Rabadán acaba de ser nombrado nuevo director del CNIO.

Rabadán acaba de ser nombrado nuevo director del CNIO. Wikimedia Commons

Ciencia

Prestigio perdido, fuga de cerebros y falta de presupuesto: los retos de Raúl Rabadán como nuevo director del CNIO

El hasta ahora catedrático de la Universidad de Columbia ha realizado varias estancias en el centro, por lo que ya está familiarizado con sus dinámicas.

Más información: El físico y bioinformático Raúl Rabadán será el nuevo director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas

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"Creo que es el perfil perfecto". La ilusión parece haber vuelto al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) con el nombramiento de Raúl Rabadán como nuevo director científico, hecho público este jueves.

"Me parece un acierto, ahora que se están haciendo muchas cosas con inteligencia artificial y computación en el centro", comenta una investigadora que prefiere permanecer en el anonimato.

Lo cierto es que Rabadán no lo va a tener fácil para enderezar el camino del centro, lastrado en los últimos años por su mala situación económica, la pérdida de prestigio y la fuga de cerebros.

Una situación que llevó a la mitad de los jefes de grupos de investigación a firmar una carta dirigida a la ministra de Ciencia para pedir la destitución de la anterior directora del centro, María Blasco.

La polémica estalló a finales del año pasado y el patronato —formado por altos cargos de los ministerios de Ciencia y Sanidad, representantes de las comunidades autónomas, el Instituto de Salud Carlos III y diversas fundaciones— decidió no aprobar el plan económico del CNIO.

En su lugar, pidió a Blasco y al director gerente, Juan Arroyo, sendos informes que explicaran la realidad que vivía el centro. El 29 de enero de este año, en una reunión extraordinaria, destituyó a ambos.

En abril se abrió el proceso de selección del nuevo director científico, al que se presentaron 25 candidatos de primer nivel internacional. Rabadán destacó entre todos ellos.

El comité de selección subrayó el alto potencial transformador de su proyecto, basado en el desarrollo de nuevas tecnologías digitales y computacionales, así como en una ambiciosa estrategia de alianzas con el ecosistema científico, sanitario y empresarial.

"Además, ha realizado varias estancias en el CNIO e intentó venir varias veces, por lo que nosotros le conocemos y él conoce el centro", destaca la investigadora.

Mala situación económica

El primer reto al que se enfrentará Rabadán es el estructural. "Tendrá que evaluar todas las necesidades de personal y equipamiento que hay en los diferentes grupos y unidades".

También deberá revisar la situación económica. El nuevo gerente del centro, José Manuel Bernabé, se incorporó el 1 de septiembre y le pondrá al día.

La cuestión financiera es el problema más acuciante del centro, que arrastra un déficit de 4,5 millones de euros.

La subvención nominativa que figura en los Presupuestos Generales del Estado lleva años congelada. Las bajas probabilidades de que el Gobierno apruebe nuevas cuentas limitan un incremento de la financiación por este lado.

Además, la salida de varios líderes de grupo en los últimos años, que aportaban (y atraían) financiación tanto pública como privada, ha lastrado aún más las cuentas.

La institución acumula un déficit de 4,5 millones de euros derivado de la estabilización de 120 trabajadores, obligada por la normativa europea, cuyos sueldos se pagaban antes mediante financiación competitiva, así como de la actualización salarial.

Y es que muchos de los trabajadores más veteranos, técnicos con más de 20 años de experiencia en el centro y responsables de equipos, apenas superan el salario mínimo.

Las diferencias con los empleados más recientes (sujetos a normativas posteriores) llegan a ser de hasta 15.000 euros anuales. Hay 40 reclamaciones salariales en curso, dos de las cuales ya han conseguido sentencias favorables.

Esta situación también afecta a los equipos e infraestructuras. El CNIO solo dispone de un microscopio confocal (una herramienta esencial para la investigación) de los cuatro que debería tener, y se ve obligado a alquilar los de otros centros.

Por si fuera poco, los años pesan en el edificio y este verano se han tenido que llevar a cabo varias reformas porque los techos, literalmente, se estaban cayendo.

