La médica Raquel Blasco en su consulta

La médica Raquel Blasco en su consulta

Valladolid

Raquel Blasco, vocación por la medicina y la divulgación: "Hay un deterioro progresivo de la sanidad y esperemos que no sea irreversible"

La doctora cuenta con más de 29.000 seguidores en Twitter, una red social que utiliza para la divulgación de temas relacionados con los buenos hábitos saludables

25 noviembre, 2022 07:00

En un momento en el que muchos sectores de la sociedad recelan de las prácticas médicas, especialmente tras la pandemia, la médica vallisoletana Raquel Blasco Redondo ha tomado otro rumbo. Un rumbo marcado por la divulgación y la pasión por una profesión que ha perdido valor entre los ciudadanos con el paso de los años, a pesar de la importancia que tienen los médicos en nuestro día a día. En la actualidad, ejerce la profesión en la Unidad de Medicina Interna de la Junta de Castilla y León, una tarea que compagina con la docencia como profesora asociada en la carrera de Medicina en la Universidad de Valladolid y en la Universidad Católica de Murcia. Sin embargo, su mayor éxito ha sido la forma de transmitir en Twitter sus conocimientos de una manera amable que ha encandilado a los más de 29.000 seguidores que registra su perfil de esta red social.

Le vemos tanto en sus publicaciones en redes sociales como en sus intervenciones verdadera pasión por su profesión. ¿De dónde nace ese interés por la medicina?

Parece de película, pero cuando tenía 17 años mi madre estaba gravemente enferma. Gracias al buen hacer de dos médicos que le salvaron la vida -el cirujano Pedro Gago Romón y el internista Antonio Jimeno Carruez- sentí que quería ser igual que ellos. Ver el trato humano de estas dos personas te cambia la vida por completo.

A la vista de su divulgación, especialmente en Twitter, ¿la sociedad está informada de los peligros que acarrean los malos hábitos?

En cuanto a información, tenemos y nos sobra. El problema de esta 'infoxicación' es que hay un sesgo de confirmación, por lo que nos creemos lo que queremos. Por mucho que se nos diga que tenemos que hacer entrenamiento de fuerza o un estilo de vida activo, cada uno hace lo que le parece oportuno. Los profesionales sanitarios nos estamos esforzando en que el paciente esté 'empoderado', en el sentido de conocer la información y que sea práctica durante mucho tiempo. Hace falta mucho trabajo por hacer y no acabaremos en la vida. Es un proceso eterno y más información de la que tenemos ahora, no la hemos tenido nunca.

Si algo ha caracterizado a los sanitarios en los últimos tiempos ha sido el enfrentamiento ante el Covid. ¿A qué situaciones se han tenido que enfrentar?

Han sido tremendas. En el centro donde trabajo, al principio de la pandemia se suspendió todo. Por mi actividad he tenido que estar 'en primera línea de fuego'. Todo ello me recordó a mis momentos de estudiante de medicina cuando nos enfrentábamos a los primeros casos de SIDA en nuestra población. Tenía la sensación de miedo y no solo porque la gente se nos moría, sino por el gran desconocimiento, que es lo que mata realmente: lo que tienes que hacer y cómo lo tienes que hacer. Las palabras de esos días eran miedo e incertidumbre. No sabías lo que iba a pasar al final de tu jornada laboral. Me marcó profundamente al igual que a toda la población. Es muy duro verlo tan de cerca y no saber cómo actuar con protocolos muy cambiantes debido al desconocimiento de la enfermedad.

En este contexto mucha gente ha dudado de la labor médica. ¿Se sienten maltratados por un sector de la población?

Siempre ha sucedido. En las situaciones de emergencia es muy humano echarle a culpa a quien te está en el mismo barco que tú -porque puede académicamente- y por supuesto lo comprendo, pero no comparto ni respeto esa acritud contra los que estábamos en el mismo barco que ellos. Los que dudan de nuestra labora siguen estando ahí y no son un colectivo tan pequeño. Cuando sientes incertidumbre le echas la culpa al que tienes al lado. Ocurrió con el virus. El que se acercaba a ayudar estaba igual de aterrado que el paciente. En definitiva, los médicos también hemos sufrido toda esta situación.

En este sentido, Raquel Blasco se expone y tiene una gran acogida entre la gente por sus mensajes en las redes sociales. ¿Ha sufrido amenazas?

