Alejandro Romero es profesor de Toxicología en la UCM.

Alejandro Romero es profesor de Toxicología en la UCM. Cedida

Ciencia

Alejandro Ramos, el científico que quiere usar melatonina frente a las armas químicas: "Apenas tenemos antídotos"

El investigador está estudiando la melatonina como prevención frente a agentes vesicantes como el gas mostaza.

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Las claves

Alejandro Romero, profesor de Toxicología en la Universidad Complutense de Madrid, investiga el uso de melatonina como posible antídoto contra el gas mostaza.

La melatonina activa mecanismos de defensa antioxidante, reduce la inflamación e impide que los agentes químicos se unan al ADN celular.

El Ministerio de Defensa ha financiado con más de 600.000 euros el desarrollo de formulaciones de melatonina para contrarrestar agentes vesicantes como la iperita.

Romero trabaja en nuevas presentaciones de melatonina, como cremas, colirios e inyectables, para uso preventivo o tratamiento tras exposición a armas químicas.

En julio de 1917, soldados alemanes apostados al este de la ciudad belga de Ypres utilizaron un arma nunca antes vista y que aumentaría las cotas del horror en las guerras.

Se trataba de la iperita o gas mostaza, una sustancia sintetizada a mediados del siglo XIX pero que no fue hasta principios del XX cuando se desarrolló el proceso para producirla a gran escala.

Al otro lado de las trincheras alemanas, los soldados británicos veían como una nube amarillenta les cubría los pies.

Enseguida los pulmones les empezaron a arder, les salían ampollas por todo el cuerpo y tosían sangre. Las máscaras eran inútiles frente al gas.

Más de cien años después sigue sin haberse desarrollado un antídoto frente al gas mostaza pero un español tiene la clave para el primero.

Y esa clave está en un humilde compuesto que todos conocemos (y muchos hemos tomado) para ayudarnos a dormir.

Alejandro Romero es profesor de Toxicología en la Facultad de Veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid y lleva más de 15 años investigando la melatonina y sus efectos.

"Di una charla en el Instituto de Toxicología de la Defensa y se mostraron muy interesados por el tema", recuerda a EL ESPAÑOL.

Porque la melatonina, a pesar del carácter humilde que le otorgamos, ha mostrado ser efectiva en ámbitos como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, procesos neurodegenerativos e incluso patologías autoinmunes.

Se trata de una hormona que genera nuestro cuerpo de manera natural para regular los ciclos de vigilia y sueño.

Sin embargo, tiene tres características que la hacen muy interesante para el ámbito de la defensa, especialmente frente a agentes químicos como el gas mostaza.

Esta sustancia —también conocido como iperita— genera especies reactivas de oxígeno que dañan a las células, provocan un proceso inflamatorio y, finalmente, se unen al ADN celular.

La melatonina "activa e intensifica los mecanismos de defensa antioxidante natural, actúa en distintas vías de señalización celular para reducir la inflamación e impide que los agentes puedan unirse con facilidad al ADN".

La charla de Romero suscitó tal interés en los militares que desde 2020 está trabajando con ellos en un proyecto para utilizar la melatonina como contramedida médica contra agentes vesicantes como el gas mostaza.

Recientemente, el Ministerio de Defensa ha aprobado la concesión de más de 600.000 euros al grupo de investigación de Romero para avanzar en "la obtención de contramedidas médicas frente a iperita basadas en melatonina para uso tópico, oral, parenteral y oftalmológico".

El científico explica que, cuando hablamos de aumentar el presupuesto de Defensa, "todos pensamos en armas, helicópteros, carros de combate... Cosas así, pero hay una parte muy importante en la que es necesario invertir, que son las contramedidas médicas".

Es decir, buscar antídotos frente a agentes nerviosos, químicos, biológicos, radiológicos o nucleares.

"Existen muchos agentes 'malos', que pueden hacer daño a militares y población civil, pero no hay prácticamente ninguna contramedida médica. Tener antídotos es una línea prioritaria en defensa".

Armas prohibidas

La Convención sobre las Armas Químicas, que entró en vigor en 1997, prohíbe su desarrollo y uso, además de promover su destrucción.

Pero muchos países (Rusia, Irán o Corea del Norte, entre otros) no han firmado el tratado... o lo han hecho pero han seguido usándolas.

Las sustancias vesicantes han seguido usándose como arma de guerra o para infundir terror en civiles y militares desde entonces.

Por ejemplo, en la invasión estadounidense de Irak de 2003 se utilizó iperita en artefactos explosivos improvisados.

En la guerra civil siria se documentaron numerosos ataques con agentes vesicantes sobre población civil.

De ahí que el trabajo de Romero cobre tanta importancia. Su trabajo consiste en desarrollar y ensayar nuevas formulaciones de melatonina que puedan ser almacenadas a largo plazo y utilizadas de forma preventiva o como tratamiento posterior a la exposición a estos agentes.

Aquí hay que hacer una pequeña explicación. La melatonina se puede adquirir sin receta en cantidades menores a 2 miligramos, una dosis baja para los efectos que busca Romero.

Sin embargo, "en Estados Unidos se considera únicamente como suplemento alimenticio, por lo que puedes encontrarla en un supermercado a dosis de 10 o 15 miligramos".

La cuestión es el cuerpo absorbe únicamente un 40% de esa cantidad, ya que "su biodisponibilidad por vía oral es muy baja".

Por tanto, hacen falta otras formulaciones en que se pueda suministrar a altas dosis: cremas, colirios y hasta inyectables.

Evidentemente, sería contrario a toda ética realizar ensayos clínicos en humanos para probar la eficacia del compuesto frente al gas mostaza, así que su investigación se centra en tejidos y modelos animales: ratones y conejos.

Solo hay un centro acreditado en España que permita trabajar con agentes químicos: las instalaciones del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) en Las Madroñeras, cerca de Getafe.

Sin embargo, "la manera de investigar de los militares es muy similar a la civil. La gente del Ministerio de Defensa es muy seria, diligente y trabajadora".

Además de las aplicaciones militares, Romero sigue estudiando esta hormona en utilidades médicas, como el ictus, así como su potencial antihipertensivo y anticancerígeno.

Si tan beneficiosa puede ser, ¿por qué no se ha investigado más? "Investigaciones hay muchas, pero muy pocos ensayos clínicos", sostiene el profesor de la Universidad Complutense.

"Llevar a cabo ensayos clínicos en humanos requiere mucha financiación, y la melatonina no se puede patentar: no es algo de lo que puedas sacar una gran rentabilidad".

Un pequeño consuelo: podrá seguir adquiriéndola a un precio bajo para ayudar a dormir.