Efredes Noriega Carreño, con la foto de su tío, atiende a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León

Efredes Noriega Carreño, con la foto de su tío, atiende a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León

Valladolid

Poeta a los 80 y un botón rojo

Efredes Noriega Carreño es una vallisoletana, de 82 años, con muchas historias que contar

15 mayo, 2022 07:00

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Hay personas entrañables, de esas que te llegan al corazón por su ternura y por el cariño que desprenden cuando te sientas a charlar con ellas. Efredes Noriega Carreño es una de ellas. Amigablemente abre a EL ESPAÑOL – Noticias de Castilla y León las puertas de su casa en la ciudad del Pisuerga para hablarnos de su vida, con la faceta como poeta en el centro del debate, y del servicio de teleasistencia.

En el último año, Cruz Roja ha atendido a 144.912 personas mediante el servicio de teleasistencia domiciliaria y móvil, que más allá del botón rojo cuenta con una red de personas, con gran corazón, que dan apoyo emocional y acompañamiento en caso de emergencia, pero también en el día a día, a hombres y mujeres mayores que están solos en casa.

En total se han realizado más de 10.880.600 interacciones entre el personal que atiende el servicio y las personas usuarias; 5.400.000 se generaron en situaciones de emergencia. En 2021, Cruz Roja ha atendido en Valladolid a 2.817 personas y se han llevado a cabo un total de 160.428 interacciones entre el personal que atiende el servicio y los usuarios.

Desde agosto del 2011 con el servicio de teleasistencia

Vivía sola y solicité el servicio. Lo hice en Cruz Roja, siempre he confiado en ellos. Yo duermo con el botón. Muchos mayores se han caído, no lo llevaban encima y no han podido activarlo para dar el aviso. Yo no me separo de él porque me da seguridad”, asegura Efredes Noriega Carreño.

Esta vallisoletana, nacida en la localidad de La Parrilla, aunque lleva 33 años viviendo en la capital, acaba de cumplir los 82 años. Asegura que contar con este servicio le da “confianza” porque si le ocurre algo “puede apretar el botón” y rápidamente algún miembro de la institución acude a atender cualquier imprevisto no deseado. “También me llaman para preocuparse por mí”, explica.

En estos once años que lleva formando parte del servicio “no ha sufrido grandes contratiempos”, por suerte, y nos confiesa, en forma de anécdota, que “alguna vez da el botón sin querer” pero rápidamente “da aviso para informar a la centralita de que se encuentra en perfecto estado”.

“Te atienden muy bien y te llaman para preguntar. Una vez, que no me localizaban, avisaron a las personas que se encontraban conmigo para ver lo que pasaba. En la calle, el botón no funciona, pero rápido dije que no me pasaba nada, que estaba bien”, asegura.

Efredes, con su libro de poesías

Efredes, con su libro de poesías

Poeta a sus 82 años

“En este rincón de Castilla, Valladolid, escribo mis poesías, no como gran poeta sino como mi alma siembre”. Ese es el encabezamiento de la obra que está elaborando Efredes, nos cuenta entusiasmada. Añade que le están escribiendo sus composiciones “no para su publicación”, sino “para ser reconocida como autora”.

Orgullosa nos confiesa que cada una de sus composiciones “tiene dedicatoria”. “Para Carol”, reza una de ellas, mientras sigue recitándonos, libro en mano, párrafos que están cargados de valor y de un sentimiento por las letras que le ha atrapado desde que era pequeña. A pesar de realizar diferentes trabajos a lo largo de su vida, se queda con la labor de escritora.

“He pasado una infancia muy bonita, con mis tíos”. Saca una foto y señala a su tío, brigada de la Cruz Roja. “El que llevaba la ambulancia”, presume, mientras comunica que se llamaba “Martín Peña Sanz”, con los ojos brillantes, como todo el que echa la vista atrás y recuerda los mejores momentos de su vida.

El libro de poesías de Efredes y la foto de su tío

El libro de poesías de Efredes y la foto de su tío

La labor del voluntario, esencial

En la misma mesa nos sentamos con Manuel Baladrón Parra, de 72 años. Zamorano de nacimiento vive en Valladolid y es voluntario de Cruz Roja desde el año 2020, cuando comenzó la pandemia. “Un voluntario polivalente”, dicen los altos cargos de la organización humanitaria, que están encantados con él desde su entrada.

“Soy voluntario de acompañamiento. Acompaño a Efredes y a otras personas al hospital, a pasar consulta, o a lo que necesiten, las horas que sean precisas”, nos cuenta Manuel, que asegura que también hace esta labor con otras personas, además de con nuestra entrevistada.

“Cuando me jubilé quería ir a la universidad. Lo hice y estudié Historia del Arte. A la vez, buscaba ayudar a los demás y me fui a una residencia de mayores. Allí di mucho y ellos me proporcionaron más cariño a mí, pero cuando comenzó la pandemia tuvimos que dejarlo”, nos cuenta el voluntario.

Fue ahí cuando, en 2020, entró a formar parte de Cruz Roja. “Este año y medio ha sido apasionante”, afirma. “No puedo hacer más porque no dispongo de más tiempo, pero estoy encantado”, confiesa emocionado y ensalzando la labor de un colectivo que lo da todo por los demás.

Efredes con Manuel

Efredes con Manuel

La gran labor de Cruz Roja

El servicio de teleasistencia está muy afianzado en la población. Llevamos más de 27 años desarrollándolo y aporta seguridad, tranquilidad e independencia a las personas que lo solicitan. A través de la comunicación telefónica, con solo pulsar el botón, las personas están en contacto directo con la central de alarmas. Cuando la persona aprieta, movilizamos los recursos necesarios”, nos explica Eva Manrique González, responsable del Servicio de Teleasistencia de la Oficina Provincial de Cruz Roja en Valladolid desde el año 2016.

Esta asistencia proporciona, además de al usuario, tranquilidad y seguridad a los familiares. Existen cuatro servicios. La teleasistencia domiciliaria, el caso de Efredes. La móvil, que se lleva a cabo tanto dentro como fuera del domicilio con un sistema de geolocalización. El Servicio LOPE (Localización de Personas), sobre todo para que personas con deterioro cognitivo estén siempre localizadas y el Servicio ‘Cuídate Más’, para medir las constantes vitales, al momento, de cada usuario. Este último es el sistema más avanzado de todos.

“El servicio más utilizado es el de teleasistencia domiciliaria”, añade Eva, que asegura que “está muy consolidado” y “es muy conocido por las personas mayores de 65 años” en Valladolid. Añade que el futuro “está supeditado al avance de la tecnología” para “reforzar estos cuidados”.

Efredes, Manuel y Eva. Tres brazos indispensables que forman un todo y que ponen de relieve la importancia de la teleasistencia en la provincia de Valladolid y en el resto de la geografía española.