Vecinos de Los Llanos de Aridane observan cómo la colada se adentra en el barrio de La Laguna.

Vecinos de Los Llanos de Aridane observan cómo la colada se adentra en el barrio de La Laguna. Miguel Calero EFE

Medio ambiente Erupción volcánica

Tsunamis de lava, colapsos y seísmos más graves: ¿qué está pasando realmente en el volcán de La Palma?

Los expertos consideran "muy importante" esta erupción no sólo por los daños producidos, sino por la gran cantidad de lava y gases que expulsa.

16 octubre, 2021 03:42

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El volcán sigue en pie de guerra, sin señales de agotamiento y con una actividad cada vez más intensa. El desborde de lava producido en el cono principal y los tsunamis de material volcánico que recorren la ladera del Tajogaite han intensificado la destrucción en la zona, que ya acumula al menos 696 hectáreas devastadas. Los expertos alertan: la erupción de La Palma está lejos de terminar.

La importancia que está cobrando este fenómeno natural en particular radica en su situación geográfica. En los últimos años, ha habido erupciones más relevantes y de mayor magnitud, pero en su gran mayoría se han producido en zonas deshabitadas o lejos de las poblaciones. 

El Tajogaite, sin embargo, sembró el pánico en La Palma desde que comenzaron los temblores en los días incipientes a la erupción. En una entrevista con EL ESPAÑOL, Stavros Meletlidis, vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN), aseguraba que aquellos días se respiraba el miedo, porque "la gente pensaba que el volcán podía salir debajo de su casa".

Esa incertidumbre se disipó cuando comenzó la erupción, pero aún sigue latente la preocupación por la seguridad de las poblaciones aledañas al volcán. La imprevisibilidad de la dinámica eruptiva y de las travesías que seguirán las coladas de lava obliga a los expertos a mantener una vigilancia continua e intensa para poder tomar medidas de protección civil a tiempo y evitar pérdidas humanas. La cifra de evacuados, por el momento, alcanza las 7.000 personas y no se descarta que pueda haber nuevos desalojos aunque no en el corto plazo.

Centros de investigación como el IGN dispone de tecnología y estaciones de medición en la zona de la erupción para poder controlar -en su caso- dos aspectos importantes de este fenómeno: la sismicidad y la deformación del terreno. Rosa Mateos, geóloga del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), explica que hay dos enjambres sísmicos en la isla: uno más al este, en la zona de Villa de Mazo, y otro más al sur en la zona de Fuencaliente.

Los enjambres sísmicos detectados en La Palma.

Los enjambres sísmicos detectados en La Palma. IGN

En los últimos días, los temblores más intensos registrados, con niveles de 4,5, se han registrado en el enjambre del este, pero a profundidades de unos 30 kilómetros. El otro enjambre sísmico, el del sur, está presentando una sismicidad de menor magnitud y a una profundidad de entre 10 y 15 kilómetros. Este enjambre "tuvo un repunte muy importante los días 9 y 10 de octubre,  y se ve que a partir de ahí, la sismicidad se intensificó", cuenta Mateos.

Como asegura la investigadora, la presencia de estos dos enjambres sísmicos en la zona de la erupción se podría explicar por la presencia de "dos reservorios de magma, que no sabemos si están conectados entre sí, y que se alimentarían del manto". No obstante, reconoce que aún no se tienen evidencias sobre este aspecto. Cuenta que "los terremotos son la consecuencia de la erupción, de que la cámara magmática trata de abrirse paso", pero eso no indica que vayan a abrirse nuevas bocas eruptivas en otras zonas de la isla al menos en el corto y medio plazo.

Por otro lado, la red de GPS que tiene el IGN controla la deformación del terreno. Como apunta Mateos "este es un indicio peligroso, porque es lo que ocurrió antes de la erupción". El terreno comenzó a abombarse hasta que el Tajogaite erupcionó. Las últimas informaciones muestran que la deformación en la estación más cercana al centro eruptivo (LP-03) ha crecido en estos días, con un abombamiento de unos 8 centímetros. Según la investigadora, esto puede indicar la apertura de nuevas bocas en esta zona en los próximos días, pero insiste en que "todo está concentrado en la zona de la erupción".

