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    Lentejas.

    Alrededor de las espinacas se ha creado un mito gracias a Popeye. El forzudo marinero tomaba estas verduras para repartir mamporros a su archienemigo Brutus. En realidad, las espinacas no son una gran fuente de hierro, tal y como cuenta José Miguel Mulet, profesor de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia, en su libro '¿Qué es comer sano?'.

    Se trata de una licencia creativa que se tomó Max Fleischer, su creador, gracias a una falsa creencia extendida en la época. Ninguna verdura es una gran fuente de hierro (pese a ser un alimento con numerosas bondades). Así, por ejemplo, las lentejas (que tampoco es el alimento que más hierro aporta a la dieta precisamente) tienen una cantidad más elevada de este nutriente. Se calcula que hervidas pueden aportar 3,3 miligramos de hierro por cada 100 gramos.

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    Frijoles negros.

    De entre todas las legumbres, los frijoles negros son una de las mayores fuentes de hierro (8,7 miligramos por cada 100 gramos). Así las alubias blancas (5,49 miligramos por cada 100 gramos) o los garbanzos (4,31 miligramos por cada 100 gramos), también superan a las lentejas y a las espinacas, por ejemplo. “Hay legumbres ricas en hierro como las judías o los garbanzos, aunque su absorción no es tan buena [como ocurre con otros alimentos] por la fibra que contienen”, escribe Mulet.

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    Carne roja.

    La carne roja, pese a que la OMS la declaró "probablemente carcinógena" para los humanos, es otra buena fuente de hierro. De igual forma, el hígado y otro tipo de vísceras también aportan elevadas cantidades de este nutriente a nuestra dieta. El hierro de origen animal, conocido como hierro hemo, se asimila además de una forma mucho más rápida que el de origen vegetal (hierro no hemo).

    Así, tal y como advierte Medline Plus, el servicio de información de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, conviene tener en cuenta que algunos alimentos reducen la absorción de hierro. "Por ejemplo, los tés negros comerciales contienen sustancias que se unen al hierro de la dieta, por lo que el cuerpo no puede utilizarlos".

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    Ostras.

    Algunos mariscos como las almejas o las ostras son alimentos que también tienen una elevada cantidad de hierro. Este mineral se encuentra en cada célula de nuestro cuerpo y es imprescindible para la producción de hemoglobina y mioglobina, proteínas encargadas del transporte de oxígeno. Así, su falta puede derivar en trastornos tan habituales como la anemia ferropénica que, tal y como explica el National Heart, Lung and Blood Institute de Estados Unidos, puede causar “cansancio, sensación de falta de aliento, dolor en el pecho y otros síntomas”. En los casos más graves, podría también provocar “problemas de corazón, infecciones y problemas de desarrollo en niños”.

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    Anacardos.

    Los frutos secos como los anacardos aportan a la dieta alrededor de 6,7 miligramos de hierro por cada 100 gramos. Y tal y como explicado en otras ocasiones en EL ESPAÑOL, pese a ser un alimento rico en grasas, no engorda. De hecho, muchos nutricionistas los utilizan para controlar el peso en dietas de adelgazamiento.