Jesús María Prada, diputado de Turismo, frente al Lago de Sanabria, el mayor conjunto de lagunas de origen glaciar de España, después de los Pirineos. Está a hora y media de Madrid

Jesús María Prada, diputado de Turismo, frente al Lago de Sanabria, el mayor conjunto de lagunas de origen glaciar de España, después de los Pirineos. Está a hora y media de Madrid

Zamora

Los encantos de Zamora que enamoran a los madrileños

La provincia prepara una ambiciosa campaña en el metro Madrid: ofrece turismo experiencial con todos los ingredientes para repetir

15 marzo, 2022 12:40
Silvia García Diana Serrano

Zamora Enamora. No es sólo la nueva marca que promociona sus encantos en el exterior de la provincia, sino que las cifras lo constatan. Zamora experimenta año tras año un incremento lento pero seguro en visitas y pernoctaciones en un nuevo turismo experiencial que combina naturaleza, gastronomía, belleza y tranquilidad. Una tendencia que venía consolidándose ya antes de la pandemia y que ahora coloca a la provincia en los puestos de salida como gran potencia del turismo de interior.

Solo el pasado año, más de 348.000 viajeros visitaron la provincia, según el Boletín de Coyuntura Turística de la Junta de Castilla y León. De ellos, 327.000 son españoles, un 30% de Madrid. “Hay que ser realistas, el turista español es el principal. A veces abusamos al centrar nuestro esfuerzos en Madrid, pero es que ahí tenemos un filón importante, porque hay 6,5 millones de personas concentradas en muy poco espacio a las que te puedes dirigir con acciones muy directas, y que tienen un medio de transporte que, si se suben en Chamartín, en una hora están aquí y en hora y media en Sanabria. Esa es una joya que tenemos que explotar”, apunta Jesús María Prada, diputado provincial de Turismo de Zamora. Describe el turismo madrileño como “primordial”, sin renunciar al mercado de Galicia, País Vasco y Cantabria, ni al emergente nicho catalán, con la creciente llegada de visitantes de Barcelona atraídos por la exuberancia monumental de la capital y la provincia.

Y es que Zamora tiene mucho que ofrecer: espacios naturales, como la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica, que comparte con Salamanca y Portugal; los cañones de los Arribes del Duero, que puede surcarse a bordo de un crucero medioambiental y observar buitres, águilas y alimoches; Sanabria, donde radica el mayor conjunto de lagunas de origen glaciar de España, después de los Pirineos; la Sierra de la Culebra, donde el lobo ibérico concentra la población más numerosa de España y las Lagunas de Villafáfila, uno de los más importantes humedales de la península.

Una profusión monumental con epicentro en la capital, que concentra el mayor número de edificios románicos por metro cuadrado de una ciudad europea, que se extiende a Toro, Benavente y otras comarcas repletas de historia y obras artísticas de incalculable valor. Tradiciones y celebraciones populares únicas como la Semana Santa -de Interés Turístico Internacional- y las mascaradas de invierno. Y una gastronomía para chuparse los dedos, regada con vinos de renombre como los tintos de Toro.

Y ahí, Madrid es el objetivo primordial en que centra sus esfuerzos. La acción más potente diseñada para la capital de España desplegó en 2020 en el metro sus atractivos, pero la explosión del Covid obligó a suspender la campaña, que ahora volverá a las estaciones madrileñas.

“Aquí no nos va a venir Fasa Renault ni una fábrica de Tesla”

La Diputación Provincial de Zamora es consciente del potencial de la provincia, y ya en el 2020 duplicó el presupuesto destinado al turismo. “Fue un hito importante que daba músculo y capacidad para invertir en el sector turístico y promocionar la provincia. Llegó la pandemia, 2020 fue el peor año, pero siempre tuvieron claro que una de las líneas desarrollo de la provincia va a ser el turismo. “Aquí no nos va a venir Fasa Renault ni una fábrica de Tesla”, reconoce Prada. “El turismo es un sector capilar porque llega a muchos rincones de la provincia, no se necesita un gran núcleo de población para tener una casa rural o un restaurante o un pequeño hotel”. De hecho, la apuesta de la institución provincial pasa por apoyar la apertura de alojamientos de turismo rural “de calidad”, tras el boom inicial. “Hay que diferenciar el que está atendido por personas del que arregla una casa y le deja la llave a la vecina y va el turista. No los quiero demonizar, pero no crean riqueza per se”, señala.

“Todos conocemos a esos encargados de posadas reales, casas y hoteles rurales, que se implican con el turismo, les ofrecen opciones de ocio, restaurantes, les recomiendan rutas, y eso es lo que queremos que siga siendo el turismo rural de la provincia de Zamora”.

Para los expertos, es en la calidad donde está la diferencia. “De poco vale que hagamos campaña si luego vienen los turistas y no tienen un trato adecuado y exquisitos. Somos una de las provincias con mejor calidad turística. La diferencia que marca un destino de otro. Y también la ciudadanía. En Zamora cuando vas por la rúa o por la plaza mayor y un turista te pregunta te desvives y le acompañas. El turista percibe el cariño y el calor de los ciudadanos. Y eso es porque tenemos la concepción de que los turistas son una fuente de recursos para la provincia”.

El turismo extranjero es el que más se ha resentido, especialmente por el cierre de los albergues de las rutas jacobeas, que en algunos casos, como en el de Tábara, están reabriendo. “Los peregrinos volverán”.