Más actividad y desbordes en el cráter

Lo que más preocupa a los expertos es que el volcán, en esta última semana, "ha cogido mucha fuerza y mucha actividad", algo que se percibe en la señal de tremor volcánico, esa señal sísmica continua propia de una erupción volcánica. Combina fases explosivas y efusivas que descubren nuevas caras del volcán. Esta semana, el desborde producido en el cono principal ha favorecido la aparición de una colada de lava más rápida, más fluida y de mayor volumen. 

Mateos explica que este nuevo fenómeno entra dentro de la normalidad de una erupción volcánica. El taponamiento del cono volcánico pudo provocar la acumulación de lava, hasta que se desbordó."El cono volcánico se forma por piroclastos, que es material suelto que se va acumulando", pero puede llegar un momento que por el peso se derrumba, "y es entonces cuando todo sale de golpe y vemos coladas de lava más rápidas", explica la investigadora. La morfología del cono cambia de manera reiterada por los sucesivos procesos de crecimiento y reconfiguración.

Vicente Soler, vulcanólogo del CSIC, explica en un vídeo publicado en redes socialels que "la erupción continúa con fuerza y ha ahondado el canal lávico de salida", pero además, coincide con Mateos en que el volcán "continúa arrojando grandes bloques que lo taponan con frecuencia y producen desbordamientos". Como informan desde el CSIC, entre esos bloques, se ha observado además que está expulsando sedimentos oceánicos que se hallaban en el fondo marino antes de que se formaran las islas hace dos millones de años.

En opinión de la experta, esta erupción "está siendo muy importante", ya no solo por la cantidad de daños materiales que está provocando, sino porque está expulsando mucha cantidad de lava y gases. "Hasta ahora ha echado mucha más lava que el Teneguía (la erupción de 1971 en La Palma), más del doble", cuenta Mateos, y "los niveles de dióxido de azufre siguen altísimos, lo que nos quiere decir que la erupción no está finalizando".

Hasta el momento, lo que se conoce es que esta erupción fisural seguirá combinando fases de explosividad y efusividad. En el suroeste de La Palma existen ahora dos coladas: una -que es la primigenia con poco aporte de lava- que tiene tres brazos. Dos de ellos están al sur de la montaña de Todoque (uno es el delta lávico) y el tercero está situado por encima de la montaña. La segunda lengua es la que está al norte de la colada primigenia y se mueve en dirección noroeste con dos apéndices: uno, que presenta alta intensidad y un amplio recorrido; y el otro apéndice es el que atravesó en diagonal el polígono industrial y obligó al desalojo de 300 personas.

Las coladas de lava al suroeste de La Palma.

Las coladas de lava al suroeste de La Palma. DSN

No obstante, como recoge Europa Press, los dos frentes de lava que están avanzando al sur de la montaña de La Laguna, en el municipio de Los Llanos de Aridane, están tendiendo a confluir en una sola colada y la previsión es que puedan llegar al mar. En rueda de prensa, el director técnico del Pevolca, Rubén Fernández, ha indicado que durante la noche estos dos frentes han discurrido a gran velocidad debido a la fluidez de la colada, el aporte magmático y la orografía, llegando a superar los 250 metros por hora. No obstante, en el día de hoy la velocidad se ha reducido bastante y avanzan unos 20 ó 30 metros por hora.

Por otro lado, la altura de columna de cenizas y gases medida hoy, así como su dispersión, alcanza los 4.000 metros. Además, la emisión de dióxido de azufre (SO2) continúa registrando valores de 14.542 toneladas diarias. No obstante, de momento no se han superado los umbrales diarios, por lo que no guarda una peligrosidad inminente.