Héctor Martín durante sus excavaciones arqueológicas

Héctor Martín durante sus excavaciones arqueológicas

Zamora

Héctor Martín y el difícil reto de ser arqueólogo en Zamora: "Nuestra profesión acaba siendo un hobby"

Este joven zamorano participa en el proyecto de investigación Castrum Zoelarum en Rabanales y tiene su propio canal de divulgación en Internet

24 abril, 2022 07:00

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La profesión de arqueólogo solo tiene su propio convenio laboral en Galicia. En el resto de España (incluida Castilla y León), su desempeño laboral se incluye en otros epígrafes como obreros y similares. Un trabajo que tampoco es estable ni suele contar con financiación adecuada. Dependiendo del proyecto, un arqueólogo puede cobrar entre los 800 a 1.300 euros al mes como máximo, en trabajos que apenas duran unos meses. Proyectos que se impulsan tímidamente por alguna institución pública (ayuntamientos o universidades) y, a veces, por iniciativa privada, como constructoras o instaladores de fotovoltaicas que necesitan inspecciones de terreno. Muy lejos queda el glamour de Harrison Ford como Indiana Jones, y la realidad es que estos científicos tienen que compaginar la que es su profesión, como si de un hobby se tratase, con todo tipo de trabajos: desde la docencia a dependientes de tiendas, repartidores u hostelería.

Entre estos arqueólogos, que procuran sacar a la luz el rico patrimonio español oculto entre kilos y kilos de tierra, está el zamorano Héctor Martín. A sus 27 años, tiene "la suerte" de pertenecer a la Asociación Científica y Cultural Zamora Protohistórica, que actualmente trabaja en las excavaciones del proyecto Castrum Zoelarum en Rabanales y Mellanes. Una investigación que nace en 2018 con la inversión económica del Ayuntamiento de Rabanales y el apoyo de la Fundación Fomento Hispania, Diputación de Zamora, y Fundación Caja Rural de Zamora. Este investiga el patrimonio arqueológico de estos pueblos, para crear un discurso histórico de calidad y ser soporte de nuevas vías de promoción turística de este enclave alistano. Además, la asociación organiza diferentes actividades de difusión local que permiten a los vecinos ser partícipes de la investigación y acercarse a su patrimonio de una manera diferente. Héctor Martín y sus compañeros se centran en los yacimientos del Castro de la Encarnación, uno de los mejor conservados de su entorno, donde se han dado las excavaciones arqueológicas desde 2018; en el Castrico de Rabanales, que es uno de los grandes yacimientos de época romana en Aliste, muy relevante para comprender el proceso de romanización en esta área; y finalmente, en el Castro de Fradellos, de forma triangular cerca de la desembocadura del río Cebal en el Aliste, y que resulta muy relevante por su foso y piedras hincadas. 

El caso del Ayuntamiento de Rabanales es una rara avis, que viene de la iniciativa de su anterior alcalde, Domingo Ferrero "es un entusiasta del patrimonio y siempre se dedicó a ello", detalla Héctor Martín. Un testigo que el joven alcalde actual de la localidad, Santiago Moral, ha recogido y aún mantiene el apoyo a la asociación para continuar con este trabajo. Y es que para Rabanales, la llegada de unos 40 arqueólogos y técnicos durante los meses de verano supone un revulsivo económico muy importante, además de la puesta en valor de su patrimonio arqueológico. Zamora Protohistórica organiza también excusiones a estos castros en investigación, y Héctor explica que, "solo el verano pasado acudieron más de 200 visitantes". Un 2021 con restricciones, que ya tuvo un apoyo total de turistas interesados en conocer estos yacimientos arqueológicos, y que "comen y se alojan en estos pueblos, lo que ayuda mucho a la economía local", indica el arqueólogo.

La realidad de los arqueólogos

Pese a este proyecto en Aliste, Héctor lamenta no poder trabajar como arqueólogo todo el año. Algo que le ocurre a muchos de sus compañeros que "trabajan como profesores, dependientes, repartidores... Y, al final, solo se dedican a las excavaciones durante el verano, como si fuera un hobby, porque el resto del año tenemos que vivir de algo", explica. Él mismo compagina su trabajo como arqueólogo con la preparación de las oposiciones para conservador de museo, "porque desde los museos también se pueden llevar a cabo investigaciones arqueológicas".

Héctor relata que, en los casos que se hacen excavaciones, los jefes técnicos "sí que consiguen cobrar un salario". Pero la inmensa mayoría de los arqueólogos que colaboran con estos proyectos "pueden trabajar tres meses sí y otros dos no". Y por esta tarea, "depende del sitio y del proyecto se baraja una horquilla entre 800 a 1.300 euros al mes, como mucho". Un empleo que solo en Galicia tiene convenio de arqueología, ya que en el resto de España "nos ponen como obras". Y esto si llegan a cobrar, ya que lo habitual es que se realicen voluntariados o prácticas con las universidades o entidades públicas que dirigen estas investigaciones en yacimientos.

