Manuel Ferrero en su finca Cantoblanco

Manuel Ferrero en su finca Cantoblanco

Valladolid

La ganadería familiar con 25 años de historia que ameniza las fiestas de los pueblos vallisoletanos con sus toros

Cantoblanco nació en la localidad vallisoletana de Alcazarén, pero suma ya una veintena de años en Peñaflor de Hornija

20 junio, 2023 07:00

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Ya se ha dado el pistoletazo de salida en la provincia de Valladolid a las fiestas de los pueblos. Con ello, los festejos taurinos cobran relevancia y son muchos los municipios que apuestan por potenciar sus días más festivos del año con capeas, concursos de cortes, toros del cajón o incluso, ahora están de moda, los minibueyes.

Arroyo de la Encomienda ha celebrado actividades relacionadas con el mundo del toro durante San Antonio de Padua hace bien poco. También lo ha hecho Zaratán en sus Fiestas de la Octava del Corpus y en los próximos días lo harán otros cuantos pueblos más, dentro de la provincia de Valladolid.

De organizar estos festejos y de contribuir aportando los diferentes toros, novillos y bueyes se encarga, en muchos de estos eventos, la Ganadería Cantoblanco. Se ubica en la localidad de Peñaflor de Hornija. Charlamos con Manuel Ferrero Valle, que es el propietario de la finca desde que ésta nació, hace ya 25 años.  

Manuel un día en su finca

Manuel un día en su finca Cedida

Historia de la ganadería

“Soy un hombre dedicado única y exclusivamente al campo, a la ganadería y a la empresa. Nuestra Ganadería Cantoblanco nace hace 25 años. Primero se ubicó en Alcazarén y hace 20 años nos vinimos a Peñaflor de Hornija, donde contamos con una finca de bravo y otra dedicada a la agricultura”, explica en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, Manuel Ferrero.

Una ganadería que se constituyó por la compra de cien reses a los Hermanos Castro Luguillano, que tienen su finca en Mojados, y con dos sementales de procedencia Contreras y Domecq. Un año después, en 2003, se adquirieron a Eladio Vegas 80 vacas con procedencia Torrestrella y Santiago Domecq.

En ese mismo año, Eloy Ferrero Fernández y Manuel Ferrero Valle adquirieron los derechos del hierro de los hermanos Castro Luguillano, variando su diseño y quedando constituida así con vacas y sementales de ambas ganaderías. En la actualidad predomina la procedencia Domenecq y Torrestrella.

“La ganadería, a lo largo de sus 25 años de historia, siempre nos ha ido bien. Ahora contaremos con cerca de 490 animales entre vacas, novillos, becerras, becerros, bueyes y caballos. Soy yo el que, cada día, va a la finca. Me gusta tener todo controlado de principio a fin. Trabajo con la familia, tanto con mi padre, como con mi mujer e hijos”, añade nuestro entrevistado.

El rejoneador Óscar Borja

El rejoneador Óscar Borja Cedida

Muy demandado para los festejos populares

“Nos dedicamos, en su mayor parte, a los festejos populares. Sobre todo, a encierros. En lo que llevamos de año hemos dado un total de 20 festejos y tenemos todo cubierto, prácticamente, hasta el mes de octubre. No nos podemos quejar de trabajo, la verdad”, confiesa, en declaraciones a este periódico el propietario de la ganadería y la finca.  

Vienen de trabajar en los festejos de San Antonio de Padua, en Arroyo de la Encomienda y, ahora, espera Medina de Rioseco, para San Juan. También lo tienen cerrado con Cigales para las Fiestas de Santa Marina que se celebran en el mes de julio con encierros populares, toros del cajón,y una novillada sin caballos.

“Los pueblos, o nos llaman para comprar el ganado, o sale el pliego a concurso y competimos con otras empresas. Intentamos dar el mejor servicio a los que apuestan por nosotros con los mejores animales para que sus festejos taurinos sean divertidos y disfruten de ellos”, confiesa nuestro protagonista.

Minibueyes

Minibueyes Cedida

“Seguir como estamos”

Manuel Ferrero Valle nos cuenta que su ganadería, en lo económico, está “bien”. Asegura que el coronavirus, que tanto golpeó a algunas de las que se ubican en la provincia vallisoletana, no se cebó con ellos porque “les pilló con poco ganado”. Esa suerte que tuvieron para “no sumar pérdidas”.

“Por aquí pasan muchos toreros, rejoneadores, cortadores y novilleros a prepararse con nuestro ganado. Me gustaría destacar la labor de toda mi familia y de mis hijas, Alejandra y Rocío”, explica.

Él, con sus tres familiares, saca el negocio adelante. Este año, vuelve a recalcar, “está siendo bueno”. Los bueyes pequeños “están gustando mucho” y se nota que ya, este verano, todo está normalizado después de tiempos revueltos por el COVID-19.

“Lo único que pido es seguir como estamos. Que las cosas sigan saliendo bien. A base de esfuerzo y trabajo todo sale y nosotros tenemos mucho de eso”, finaliza nuestro protagonista.

La Ganadería Cantoblanco quiere sumar otros 25 años de historia en la provincia vallisoletana.

Imagen de parte de la finca

Imagen de parte de la finca Cedida