Imagen elaborada con IA de una familia en un pueblo

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Valladolid

Una familia con hijos pequeños se muda de Madrid a un pueblo de Valladolid: "En busca de un futuro digno"

Iniciará una nueva vida ante su imposibilidad de subsistir en la capital y después de que la Fundación Madrina les haya encontrado un hogar y un trabajo, luchando, además, contra el problema de la despoblación.

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La Fundación Madrina ha vuelto a hacer su magia. En el marco de su lucha por repoblar el mundo rural y su labor de apoyo a la maternidad y a la infancia más vulnerable, ha ayudado a una familia con menores a mudarse de Madrid a un pueblo de Valladolid en busca de "un futuro digno".

La familia reside en Vallecas y este mismo viernes, 3 de octubre, comenzará una nueva etapa en Pesquera de Duero, a donde llegarán en torno al mediodía con sus pertenencias y junto a una comitiva de la Fundación.

Nada más llegar, la corporación municipal dará la bienvenida a sus nuevos vecinos y, acto seguido, los miembros de la organización les entregarán las llaves del que será su próximo hogar para que puedan realizar cuanto antes su mudanza y garantizándoles así un futuro mejor.

Entonces, esta familia podrá empezar a construir una nueva vida alejada de la "exclusión y la situación de vulnerabilidad" a la que ha estado sometida durante su estancia en la capital, donde les era imposible "subsistir dignamente", y con la esperanza de poder encontrar la felicidad en un destino más tranquilo, pero con grandes oportunidades para ellos.

Y todo, gracias a la Fundación Madrina, pues ha sido esta la que les ha garantizado "un hogar, estabilidad" y la promesa de formación para los menores y un trabajo para los padres en ese mismo entorno rural.

Tal y como ha dado a conocer la organización, esta acción se enmarca dentro de su programa de realojos rurales, que actualmente ya ha facilitado una nueva vida a más de 350 familias y 1.000 niños en diversas provincias, entre las que se incluyen Ávila y Valladolid, entre otras.

Es el caso de Jessica, una madre con discapacidad y tres hijos que se encontraba en una situación crítica a punto de perder la custodia de sus vástagos debido a problemas de alojamiento, a la que la Fundación Madrina, en colaboración con el Ayuntamiento del municipio abulense de Santa María del Berrocal, salvó la vida al conseguirle una oportunidad única para rehacer su vida.

Y como este, otros tantos ejemplos que forman parte de un proyecto que, según la Fundación, ha demostrado ser "altamente efectivo" al haber logrado una tasa de éxito superior al 90% en la integración familiar y laboral.

Lo que, a su vez, ayuda a eliminar el fracaso y abandono escolar en los menores, quienes, por lo general, encuentran en el entorno rural la inclusión social y el éxito educativo que "la precariedad" de la ciudad les negaba; y a la supervivencia de los municipios que sufren el complicado problema de la despoblación, con la llegada de nuevos vecinos y revitalización de la zona.

"La Fundación Madrina ofrece una oportunidad de vida. En la ciudad, estas familias con escasos recursos están condenadas a la extinción; en el pueblo, se convierten en un motor de futuro," afirma Conrado Giménez, presidente y fundador de la asociación. 

Tanto es así, que según la organización, "en las grandes ciudades, los propietarios rechazan a menudo alquilar viviendas a familias con niños o mujeres embarazadas, alegando políticas que prohíben mascotas o menores".

Y ahí es donde entra esta a través de su labor de deslocalizar "la pobreza extrema infantil de las grandes ciudades" trasladando a estas familias a entornos rurales "más humanos y sostenibles, donde se valora la infancia" y donde se les ofrece vivienda y un empleo digno.

Uno de ellos es, precisamente, Pesquera de Duero, un municipio que forma parte de los pueblos Madrina. Pueblos de menos de 500 habitantes en riesgo de desaparecer que buscan vecinos, ya no solo para salvarlos, sino también para revitalizarlos.

En su caso, se trata de una localidad de 423 habitantes perteneciente a la comarca de Campo de Peñafiel y ubicada a orillas del río Duero, cuya principal actividad se centra en la enología, contando con más de una veintena de bodegas con la denominación de origen Ribera del Duero.

Un pueblo pequeño, pero con encanto y mucho que ofrecer a los nuevos vecinos a los que está a punto de recibir.