Ian Emmanuel González Santos, biólogo molecular de 15 años.

Ian Emmanuel González Santos, biólogo molecular de 15 años. EFE

Ciencia

Ian Emmanuel, doctorando en Biología Molecular a los 15 años, sobre su colegio: "Era el rarito de la clase, no fue agradable"

"Recibo comentarios ofensivos de personas que no creen que un niño de nueve años pueda ingresar en la universidad" / "En el futuro me veo luchando por los derechos educativos de niños con altas capacidades"

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Las claves

Ian Emmanuel González Santos, mexicano de 15 años, es el biólogo molecular más joven de la historia y actualmente cursa un doctorado.

Terminó la carrera universitaria y una maestría a los 12 años, mostrando desde pequeño una gran pasión por las ciencias y el deporte.

Su doctorado se centra en la seguridad del consumo de agua mediante el estudio genético del lago más grande de México.

Compagina la investigación científica con el atletismo de alto rendimiento y la divulgación científica para jóvenes.

Las matemáticas y las ciencias del colegio son uno de los grandes quebraderos de cabeza cuando tienes 15 años. Pero esto no se aplica a Ian Emmanuel González Santos, que está considerado como el biólogo molecular más joven de la historia.

Este joven mexicano acabó su carrera con sólo 12 años y ahora, tres años después, se encuentra haciendo su doctorado. Ahora bien, es que González Santos siempre ha sido precoz para todo. Por ejemplo, comenzó a leer cuando sólo tenía tres años.

Aunque las ciencias sean su pasión, confiesa que su objetivo es que todo ese estudio se pueda traducir en mejorar la vida de la gente. Y ya está en ello. Su doctorado se propone garantizar la seguridad del consumo de agua a millones de personas en su país.

Tan sólo tienes 15 años y ya estás trabajando en tu doctorado de Biología Molecular, ¿cómo es un día normal de diario en tu vida? ¿tienes contacto con gente de tu edad?

Un día normal comienza a las ocho de la mañana. Realizo mis actividades académicas por la mañana y luego, de cuatro a siete de la tarde, tengo entrenamiento deportivo, porque también soy atleta de alto rendimiento en la disciplina de atletismo.

Al regresar a casa me gusta jugar una hora videojuegos y me duermo a las diez de la noche. Eso es de lunes a viernes. Los sábados entreno de ocho a once de la mañana y el resto de la tarde disfruto salir con mis amigos a comer, al cine o a los karts.

Los domingos también es día de descanso y disfruto jugar a videojuegos; ajusto mis actividades cuando tengo algún compromiso con la Fundación de la que formo parte y donde imparto cursos a niños y jóvenes sobre Microbiología, Hematología, Parasitología y Biología Molecular.

En ocasiones, visito escuelas para acercar el conocimiento científico. Sí, tengo contacto con adolescentes de mi edad, mis compañeros del equipo de atletismo tienen mi edad, practico atletismo desde los nueve años y siempre he convivido con mis pares en el deporte, mis amigos y amigas son atletas.

A los nueve años acreditaste tu educación hasta la preparatoria, ¿en qué consistió esta acreditación?, ¿tuviste que demostrar un nivel de preparatoria en varias asignaturas?

Para acreditar mis grados académicos estudiaba en casa con mi mamá, ella fue mi tutora, y me llevaba a cursos de diferentes temas científicos, pero siempre de niveles avanzados, así fui adquiriendo conocimientos y comencé de oyente en la Universidad a los ocho años.

Al darme cuenta que los temas de la universidad eran sencillos y que aprobaba las materias, mi mamá presentó mi caso a las autoridades para solicitar que me aplicaran los exámenes para aprobar primaria y después aprobé secundaria.

Finalmente, aprobé la preparatoria y el examen de admisión en dos universidades, pero decidí ingresar a la Universidad de Guadalajara en Jalisco, México.

¿Cómo recuerdas aquellos años de colegio? ¿Lo echas de menos?

Los años del colegio no fueron agradables para mí. Era el "rarito" de la clase porque tenía otros gustos y deseos. Amaba la Química, la Microbiología, había ganado concursos y ya estaba trabajando en una investigación con pacientes con vitíligo, resultados que presenté en un congreso internacional a los siete años.

Así que las materias del colegio eran muy aburridas para mí. Fue entonces cuando llamaron del colegio a mi mamá para decirle que tenía déficit de atención. Ese día le pedí a mi mamá que me retirara del colegio porque necesitaba más.

Después ingresaste en la Universidad de Guadalajara con compañeros mucho más mayores que tú, ¿cómo te sentiste en ese momento?

Al ingresar a la Universidad de Guadalajara, al Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías, me sentí feliz porque era el lugar en donde yo quería estar, donde me darían los conocimientos que necesitaba.

Mis compañeros no me trataban mal, solo no se acercaban a mí, o no querían hacer equipo conmigo, aprendí a trabajar solo y a disfrutar cada clase, cada materia. Mi mamá siempre me esperaba afuera de los salones o de los laboratorios, así que salía feliz a contarle todo lo que aprendía.