De Benidorm a Zamora por miedo al covid

Jesús María Prada valora que la pandemia ha ayudado a que muchas personas conozcan el turismo de interior. “Hay gente que a lo mejor se iba a Benidorm y por miedo al COVID se ha venido unos días a una casa rural de Zamora”. “Y eso siembra, y deja huella. Confío en que todas esas personas repetirán en un futuro independientemente de la situación sanitaria que venga. Siempre he pensado que el turismo de interior es mucho más gratificante que el turismo de playa”, señala.

En la “legislatura más extraña de la historia en el mundo del turismo”, el sector ha aguantado la embestida de la pandemia, ha mantenido el músculo a veces tirando de ayudas públicas y a veces de los ahorros de los empresarios del sector. “Se han mantenido a flote y yo creo que este año va a ser el que se recuperen cifras importantes cercanas a la prepandemia”.

En este 2022 las administraciones públicas se centran en retomar el trabajo de promoción. “Llevamos tiempo coordinados con el ayuntamiento de Zamora, el agente más importante junto con la Diputación para la promoción del turismo, y este año queremos invitar también a los ayuntamientos de la provincia, porque todos juntos podemos llegar a más sitios”. No existe turismo en la capital sin la provincia y viceversa. “Poco gente llega a Zamora y se vuelve a ir a Toro, a las Lagunas de Villafáfila, o la reserva de la Sierra de la Culebra”.

Turismo y deporte para desestacionalizar

En Zamora, además, se ha abierto una exitosa línea que conjuga turismo y deporte fuera de temporada alta, con carreras como la Ultra Sanabria, en octubre, Arribes Ocultos, en enero, La Raya Trail Alcañices, la Transfronteriza y algunas carreras BTT. “Viene gente de toda España, estamos cogiendo un recorrido impresionante a nivel nacional, y vemos que durante la celebración de estas pruebas, y después, los destinos tienen más turistas y más visitantes”. Y es que los participantes aprovechan para hacer turismo de naturaleza durante todo el fin de semana en la zona. El objetivo, “desestacionalizar el turismo”, tan concentrado en Zamora en la Semana Santa y durante el verano. “Lo estamos consiguiendo poco a poco, porque la provincia se presta a ello”.

Un oasis privilegiado para la observación de fauna salvaje

El turismo de observación de la fauna salvaje va in crescendo. Cada vez hay más consultas y demanda para atender a los turistas del sector. Tanto que la Diputación planea impartir un curso a cargo de un experto en observación de huellas de fauna salvaje para instruir a los responsables de alojamientos de turismo rural y las empresas de turismo activo, para que puedan ofrecer también esa opción de entretenimiento. “El turismo cada vez huye más de ver un monumento y ya, y el turismo experiencial es cada vez más importante”, apunta el diputado.

Tal es el caso de una ganadera en Sayago que ofrece pasar la mañana de pastoreo. O las “sinergias de la casa rural que llegue a un acuerdo con la quesería que tiene a un par de kilómetros para que sus clientes puedan ir un día por la tarde a hacer queso, o se puedan subir a un burro, o ir a observar los lobos, los ciervos o los jabalíes en la Sierra de la Culebra”.

A las Lagunas de Villafáfila, por ejemplo, acude un turista “más técnico”, con expertos y estudiosos que conocen perfectamente los puntos de observación y las estaciones. No así en otros emplazamientos. “Ha habido un boom en el turismo de observación que también tenemos que saber controlar para conjugar el equilibrio medioambiental con la observación. Por eso hay empresas especializadas que hacen paquetes de observación en lugares habilitados. Pido que no vaya cualquiera con su coche a cualquier punto de la Sierra de la Culebra, porque no es medioambientalmente sostenible ni bueno para los animales”.

Toma pan y moja

Y si algo no puede faltar para ser un destino turístico de referencia, es una gastronomía de altura. Zamora es, en gran medida, un enorme rincón de la despensa de España. Algunos platos se han convertido en verdaderos referentes, por su permanencia secular en el recetario popular y por su vinculación a su zona de origen. El arroz a la zamorana, el bacalao a la tranca y el pulpo o la trucha a la sanabresa ocupar un lugar destacado en el recetario, que se extiende a todo tipo de comarcas y zonas, y que incluso su toponimia ayuda a ‘apellidar’, cuando se trata de identificar otras recetas clásicas: habones de Sanabria, jabalí al tinto de Toro, pichones de Tierra de Campos, tarta del Císter o cañas a la zamorana. Una gastronomía tradicional que se disfruta en restaurantes “de enorme calidad en muchos pueblos de la provincia, que eso es lo que sorprende a los turistas”. “Tenemos restaurantes que todos los zamoranos conocemos como Casa Pepa o La Pacheca, y vienen turistas aquí preguntando por esos establecimientos. Tenemos una calidad turística de restauración en pequeños pueblos muy importante, al margen de los que tienen estrellas Michelin - El Ermitaño, de Benavente, y el restaurante Lera, en Castroverde de Campos -o soles Repsol -además de los dos anteriores, El Empalme, en Rionegro del Puente y Los Caprichos de Meneses, en Zamora capital-”, subraya Prada.

“Las administraciones tenemos que seguir apoyando las sinergias de los productores con los propios restauradores. Que fluya esa economía circular o kilómetro cero, que cuenten con vinos de la zona, con productos agroalimentarios de la zona o de Exquisiteza”, la marca de pequeños productores de la provincia. Mientras, Zamora sigue ‘exportando’ los sabores únicos de su alacena, con Fromago, la Feria Internacional del Queso, y recupera las jornadas del Lechazo, otro icono que se sienta a la mesa para deleitar al visitante con lo mejor de esta tierra. Feliz estancia.