Los críticos con la gestión de María Blasco apuntaban que esta beneficiaba a los investigadores afines, permitiéndoles nuevas contrataciones y asignándoles presupuesto para nuevos equipos, mientras que otros grupos de investigación apenas subsistían.

Es de esperar que Rabadán, mientras aguarda un incremento de la asignación presupuestaria o la llegada de nuevas subvenciones, consiga equilibrar esta situación distribuyendo los recursos de manera más equitativa.

Fuga de cerebros

Relacionados con esta cuestión e interconectados entre sí están otros dos problemas: la pérdida de prestigio del centro y la salida de varios de sus investigadores estrella.

El ranking de instituciones de Nature Index —perteneciente al grupo de revistas científicas Nature— revela que el CNIO cayó 129 puestos en la clasificación de centros europeos de investigación entre 2017 y 2024, pasando de la posición 244 a la 373.

Otra clasificación, la de Scimago Institutions Rankings, situaba al CNIO en el puesto 12 de las instituciones europeas de investigación en salud en 2011, y como la primera española.

En 2023 había caído al puesto 27 y, a nivel nacional, era superado por el Instituto de Salud Carlos III y el Instituto de Oncología del Hospital Vall d'Hebron.

En este tiempo, el centro ha sufrido una fuga de cerebros. Manuel Serrano entró en 2003 y dirigía el Departamento de Oncología Molecular cuando se marchó, en 2017, al Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona.

Ese mismo año se despedía también el bioinformático Alfonso Valencia, entonces vicedirector de Investigación Básica y director del Programa de Biología Estructural y Biocomputación. Como Serrano, recaló en la Ciudad Condal; en su caso, en el Barcelona Supercomputing Center.

En 2019 fue el turno del austriaco Erwin Wagner, subdirector del centro y uno de los grandes expertos mundiales en las bases moleculares del cáncer.

El último en dar el paso ha sido Marcos Malumbres, jefe del grupo de División Celular y Cáncer, que, al igual que Serrano y Valencia, ha acabado en Barcelona, en el Instituto de Oncología del Vall d'Hebron.

Volver a convertir al CNIO en un centro atractivo para grandes investigadores nacionales e internacionales será otro de los grandes retos de Rabadán.

Su prestigio al frente del Programa de Genómica Matemática de la Universidad de Columbia (Nueva York) será crucial para que científicos de renombre se interesen por el centro.

Violencia psicológica y maltrato

Hay una última tarea, quizá la más delicada, que tendrá que afrontar este físico teórico reconvertido en investigador biomédico: gestionar el mal ambiente laboral en el centro.

María Blasco, la anterior directora, acumulaba 13 denuncias por acoso y malos tratos, a lo que se sumaba una investigación gubernamental por abuso de poder.

Aunque ya no es directora, sigue al frente del grupo de Telómeros y Telomerasa, por lo que se cruza todos los días con compañeros con los que permanece enemistada.

Y eso incluye al anterior director del centro, Mariano Barbacid, y al exgerente, Juan Arroyo, que continúa en el área económica y a quien ella acusaba de mala gestión, llegando incluso a amenazar con denunciarle.

El mal ambiente no acaba ahí. La encuesta psicosocial del centro realizada en 2023 constató un elevado nivel de violencia psicológica, con el 41,7% de los responsables de área afirmando vivirla con frecuencia y el 8,3% asegurando sufrirla constantemente.

Los bajos salarios, el elevado volumen de horas extraordinarias trabajadas, la falta de desarrollo profesional y el escaso reconocimiento del esfuerzo eran otros factores que lastraban los ánimos en el centro.

Por si fuera poco, hasta un 17% de los encuestados afirmó haber sufrido acoso sexual. El número de denuncias internas y de conflictos había aumentado en los últimos años.

Fuentes del centro destacan el buen talante que mostró el nuevo director, Raúl Rabadán, durante sus estancias, por lo que esperan que logre levantar los ánimos en el que fuera buque insignia de la investigación biomédica española.

La tarea no es fácil. Rabadán tiene numerosos retos por delante pero, de momento, puede contar con el favor de muchas personas, tanto dentro como fuera del centro.