Igual que en la vida real ha habido momentos duros, en especial los tres primeros meses que fueron muy angustiosos, en las redes sociales mis mensajes no han sido especialmente demoledores e intentado protegerme, puesto que no tenía muy claras las cosas. No he sufrido amenazas serias. Siempre hay mala gente en todos los ámbitos. En ese sentido ni he sido acosada ni he sufrido campañas de desprestigio desde el anonimato. No soy una persona que bloquee fácilmente a la gente, pero lo arreglo así cuando se entra en la descalificación y el insulto. Siempre he defendido la verdad basada en la evidencia científica y eso, en la mayoría de los casos, suele ser incuestionable. No me meto en peleas nunca, salvo que esté segura. Quizás ese sea uno de los motivos por los que no me han tratado mal en redes sociales y, en algunas ocasiones, hasta he tenido que mediar en conflictos.

También ejerce como profesora asociada en la Universidad de Valladolid. ¿Qué salud tiene la medicina con estas nuevas generaciones?

¡Qué mal lo tienen nuestros herederos! Todo este cambio de paradigma por parte de la profesión médica está calando en los estudiantes. Tienen la misma ilusión que nosotros cuando comenzamos. Muchos cursan medicina siendo una de las carreras que mayor nota de corte tiene para poder acceder, esto me genera cierta pena. Me duele que escojas la mejor profesión del mundo -la cual tengo la suerte de ejercer- y solo la puedan cursar los que hayan sacado la mejor nota en la EBAU; es demoledor ver como jóvenes con una enorme vocación no pueden estudiar medicina porque no les da la nota. Desconozco la solución, pero veo a mis herederos con muchos más condicionantes sociales de los que podíamos tener nosotros. Nuestros estudiantes son un fiel reflejo de la sociedad en la que se han movido, con sus ventajas e inconvenientes.

Se escuchan comentarios de que cada vez más en una sociedad más individualista, se está perdiendo el trato humano entre médico y paciente. ¿Se necesita volver a 'educar' en el trato humano?

Sí. Tengo mucha suerte en este sentido. Reconozco que, como dicen mis compañeros, trabajo en un 'parque de bolas'. El volumen de trabajo es importante, pero tengo la infinita fortuna y privilegio de poder disponer de tiempo suficiente para tratar a cada uno de mis pacientes: mirarles a la cara mientras escribo en el ordenador y poder hablar con ellos, ver sus marcas, sus tiempos, etc. Tengo tiempo y eso hace que pueda hacer una medicina más personalizada. Por otro lado, estamos cada vez más acostumbrados a basarnos en las técnicas y comprobaciones complementarias que en la historia clínica y en la exploración del paciente. Soy muy mayor, muy médico de cabecera en donde me vale mucho más la información que pueda obtener del historial clínico y de ese trato con el paciente que de las exploraciones complementarias, que, en última instancia, son en las que me baso. Quizás por el modelo sanitario que estamos viviendo ahora, se está perdiendo mucho el trato con el paciente. Eso es una pérdida irreparable.

Hemos visto este pasado sábado una manifestación multitudinaria en defensa de la sanidad pública, ¿está en peligro?

El modelo sanitario lleva en peligro desde el año 2015 cuando empezamos con las primeras crisis graves en el Sistema Nacional de Salud y se agravó con la pandemia del Covid. Este riesgo sucede en todas las Comunidades Autónomas. En el caso de Castilla y León, con el envejecimiento de la población, nos enfrentamos a una incapacidad de mantener las plazas de difícil cobertura. Los contratos de los médicos, al margen de lo económico, en algunos casos son de dos horas de duración por guardia. Hay un deterioro progresivo de la sanidad y esperemos que no sea irreversible.

Con respecto a la manifestación, la respeto, la aplaudo y la aliento. Nuestro sistema sanitario está en riesgo y se ha agravado con una situación de la que no hemos sido capaces de sacar partido. Lo digo como responsable junto a los que trabajamos en esto; tendremos que empujar. Sin duda, es la gestión desde arriba la que está fracasando de una manera rotunda. No necesitamos más médicos ni más facultades, necesitamos dotar en condiciones a los médicos que están saliendo y volver a poner en valor el Sistema Nacional de Salud que se está cayendo por todos los sitios: comenzando por la Atención Primaria y continuando por los hospitales. Las manifestaciones no son más que un pequeño reflejo del caos que se sufre y la situación no es buena.