El Real Valladolid consumaba este domingo el descenso a la Segunda División del fútbol español tras un partido nefasto ante el Getafe. Los de Pezzolano, que miraron más lo que ocurría en Cornellá, en el choque entre el Espanyol y el Almería que acababa con 3-3, no pudieron pasar del 0-0, ante los de Bordalás, cuando necesitaban el triunfo ante una afición que se volcó.

La madre de uno de los recogepelotas del Real Valladolid se ha puesto en contacto con EL ESPAÑOL  de Castilla y León para denunciar que el club “ha dejado tirados” a los recogepelotas que han venido ejerciendo esta labor a lo largo de la temporada para “poner en el partido decisivo a los jugadores del Juvenil B” a realizar esta labor.

“Indignación no sé si sería la palabra exacta para expresar lo que siento ahora mismo como madre de un recogepelotas del Real Valladolid desde los 11 años y que a día de hoy tiene 16. Les comunican a través de WhatsApp, por mediación de su responsable, que, en el último encuentro de la temporada, en el que el Pucela se jugaba la permanencia y con el que ellos estaban muy ilusionados, que no cuentan con sus servicios. Que van a ejercer de recogepelotas los jugadores del Juvenil B. No es justo”, asegura indignada la madre en declaraciones a este periódico.

La mujer, vallisoletana de nacimiento como su hijo, que prefieren mantenerse en el anonimato, asegura que la notificación la reciben el sábado, 3 de junio, a eso de la media tarde y pocas horas antes de que a las 21.00 horas del domingo, comenzara el choque decisivo entre los de Pezzolano y los de Bordalás.

“Mi hijo ha hecho los partidos del Promesas y los del primer equipo. Durante toda la temporada. Ha fallado, como mucho, un encuentro del equipo B. Como el resto de los recogepelotas. Han hecho una gran labor. Siempre han estado cuando se les ha necesitado. Cuando llovía ha ido, y se ha mojado. Cuando ha hecho calor ha venido con la cara quemada y, ahora, en el último partido, les han hecho esto. Es injusto. Tenemos mucha rabia”, asegura la madre, indignada.

El joven de solo 16 años, cuando recibió la noticia, mostró su “decepción”, como es lógico. Siempre ha estado al pie del cañón. Él, y los 10 chavales más que hacen una labor encomiable durante los partidos del primer equipo, de forma altruista.

“Encima, cuando el equipo se jugaba la permanencia. Ellos han estado siempre ahí, para lo bueno y para lo malo y en el último partido, en el decisivo, meten a los del Juvenil B. Nos ha parecido sumamente injusto, y más avisando a última hora y por WhatsApp”, apunta la madre.

Recuerda que estos jóvenes no pueden pedir autógrafos ni camisetas a los jugadores tras el partido y que “siempre han mostrado el apoyo a los jugadores, en lo bueno y en lo malo”. “Ellos hacen un trabajo y así se lo han pagado. No es justo”, finaliza.