Los trabajadores de Renfe se han movilizado, en la entrada a los talleres de Valladolid, para exigir un acceso seguro a su puesto de trabajo. La protesta ha consistido en una marcha a pié desde la parada más cercana del autobús urbano, en la calle Aluminio, 7, hasta el taller ubicado en el páramo de San Isidro, unos dos kilómetros, de los que los últimos 700 metros carecen de iluminación y aceras.

El motivo es que la empresa ha anunciado la supresión del autobús que traslada a la plantilla sin haber realizado un acceso adecuado para llegar sin tener que utilizar el vehículo privado, tal y como ha informado Comisiones Obreras a través de un comunicado.

Para CCOO, "la supresión del servicio de transporte supone un riesgo para las personas que quieran acceder al complejo en el autobús urbano o deseen hacerlo a pie, en bicicleta o en patinete que no contarán ni con aceras ni con un carril bici ni con la iluminación necesaria para evitar accidentes".

Así, el sindicato ha recordado que "de este modo sólo quedaría como método seguro el acceso en vehículo privado lo que va completamente en contra del concepto de sostenibilidad que está vendiendo la empresa. Además el tránsito de vehículos privados, en una plantilla de más de 700 personas, hará más arriesgado el acceso en medios más sostenibles".

Exigencia para que se mantenga el servicio

"La empresa decidió habilitar el autobús mientras reubicaba a toda la plantilla en el nuevo taller, pero una vez completada esta reubicación ha decidido suspenderlo desde el 2 de enero". Por ello, el comité de empresa exige "que se mantenga en tanto se reacondiciona el acceso al taller para evitar riesgos innecesarios y la necesidad de llegar en el vehículo privado".

Además reclaman otras mejoras en el taller que adolece de muchas deficiencias, como la temperatura ambiente, fría en invierno y muy caliente en verano, el ruido y el polvo que tienen que soportar por las obras aún pendientes o la necesaria evaluación de riesgos laborales que sigue sin estar hecha.