Además, hiciste una maestría al mismo tiempo y acabaste la universidad antes de lo normal, ¿cuánto tiempo le dedicabas al estudio? ¿Te resultó fácil la carrera?

Recuerdo que comencé a interesarme mucho en el tema de Nutrigenómica, es decir, cómo los alimentos afectan a nuestros genes y causan enfermedades, pero ese tipo de temas no estaban en mi plan de estudios de la licenciatura.

Así que le comenté a mi mamá sobre la maestría en Biología Molecular y Genética. Mi mamá siempre me apoya y me impulsa a cumplir mis objetivos, así que comencé de manera simultánea la maestría y la culminé a los 12 años.

¿Cuántas horas dedicaba al estudio? Entre las clases teóricas, los laboratorios, la investigación y el entrenamiento deportivo llegaba al centro universitario a las ocho de la mañana y salía a las siete de la tarde, directo a casa a descansar.

Pero para mí era normal esa actividad porque tengo mucha energía y entre lo académico y el deporte encuentro mi equilibrio. Es una carrera difícil, estudié la Licenciatura en Químico Farmacéutico Biólogo y la Maestría en Biología Molecular y Genética.

Ambas difíciles, pero la clave está en que me apasionaba cada tema, cada materia. Así que esa pasión hacía que las materias fueran muy fáciles de comprender, y tengo la habilidad de comprender temas complejos de forma rápida.

¿Fue en ese momento cuando empezaron a sacarte en medios de comunicación? ¿Cómo ha cambiado tu vida ahora que te conoce más gente?

Cuando estaba participando en la investigación sobre la manipulación genética de microorganismos para la degradación de plásticos PET comenzaron a buscarme los medios de comunicación.

El rector general de la universidad de Guadalajara me presentó como el alumno y egresado más joven de la máxima casa de estudios en su informe de actividades.

Mi vida no ha cambiado por salir en medios de comunicación, soy un adolescente como cualquier otro con actividades escolares y deportivas, algunas personas me identifican, pero no hay un trato especial.

Lo que sí pasa en redes sociales, es que recibo comentarios ofensivos de personas que no creen que un niño de nueve años pueda ingresar y culminar satisfactoriamente la educación universitaria y una maestría.

Pero he aprendido a ser resiliente y enfrentar de la mejor manera los comentarios y obstáculos que los adultos me ponen, porque también me pasa con profesores, con investigadores. La sociedad no toma a bien lo que es diferente.

Sé que hay otros niños que necesitan un nivel educativo avanzado y yo quiero abrir camino para ellos, que las autoridades educativas sepan que merecemos recibir la educación que nuestra capacidad intelectual requiere.

Sí, he recibido muchos reconocimientos y he conocido personas importantes y destacadas en diferentes ámbitos, cada persona me deja un aprendizaje valioso, para mí es muy importante contribuir con la sociedad.

También dejar huella y ser un ejemplo para niños y jóvenes de lo importante que es tener objetivos y esforzarnos por cumplirlos, así que los reconocimientos me permiten mostrar la recompensa de la disciplina y el esfuerzo.

¿Encuentras mucha gente a la que le cuesta creer que puedas ser tan joven y ser estudiante de doctorado?

Cuando las personas saben que estudio el último año del nivel doctorado a mis 15 años piensan que no es real, sin embargo, tengo muy claras mis metas y sé qué deseo aportar a la humanidad mediante la investigación científica y la divulgación de la ciencia, eso estoy haciendo y me siento muy satisfecho.

¿Sobre qué trata tu doctorado?

Mi doctorado es en Biología Molecular, estoy trabajando con metagenómica aplicada al lago más grande de México. Es decir, mediante técnicas de biología molecular avanzadas se analiza todo el material genético presente en el lago.

Con esto identificamos microorganismos, genes de resistencia, procesos bioquímicos y su relación con el desarrollo de enfermedades humanas, ya que millones de personas dependen de esta agua.

También eres un fanático del ejercicio físico, ¿puedes hablarme de ello?

Sí, amo el deporte, soy atleta de alto rendimiento en la disciplina de atletismo, soy velocista, mis pruebas son 100 y 200 metros planos. El deporte es muy importante para mí, me mantiene en equilibrio ya que tengo mucha energía.

Ian Emmanuel en un entrenamiento de atletismo.

Ian Emmanuel en un entrenamiento de atletismo. Cedida

Y también fortalece la parte social, ya que mis amigos y amigas son atletas y son chicos de mi edad, y en las competencias conozco a más jóvenes que tenemos en común la pasión por el atletismo.

¿Cómo te imaginas en el futuro?

Me veo obteniendo mi grado de doctor en ciencias (PhD), también me veo acercando el conocimiento y la ciencia a más niños y jóvenes, luchando por los derechos educativos de niños con altas capacidades intelectuales, tengo varios proyectos.

Y ya que el conocimiento es infinito seguiré estudiando ahora un postdoctorado. Seguiré siendo deportista, porque es parte de mí, y finalmente me veo feliz y satisfecho con lo que he logrado a pesar de las dificultades, me siento satisfecho por cumplir mis metas.

Siempre he tenido la libertad de hacer lo que me gusta, cuento con el apoyo incondicional de mi familia.