribuir a un mayor entendimiento del área, sino a justificar únicamente su postura".

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    Los huevos

    Los rumores de que los huevos son un alimento saludable se remontan a la década de 1990. Sin embargo, nadie quería escucharlos. Para la mayoría de las personas se trataba de un alimento con un alto contenido en colesterol y que, por lo tanto, podía suponer un desencadenante de enfermedad cardiovascular. A pesar de que los huevos contienen colesterol, la relación entre su consumo y los problemas cardiovasculares es débil.

    De hecho, la concentración de colesterol en sangre estaría motivada en mayor medida por el consumo de grasas saturadas en vez de por el consumo del propio colesterol, según cuenta Javier Nicolás García, médico internista de la Clínica Universidad de Navarra, en este artículo de EL ESPAÑOL. El estudio que zanjó la cuestión sobre las bondades del huevo se realizó en 2016. Se trató de un metanálisis publicado en Journal of the American College of Nutrition que llegó a la conclusión de que el huevo no se asociaba con la enfermedad cardiovascular y, de hecho, su consumo reducía en un 12% el riesgo de ictus.

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    La leche

    Esta bebida siempre se ha considerado como un alimento muy importante para la salud. Era fundamental para que los huesos estuviesen fuertes y también para crecer. De esta manera, la leche ha protagonizado desayunos, sobremesas, meriendas y cenas. Hace unos años, sin embargo, se observó que no era un producto imprescindible y que sus nutrientes podían ser obtenidos a través de otros alimentos.

    En este artículo de EL ESPAÑOL, se explica que en ese momento el debate se polarizó y surgió un grupo de consumidores que consideró a la leche como un alimento dañino. Decían -y algunos todavía dicen- que no se digiere y que contiene hormonas y medicamentos. El mismo artículo concluye que la leche no es ni perjudicial ni imprescindible y explica que es positivo consumir diariamente dos raciones de esta bebida.

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    El marisco

    Los bichos del mar siempre se han asociado al colesterol o al ácido úrico. Pero eso no nos hacía temerlos. El precio de estos alimentos nos hacía suponer que sólo las personas más adineradas podían comer tanto marisco como para enfermar. Sin embargo, ahora sabemos que sus efectos en la salud pueden no ser tan perjudiciales.

    Tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL, los mariscos suelen tener un nivel bajo de calorías y cuentan con aportes de proteínas similares a los de algunos pescados. En el caso de gambas y langostinos, el colesterol y otros productos nocivos se encuentran en la cabeza, por lo que, si no se consume, uno de estos alimentos puede tener un contenido colesterol similar al de los calamares.

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    El pescado azul

    Hasta donde alcanza la memoria de muchos, el salmón, el atún o el boquerón son alimentos muy sanos. Todos ellos son pescados azules, que son aquellos que tienen una proporción de grasa superior al 5%. Pero eso sí, de grasas positivas. La más famosa de ellas, el omega-3, un ácido graso con grandes beneficios para la salud cardiovascular.

    Sin embargo, hubo un tiempo en el que no estábamos familiarizados con el omega-3 y, de hecho, odiábamos cualquier tipo de grasa. Pensábamos que todas eran malas. Este artículo de EL ESPAÑOL recuerda cómo entre las décadas de 1960 y 1970 se desaconsejaba el pescado azul por su contenido alto en grasas. En ese momento se ignoraba el papel fundamental de las grasas saludables en el cuerpo.

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    Los frutos secos

    Otros grandes afectados por esta grasofobia fueron los frutos secos. Durante años fueron considerados como alimentos que aumentaban el peso de quienes los tomaban. Es cierto que los frutos secos son alimentos con una alto valor energético: se caracterizan por contar con un alto número de calorías. Gran parte de ellas provienen de las grasas, pero, al igual que en el caso del pescado azul, se trata de grasas saludables.

    Un artículo científico publicado en 2017 en European Journal of Nutrition desterró el mito de que los frutos secos engordan. De hecho, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL, estos alimentos contribuyen a la pérdida de peso y a evitar la obesidad. Muchos frutos secos, además, contienen una buena proporción de omega-3, que tiene efectos cardioprotectores.

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    El aceite de oliva

    Que no nos toquen a los españoles nuestro aceite de oliva. Este oro líquido es la base de nuestra dieta mediterránea, aquella que ha recibido elogios en el mundo entero. Pues bien, hubo un tiempo en el que, al igual que el pescado azul y los frutos secos, se consideró a este aceite como dañino por elevar el colesterol. El aceite de oliva contiene casi 900 calorías por cada 100 gramos y el 99,9% de su composición son grasas.

    Sin embargo, el aceite de oliva juega un papel fundamental en la regulación del colesterol en el organismo. En este artículo de EL ESPAÑOL, se presenta como uno de los ingredientes que ayudan controlar el colesterol. Se trata de una de las mejores grasas con las que cocinar porque, además, contiene una gran proporción de esteroles. Estas sustancias evitan la absorción del colesterol en el intestino.

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    El café

    Sobre el café se han contado muchas cosas. Que si provoca ganas de ir al baño, que si aumenta las migrañas… Pero, sin duda, el mayor peligro que se le asociaba era el riesgo cardiovascular. Por esta razón, hace tiempo el café era desaconsejado. Ya te tomaras una o cuatro tazas al día, muchas personas temían que su salud empeorase.

    En el año 2017, sin embargo, la revista Annals of Internal Medicine publicó un estudio que aseguraba que beber tres tazas de café al día no era perjudicial. Es más, los autores del estudio descubrieron que quienes bebían café tenían un menor riesgo de mortalidad. Según este artículo de EL ESPAÑOL, estos resultados también se observaban entre quienes tomaban una única taza de café al día.