Manfred Huchthausen y la recreación de su pariente prehistórico.

Manfred Huchthausen y la recreación de su pariente prehistórico.

Investigación

Manfred y su familia han vivido 3.000 años en los mismos dos km²: el increíble caso del árbol genealógico europeo más viejo

El sexagenario Manfred Huchthausen está directamente emparentado con los restos de una familia prehistórica encontrada en su región.

Más información: El proyecto de investigación del ADN de Leonardo da Vinci que ha encontrado 6 descendientes directos vivos del genio

Publicada

Manfred Huchthausen es un profesor jubilado que lleva una bucólica vida en el pueblo de Först, en la montañosa región de Harz de Baja Sajonia (Alemania). Es conocido por todos, ya que su familia lleva habitando la zona desde siempre. Tiene, de hecho, el árbol genealógico más antiguo de Europa.

Huchthausen tiene un privilegio del que no pueden presumir ni las más antiguas estirpes aristocráticas: puede remontarse 120 generaciones atrás a sus ancestros de hace 3.000 años, según reveló un análisis genético de restos prehistóricos hallados en el área.

Pese al abismo de tiempo que les separa, los antecesores del sexagenario nunca estuvieron lejos. Fueron encontrados en la llamada 'cueva de Lichtenstein', a unos dos kilómetros: un corto viaje en coche de distancia desde su casa según pudo comprobar la BBC.

La cueva no fue cartografiada hasta la década de los ochenta, y hubo que esperar hasta 1993 para que las excavaciones arqueológicas desenterrasen 40 esqueletos de la Edad de Bronce.

Estos restos se encontraban en tan buen estado que los antropólogos de la Universidad de Gotinga pudieron extraer una muestra de ADN. Decidieron muestrear a los vecinos de la zona, y dieron con dos coincidencias: Uwe Lange, un topógrafo, y el propio Huchthausen.

"Se hace raro estar aquí, en la misma zona en la que quedaron enterrados mis ancestros", explicaba el jubilado, convertido en celebridad local. "Tener entre mis manos los huesos, el cráneo de mi tataratatarabuelo de hace 120 generaciones, me hizo sentir muy raro".

"No puedo describirlo, se me pusieron los pelos de punta", describía. "No fue precisamente una sensación agradable, pero sí una experiencia increíble que nunca olvidaré", meditaba. "No podemos ni imaginar todo lo que ha ocurrido en esos 3.000 años".

La antropóloga Susanne Hummel fue la autora del descubrimiento en su laboratorio de Gotinga. "Es algo único. Al examinar los huesos prehistóricos de los individuos masculinos, encontramos patrones genéticos únicos", explicaba.

"Queríamos averiguar si esos patrones genéticos seguían presentes en la población actual de la zona, así que pusimos un anuncio en el periódico local y pedimos a la gente que participara en nuestro proyecto. Se presentaron 270 personas", recuerda.

Los residentes tuvieron que entregar una muestra de saliva. "Extrajimos el ADN y buscamos patrones genéticos en el cromosoma Y. Al final, encontramos a dos hombres con un patrón genético muy similar al prehistórico, y ese patrón es único".

"Ese día tenía la boca tan seca que pensé que la muestra de ADN no serviría", rememoraba divertido Huchthausen. Y aunque la investigación determina que los ancestros de Lange y los suyos estaban emparentados, nunca sospecharon tener relación.

"El aspecto físico está determinado por la madre y el padre", aclara Hummel, y es el cromosoma Y -de linaje paterno- el que ha permitido dar con la correlación. No obstante, la reconstrucción del hombre de Lichtenstein guarda un parecido relevante con el profesor jubilado.

¿Y por qué la familia nunca se ha movido de ese enclave? "Antes, la gente normalmente vivía y permanecía en el lugar donde nacía", valora la antropóloga.

Una hipótesis es que se trataba de tratantes de sal, un auténtico 'oro blanco' de la época, que elaboraban destilando salmuera con vinagre en recipientes de cerámica.