Beth Shapiro, bióloga encargada del proyecto de resucitar al dodo, y Ben Lamm, CEO de Colossal.

Beth Shapiro, bióloga encargada del proyecto de resucitar al dodo, y Ben Lamm, CEO de Colossal.

Ciencia

La empresa biotecnológica que juega a ser Dios: 200 millones de euros para resucitar al extinto dodo

Colossal anunció hace año y medio que desextinguiría al mamut. Sin haber dado pasos todavía para ello, acaba de revelar su nuevo objetivo.

3 febrero, 2023 02:35

En otoño de 2021, una compañía anunció que los mamuts volverían a caminar sobre la tierra. Fundada por el eminente genetista George Church, utilizarían las modernas técnicas de edición genética CRISPR (y otras que todavía están por inventarse) para desextinguir esta especie icónica. Muchos se preguntaron: ¿Por qué no hacerlo primero con especies extintas desde hace menos tiempo, como el dodo? Pues bien, parece que Colossal, esta empresa pionera, ha recogido el guante y acaba de anunciar que el mítico pájaro regresará a la vida. Un anuncio que, como ha ocurrido en otras ocasiones con esta compañía, no ha estado exento de polémica.

"No estamos 'desextinguiendo' especies sino usando ADN de especies extintas para ayudar a introducir diversidad en especies en peligro", aseguraba Church el pasado mes de octubre en conversación con EL ESPAÑOL. "Nuestros inversores actualmente están financiando una nueva frontera en la investigación en biología sintética", remachaba.

Y efectivamente. Colossal Biosciences, que así se llama esta suerte de Jurassic Park, anunciaba esta semana que había completado una nueva ronda de financiación para su proyecto de desextinción de especies: 150 millones de dólares que, junto a lo ya recaudado en rondas anteriores, suma un capital total de 225 millones de dólares, unos 206 millones de euros. Poca broma.

Al mismo tiempo, revelaba su intención de resucitar al dodo, un ave no voladora endémica de Mauricio, una pequeña isla a unos mil kilómetros al este de Madagascar, que se exintinguió a finales del siglo XVII por la acción conjunta de los colonizadores holandeses que llegaron allá cien años antes y las especies invasoras (ratas, monos o cerdos) que trajeron consigo.

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Al no tener depredadores naturales, tenía un tamaño considerable: un metro de altura. También tenía unas costumbres reproductivas relajadas: ponía un huevo al año. De pico redondeado, plumaje gris penacho blanco en la cola, es un símbolo de la conservación de especies o, mejor dicho, del potencial destructivo del ser humano a la que se descuida.

La tarea no es fácil aunque parece algo más factible que la de la resurrección del mamut. El pariente lejano del elefante se extinguió hace unos 5.000 años por 300 del dodo. El ADN se deteriora a un ritmo del 50% cada 521 años aproximadamente, por lo que es mucho mas sencillo disponer de material genético completo del pájaro que del mamífero.

Y esto es lo que han hecho los científicos de Colossal. Han secuenciado el genoma completo del dodo partiendo de restos del animal conservados en Dinamarca. Este es solamente el primer paso: ahora tocaría introducirlo en una célula germinal, esta en un huevo e incubarlo hasta que nazca un polluelo de dodo. Y todo esto ya es más difícil.

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La idea de la compañía es utilizar células germinales de la paloma de Nicobar, la pariente viva más cercana del dodo, que habita en la isla del mismo nombre, situada en el océano Índico. Pretenden 'desevolucionar' su ADN, mutando los genes de forma que le acerquen a la forma del pájaro gigante. Como paso intermedio, buscan desextinguir primero otro pariente exinto y aún más cercano, el conocido como solitario de Rodrigues, que vivió en otra isla cercana hasta mediados del siglo XVIII.

Inventar nuevas tecnologías

Todo esto se hará con tecnología que, hoy por hoy, no existe. La edición genética con CRISPR no es lo suficientemente segura para modificar genomas enteros sin temor a que introduzca cambios no deseados. El cultivo de células germinales mutadas y su introducción en huevos para obtener embriones viables que se transformen en pájaros sanos no ofrece precisamente unos porcentajes abrumadores de éxito. Y queda la cuestión esencial: ¿cómo verificamos que el pájaro salido del huevo de una gallina fecundado con un embrión mutado de paloma de Nicobar se trata de un dodo?

Además de los problemas técnicos, hay uno de orden práctico: en la isla de Mauricio, las especies que introdujeron los marinos holandeses en el siglo XVI siguen campando a sus anchas. ¿Cómo asegurarnos que el dodo no vuelva a sucumbir por la competencia en su hábitat?

Son problemas a los que, hoy por hoy, Colossal solo ofrece vaguedades. Su modelo de negocio, afirman, es precisamente la comercialización de las tecnologías utilizadas para la desextinción, así como los esfuerzos de conservación del medio ambiente. Pero, a pesar de sus 225 millones recaudados, las promesas de un Jurassic Park son castillos en el aire.

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Así lo ha criticado el profesor de Biología Evolutiva de la Universidad de Minnesota Morris, Paul Zachary Myers, en su blog. "Están construyendo una pseudociencia ostentosa y ficcional basada en Jurassic Park, con una audiencia de ricos estúpidos impresionados por el CGI [los efectos especiales creados por ordenador] y los confunden con la realidad"

Myers asegura que el proyecto "nunca va a tener éxito", pero también reconoce que "si puedes vender Bitcoin, puedes vender animales de fantasía que no existen a gente con demasiado dinero".

La paleontóloga del Museo de Historia Natural de Londres Tori Herridge, que ya rechazó unirse al consejo asesor de Colossal en su momento, también lo ha dejado claro: "La extinción es para siempre. Desextinción es solo un término que (de forma útil y brillante) aprovecha los sentimientos de culpa y el deseo de restitución. En cambio, es la creación de algo nuevo. La modificación genética. Ahí es donde la discusión se pone interesante".

Ha pasado año y medio desde que Colossal irrumpió en la escena biotecnológica mundial prometiendo la resurrección del mamut. El año pasado anunciaron que traerían de vuelta al lobo de Tasmania, extinto desde principios del siglo XX. Nada más comenzar 2023 vuelven a la carga anunciando la desextinción del dodo. Como estrategia empresarial es brillante pero no pasará mucho tiempo hasta que sean los hechos los que tengan que hablar por sí mismos.