Sobrino es el líder científico de una misión que pretende analizar el impacto de las islas de calor sobre el clima urbano.

Sobrino es el líder científico de una misión que pretende analizar el impacto de las islas de calor sobre el clima urbano.

Meteorología

José A. Sobrino, físico de la Tierra: "Nos estamos jugando la continuidad de nuestros descendientes"

"Si sigue la tendencia actual, nos vamos a más de 3 ºC de aumento a final de siglo" / "Un barrio donde todo es asfalto tiene 15 ºC más que un parque" / "Las medidas que se tienen que tomar no encajan con los tiempos políticos" / "La población es más consciente del calentamiento global pero nos falta pasar a la acción"

Más información: El físico español que escudriña el clima mundial con la NASA: "El sur de España va camino de tener el tiempo de Marrakech"

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El físico José Antonio Sobrino nació en el municipio ourensano de Cartelle, por lo que ya desde pequeño estuvo "en pleno contacto con la naturaleza".

Su madre era maestra en una escuela rural. Quería que sus tres hijos fueran a la universidad pero "en aquella época, con su sueldo no podía permitirse que estudiaran fuera", y en Galicia sólo había una opción para hacer una carrera de ciencias.

Así fue como la familia entera se trasladó a Torrent. En Valencia fue donde Sobrino terminaría cursando Física y descubriendo la teledetección, una pasión que mantiene tras más de 30 años de estudio.

Esta técnica es una herramienta útil para poder conocer, mediante la observación de la Tierra desde satélites, cuál es el 'estado de salud' de la superficie terrestre.

Su 'diagnóstico' no es favorable si se tienen en cuenta los cambios, "todo ellos relacionados con el calentamiento global", que se han dado en las últimas décadas: desaparición de glaciares, subida del nivel del mar, deforestación y aumento de la temperatura en los océanos.

Este último "encierra una bomba de futuro debido a la inercia térmica". En conjunto, "nos muestran que deberíamos empezar a tomar alguna medida", como denuncia Sobrino en declaraciones a EL ESPAÑOL.

Lamenta que la clase científica lleve alertando del problema del calentamiento global desde los años 70 y, de momento, "no se está viendo que se esté apostando por revertir la situación".

Mapa de puntos calientes

Esta falta de respuesta podría haberle desalentado. Pero, a sus 64 años, Sobrino quiere seguir recopilando datos "para que las autoridades tengan información" con la que poder desarrollar políticas climáticas eficaces.

De ahí que el último proyecto en el que participa, y en el cual ejerce como responsable científico, tenga como principal objetivo analizar el impacto sobre el clima local de las ciudades de las islas de calor urbanas,

Se trata de aquellas áreas de las ciudades con elevadas temperaturas —sobre todo, nocturnas— a causa de la acumulación de calor, escasa vegetación y actividad humana. Su presencia ha ido en aumento.

Se espera que cada vez afecten a más personas, pues en 2050 al menos dos tercios de la población mundial vivirán en entornos urbanos. Este escenario plantea "nuevas amenazas" tanto para la salud humana como para el medio ambiente.

Por ello se hace necesario contar con información precisa sobre la temperatura de la superficie terrestre en entornos urbanos, como la que pretende obtener la misión SIRIUS (siglas en inglés de Space Based Infra-Red Imager for Urban Sustainability).

Ya han entrado entre las cuatro seleccionadas por la Agencia Espacial Europea (ESA), con la que Sobrino ha colaborado en otros muchos proyectos. Los satélites de dos de ellas se lanzarán al espacio antes del final de esta década.

Pese a la cantidad de satélites que hay, con ninguno de ellos es posible analizar el efecto de las islas de calor, bien sea porque su velocidad espacial no es suficiente o porque pasan por las zonas de estudios en momentos inadecuados.

Lo ideal es "que pasen por una serie de ciudades durante las horas nocturnas y con una frecuencia diaria, además de que tengan una alta resolución espacial".

Con estas imágenes se podrían elaborar "mapas térmicos de la ciudad, con los que comparar la temperatura en la zona urbana con respecto a los alrededores".

También se podría ver cómo el incremento de temperatura varía según el tipo de ciudad analizando parámetros como que crezcan en vertical (con grandes rascacielos), su extensión o su distancia respecto al mar, entre otros.

Aunque el objetivo final no es otro que "llevar a cabo un mapa de los puntos calientes de la ciudad".

Con él, se podría conocer de qué manera se distribuyen las zonas térmicas en los entornos urbanos y "cómo se incrementa la temperatura por el hecho de que haya una ciudad donde antes no la había".

Los ciudadanos que viven en zonas urbanas, sobre todo con una alta densidad de edificación, están sufriendo temperaturas superiores. Para Sobrino, "es como si ya estuvieran viviendo bajo los 1,5 ºC que se propuso en el Acuerdo de París para finales de siglo".

Hace cinco años, consideraba que limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC era un objetivo "prácticamente irrealizable". Ahora, no sólo mantiene esta opinión, sino que entiende que "si sigue la tendencia actual, tendremos un aumento de más de 3 ºC a final de siglo".

Esto supone "que nos vamos a tener que adaptar a un clima y un escenario completamente diferente en el que nos encontramos". Además de que las consecuencias se notarán en la salud de los más vulnerables, también "limitará nuestras actividades": "Salir a correr con estas temperaturas es muy difícil".

Cómo minimizar su efecto

La misión SIRIUS surge de otro trabajo que coordinó el propio Sobrino en 2008. Se trataba de una campaña experimental con la que pretendían estudiar el efecto de isla de calor en Madrid y comprobar cómo las diferencias entre las zona urbana y los alrededores pueden superar los 5 ºC.

A día de hoy, no sería capaz de elaborar una lista con las zonas de España más afectadas. Aunque "hay un efecto de isla de calor evidente" en ciudades como Madrid, Sevilla, Barcelona o Valencia.

En esta última han llevado a cabo estudios recientes en los que han demostrado que existen hasta 2 ºC de diferencia entre la zona centro de la ciudad y los alrededores.

Para reducir el impacto, algunas medidas necesarias pasan por "introducir cuerpos de agua o zonas verdes". "Nosotros hemos visto diferencias importantes de hasta 15ºC entre las temperaturas de una zona ajardinada y un barrio en el que todo era asfalto", apunta Sobrino.

También es importante estudiar la orientación de las calles que estén próximas al mar. Y en lugar de que estén paralelas a la costa, que sean perpendiculares para permitir la entrada de brisa.

Hay otro tipo de soluciones, como la que se ha llevado a cabo en California, donde se han pintado las calles con un material que refleja la radiación solar. "En las imágenes de satélite se ha observado cómo esto puede reducir la temperatura de la zona".

Sobrino entiende que intentar adoptar estas medidas "no es fácil" y "no encaja con los tiempos políticos" porque los resultados no se verán al final de la legislatura.

Sobrino es catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Valencia.

Sobrino es catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Valencia.

Aun así, "es necesario implementar acciones de forma urgente". No sólo porque "nos estamos jugando nuestra continuidad, sino sobre todo la de nuestros descendientes, que tienen el mismo derecho que nosotros a disfrutar de un planeta donde se pueda vivir".

El físico gallego cree que la población es cada vez más consciente de esta problemática. Pero lo que falta, desde su punto de vista, es "pasar a la acción porque difícilmente se puede justificar hoy en día que haya un interés detrás de mostrar que las temperaturas aumentan".

No se ha encontrado a nadie que le niegue el calentamiento global. Puede que haya quien lo hace "por el simple hecho de llevar la contraria", pese a que "la realidad es tozuda y no hay excusa para no tomar acciones".