Una joven sostiene un helado de fresa con nata.

Una joven sostiene un helado de fresa con nata. Pixabay

Nutrición

Ésta es la razón por la que te entra sed después de tomar un helado

La gran cantidad de azúcar que presentan estos alimentos típicos del verano hace que nos entren ganas de beber agua.

26 julio, 2019 03:24

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El helado es, desde que el mundo es mundo, el alimento por antonomasia del verano. En una época en la que es raro el lugar en España en el que no se alcanzan los 35 o 40 grados, las heladerías hacen el agosto -nunca mejor dicho- vendiendo granizados, tarrinas de vainilla con chocolate, conos de fresa con nata y creaciones de lo más variopintas. Según algunos estudios, el españolito medio es capaz de meterse entre pecho y espalda alrededor de 12 litros al año. Valencianos, con 13,1 litros, y madrileños, con 12,4 litros, encabezan el ránking.

Sin embargo, casi tan habitual como tomar helados como si no hubiera un mañana es sentir sed tras ingerir una bola de limón o un Calippo de fresa. ¿Por qué se despierta en nosotros ese irrefrenable deseo de beber agua tras tomar un alimento con una importante cantidad de agua como es, por ejemplo, un granizado de limón? En realidad, la culpa la tiene, al igual que ocurre con el chocolate, la cantidad de azúcar que tienen estos alimentos.

Por ejemplo, este cono con una bola de fresa contiene 30 gramos de azúcar (el equivalente a 7,5 terrones). Del mismo modo, media tarrina de Helado Ben & Jerry’s Chunky Monkey (250 mililitros) contiene -ni más ni menos- que 60 gramos de azúcar (15 terrones). Sin tener en cuenta el resto de alimentos que ingerimos al cabo del día, en ambos casos superaríamos la ingesta máxima diaria recomendada por la OMS (unos 25 gramos de azúcar en una dieta de 2.000 calorías). 

Cuando semejante cantidad de azúcar entra en nuestro cuerpo, comienza a circular por el torrente sanguíneo. El azúcar se apodera del agua de las células, mermando los suministros, y es entonces cuando se produce el proceso fisiológico de la sed. Así lo indica MedLine Plus, el portal de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. "La sed excesiva puede ser un síntoma de la presencia de altos niveles de azúcar en la sangre (hiperglucemia)". 

Durante este proceso, unas células llamadas osmorreceptores, que se encuentran en el cerebro, detectan la disminución del agua en las células y liberan la hormona antidiurética (HAD) al torrente sanguíneo. Ésta manda una señal al riñón para que evite la pérdida de agua a través de la orina. 

¿Qué ocurre entonces si bebemos agua? "Ésta penetra en el torrente sanguíneo tras ser absorbida por el intestino y reduce el gradiente de concentración, lo que restablece la concentración normal en ambos compartimentos", apuntan desde la Cátedra de Estudios Avanzados en Hidratación, dependiente del Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias (IUIBIS), de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. "Este efecto disminuye la concentración de HAD, permite el normal funcionamiento de las células del cuerpo y reanuda la producción de orina en el riñón", añaden. 

Con los helados además ocurre que algunos también presentan una cantidad mínima de sal. ¿Por qué un producto que pretende ser tremendamente dulce incluye sal? Porque, al igual que ocurre con las carreteras, este ingrediente permite bajar el punto de congelación y que no se convierta en un cubo de hielo (al menos en los helados de crema, en los que no se pretende que esto suceda). 

Así, si uno tiene previsto ingerir una gran cantidad de helado o se va a pedir un granizado XXL, lo mejor es tener siempre a mano una botella de agua para poder saciar la sed cuando el azúcar comience a hacer de las suyas en nuestro organismo.