Mujer realizándose una ecografía en el ginecólogo

Mujer realizándose una ecografía en el ginecólogo Alexander Raths. EP.

Sanidad

Yo aborté en Castilla y León: "La decisión ya es lo bastante dura como para tener que escuchar el latido"

El relato de una zamorana que decidió abortar a los 32 años siendo ya madre y lo tuvo que hacer en Valladolid: “Lo haces informada y consciente pero nunca se te irá de la cabeza”. Critica las medidas del vicepresidente Juan García-Gallardo

18 enero, 2023 07:00

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Detrás de la palabra aborto hay un nombre y dos apellidos. Una mujer que decide dar un paso que marcará un antes y un después en su vida. No es un brindis al sol, tampoco una moda ni una chiquillada. Es la decisión con mayúsculas. Políticos, médicos, contertulios y otros sectores opinan a los cuatro vientos, pero el verdadero testimonio está en aquellas que decidieron interrumpir el embarazo en algún momento de sus vidas. EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León habla con una de ellas.

Lejos de lo que se pueda pensar, el perfil en Castilla y León responde a una mujer de 25 a 34 años, con estudios universitarios en un 25% y el 60% con ingresos económicos propios, e incluso siendo ya madre. Un perfil al que responde Amaya (nombre ficticio), una zamorana de 34 años que hace dos tuvo que tomar la decisión más dura de su vida: abortar. Y lo hizo “siendo consciente” de lo que hacía, lo hizo “siendo informada y cuestionada” en todo momento por los profesionales y lo más importante, lo hizo “con todas las consecuencias” y apoyándose en su pareja. Por eso, carga contra el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, y sus medidas “provida”, ya que no entiende que tenga que haber una “regla nueva” para mostrar al bebé o escuchar su latido fetal dentro de la atención programada en el primer trimestre porque “eso es meter el dedo en la herida”.

Amaya ya era madre. Su pequeña de tres años llenaba por completo la vida de la pareja, pero un día (febrero de 2021) la noticia de que volverían a ser padres rompió su normalidad. La pareja, de mutuo acuerdo, reflexionó que no era el momento por su situación personal para traer a otro niño al mundo. Y ahí comenzó un complicado y tedioso camino que nunca olvidará.

En Zamora todos los ginecólogos se acogen a su objeción de conciencia, por lo que tuvo que ser remitida a una clínica privada de Valladolid. Previamente hizo una llamada a una consulta ginecológica que le indicó que lo que tenía que hacer era acudir a su médico de cabecera. Aquí la profesional le hizo un interrogatorio de por qué había tomado esta decisión. ”¿Por qué abortas? ¿Te lo has pensado bien? ¿por qué no quieres ser madre si ya lo eres?”, fueron algunas de las cuestiones que tuvo que padecer. “Todo esto me sobraba” apunta.

”¿Por qué abortas? ¿Te lo has pensado bien? ¿por qué no quieres ser madre si ya lo eres?”, fueron las preguntas lanzadas por los profesionales médicos

Una situación que contrasta con las nuevas medidas del protocolo 'fantasma' que quiere imponer el vicepresidente, donde ha afirmado que se le obligará al profesional a informar. Como se puede comprobar, algunos profesionales ya lo hacen. De Atención Primaria pasó a una trabajadora social que volvió a formularle otra batería de preguntas para trasladar posteriormente su caso a una clínica privada de Valladolid (también le dieron a elegir Salamanca) porque en Zamora los abortos voluntarios “no se hacen”.

Un tedioso proceso

Y una vez en la clínica privada vallisoletana en este caso fue una psicóloga la que volvió a hacerle un cuestionario y poner en duda su decisión. Con el OK de todos, comienza el proceso. Una segunda visita para hacer una ecografía, que en el caso de Amaya no quiso mirar. “Luego te vas a casa jodida porque sabes perfectamente lo que vas a hacer” y regresas para que te den una pastilla. La Seguridad Social en Castilla y León cubre la interrupción del embarazo mediante la técnica del legrado uterino que se hace para eliminar el embrión. Ante un posible riesgo, ella se decantó por el  aborto con medicamentos y eso se paga con 500 euros.

A los dos días, regresó para tomar otra pastilla que se pone en las encías, te tumbas y poco a poco se va diluyendo para posteriormente expulsar al embrión durante horas. Así es el crudo relato de este proceso, por lo tanto, la zamorana cree que se hace consciente de todo ello. “Es algo durísimo, y si tomamos esta decisión es porque estamos con toda la información y es nuestra voluntad, no necesitamos escuchar el latido por si te lo quieres pensar mejor", afirma recordando las palabras del vicepresidente de la Junta.

"No me arrepiento. No creo que hubiéramos podido darle la felicidad que estamos dando a mi hija”

Dos años después, ese recuerdo aún le persigue, “me acuerdo todos los días”, pero tiene claro que no se arrepiente porque “sabía que no era el momento. No creo que hubiéramos podido darle la felicidad que estamos dando a mi hija”.

Los datos en Castilla y León

En el año 2021 se notificaron 2.597 IVE en mujeres con residencia en Castilla y León, lo que supuso un incremento del 7,27% respecto al año 2020. Los mayores aumentos se registraron en Zamora (46,3%) y Segovia (28,7%) aunque afectaron a todas las provincias excepto Ávila y Burgos, en las que hubo un descenso del 4,4% y el 21,2% respectivamente. El mayor número de interrupciones voluntarias del embarazo se observa en las provincias de Valladolid y León, que conjuntamente suponen casi la mitad del total, según datos extraídos de la Consejería de Sanidad.

La edad de las mujeres se encuentra comprendida entre los 10 (1 caso) y los 57 años (1 caso). El 80,7% de las interrupciones se registran en mujeres con edad entre los 20 y 39 años registrándose las tasas más altas entre los 25 y 29 años, y observándose un descenso progresivo con el incremento de la edad. Las tasas mayores se registran en ese grupo etario en Valladolid (14,7 IVE/1000 mujeres) y Soria (13,7 IVE/1000 mujeres), seguidas de León en el grupo de 20 a 24 años (13,3 IVE/1000 mujeres). El 70,3% reside en grandes poblaciones.

El 33,8% de las mujeres cuentan con estudios de bachillerato o formación profesional, el 26,5% de ESO o equivalentes y el 25,7% tienen estudios superiores universitarios. El 0,5% son analfabetas o no tienen estudios. El 60,7% de las mujeres cuentan con ingresos económicos propios, obtenidos en su mayoría (54,5%) por trabajo por cuenta ajena.

Como ocurre con el testimonio de nuestro relato, el 60,3% de mujeres fueron informadas por primera vez sobre la posibilidad de la interrupción del embarazo en centros sanitarios públicos, seguidas del 23,7% que recibieron información a través de Internet. El principal motivo para la IVE es a petición de la mujer (90%). El grave riesgo para la vida o la salud de la embrazada o el riesgo de graves anomalías en el feto suponen el 4,5% y el 4,9% de las IVE respectivamente