De hecho, así comenzó su carrera Héctor, que a sus 27 años, ya ha participado en excavaciones en Galicia, (Lugo y Lalín), Numancia, y otras zonas de la comarca de Alista en Zamora. Curiosamente, el territorio zamorano ha sido en el que más hallazgos ha podido realizar. Hachuelas, monedas, cerámica o las propias estructuras son algunos de los tesoros encontrados por este joven zamorano en tierras alistanas. También recuerda, como anécdota que en Numancia dieron con un casco que creyeron romano, "pero resultó ser de la Guerra Civil que habían escondido bajo tierra".

Héctor también ha podido trabajar fuera de España, concretamente en Irlanda y Francia, países que junto a Inglaterra "sí dan valor a la arqueología". El zamorano cree que estos países "tiene otra forma de ver la cultura y los museos, les dan mucho más valor". Algo que se traduce en las condiciones laborales de estos países. "Tienen buenos salarios", añade el zamorano. De hecho, Francia tiene empresas "asociadas al estado" que se dedican a la investigación arqueológica y cuya financiación es bastante cuantiosa. Unas buenas condiciones que hacen que "muchos arqueólogos españoles se marchen, hagan un colchón económico unos años y, si pueden, vuelvan con esa experiencia para "conseguir un mejor trabajo en España". Si bien, "al final muchos tienen que opositar para profesores o de lo que sea para poder ganarse la vida". Una opción que el zamorano descarta, "porque me gusta vivir en mi tierra, con mis amigos, mi familia, mi cultura". Y ahí, sigue luchando por prosperar en la Zamora Vaciada

El youtuber del patrimonio zamorano

Precisamente, el trabajo como arqueólogo despertó en Héctor una conciencia sobre "lo poco conscientes que somos en Zamora de nuestro patrimonio". A raíz de acudir a diferentes puntos de Zamora, este arqueólogo comenzó a "visitar la provincia por mi cuenta e investigar diferentes zonas". Así descubrió que hay bellos espacios en Zamora que "no están al alcance del público en general", por lo que decidió acercarlos con su dron. Y es que Héctor dedica sus redes sociales (Twitter, Instagram, Facebook y YouTube) a publicar espectaculares vídeos de sus paseos por diferentes espacios de la provincia. Entre ellas están las ruinas del Convento de Nuestra Señora Del Soto, en Villanueva de Campean; de las ruinas del Castillo de Castrotorafe o del Castillo de Alba. 

Creaciones audiovisuales que "van teniendo buena reacción" entre los usuarios de las redes sociales. "Me escribe bastante gente, me dan las gracias porque tras ver el vídeo se han animado a visitar estos lugares y les han gustado mucho", detalla. La ambición de Héctor es poder ir creciendo con sus redes y "poco a poco ir consiguiendo un mejor equipo técnico para poder hacer vídeo-blogs como si fuera un guía turístico, relatando los espacios que grabo". 

Sobre la posibilidad de colaborar con instituciones públicas (Diputación, ayuntamientos o la Junta), Héctor está abierto a todo. Además, considera que estas instituciones deberían de apostar por ello "rentabilizarlo y conservarlo, porque el patrimonio da dinero". El arqueólogo está actualmente creando un nuevo proyecto que aúne arqueología, historia y cultura, a través de las vestimentas, la música y el folclore, "para entender nuestro pasado en su conjunto". Una idea que tiene intención de presentar a este tipo de entidades para buscar una colaboración. 

Sus lugares favoritos como arqueólogo

Tras caminatas y excavaciones arqueológicas, Héctor ya tiene experiencia suficiente para tener sus zonas favoritas de la provincia. El arqueólogo confiesa que su "rincón más especial" son las ruinas de Castrotorafe. El joven espera que la Junta de Castilla y León "cumpla su promesa" de rehabilitar la zona y hacer de ella un lugar de visita y estudio. Héctor destaca que es una zona "por la que hay que luchar porque no se caiga y ponerla en valor, porque su paraje cultural y su valor natural es inigualable". Además, cree que aún queda mucho por estudiar en la zona. "Las excavaciones fueron muy pequeñas, creo que podrían aparecer muchos más restos, porque solo se conoce lo superficial: el paredón, las murallas y un poco del castillo", detalla.

Otra zona que a Héctor le gusta especialmente es el Castillo de Alba, del cual considera que "está un poco en ruinas y muy desprotegido". El arqueólogo advierte que "como no lo consoliden, se va a venir abajo y es una pena". También está entre sus favoritos el campamento romano de Petagonía, en Rosinos de Vidriales, del cual recuerda que es "muy relevante a nivel nacional", pero se lamenta de que "no está lo suficientemente estudiado y explotado". Héctor apuesta porque pueda hacerse "una pequeña reconstrucción visitable, porque la mayoría de esas propiedades son privadas".