San Felices de los Gallegos (Salamanca)

San Felices de los Gallegos (Salamanca) Turismo Castilla y León

Salamanca

La villa salmantina que llevó a juicio al primer duque de Alba: alberga un castillo que "casi cruza el Atlántico"

Considerado uno de los pueblos más bonitos de España de este mes de octubre por la revista de viajes National Geographic, a lo largo de su historia ha sido, además de castellano, un pueblo gallego y portugués.

Otras noticias relacionadas: El mejor pueblo de Castilla y León para recoger setas este otoño: un paraíso micológico con rutas, cursos y talleres

Publicada
Actualizada

La prestigiosa revista de viajes National Geographic ya ha revelado los finalistas que aspiran a convertirse en el pueblo más bonito de España durante este mes de octubre y lo cierto es que entre ellos se encuentra un municipio salmantino escenario de leyendas, conflictos y aventuras legendarias que siguen formando parte de su día a día.

Se trata de San Felices de los Gallegos, una villa de origen medieval situada en la frontera de Portugal que a lo largo de su historia ha sido, además de castellana, gallega y portuguesa.

Ubicada en el corazón del Parque Natural de Arribes del Duero y declarada Conjunto Histórico Artístico, sus inicios se remontan al año 690, cuando esta fue fundada por un obispo de Oporto llamado Don Félix, que decidió bautizarla como San Felices en honor a su santo.

Además, teniendo en cuenta que sus primeros pobladores procedían de Galicia, finalmente el pueblo adoptó el nombre de San Felices de los Gallegos.

Su historia incluye una destrucción durante la invasión musulmana y una reconquista por parte de Alfonso VII 'El Emperador', hasta que en 1296 pasó a ser un pueblo portugués tras ser conquistado por el rey Don Dionis, el artífice del imponente castillo que la villa aún conserva.

Tras varias y convulsas guerras fronterizas entre los reinos de Castilla y Portugal, en 1479 esta pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes decidieron entregársela a García Álvarez de Toledo, el primer duque de Alba y una de las figuras clave del municipio.

Y es que, entre finales del siglo XV y principios del XVI, San Felices de los Gallegos vivió unos años de prosperidad y bonanza en los que hasta llegaron a fundarse los conventos de San Juan de Letrán de los Dominicos y de la Pasión de las Agustinas, a rehabilitarse su antigua iglesia y a construirse nuevas ermitas y casas particulares.

Un momento que, a su vez, fue aprovechado por el duque de Alba para imponer a su señorío un impuesto denominado 'El Noveno', a través del cual obligaba a los vecinos a entregarle una novena parte de lo que producían.

Si bien, 300 años después, en 1852, estos consiguieron la supresión de dicho impuesto tras un largo procedimiento judicial que les enfrentó a las voluntades del duque. 

Un acontecimiento en sí mismo que pasó a ser una celebración y que años después se convirtió en una fiesta de Interés Turístico Regional que se celebra el segundo domingo de mayo de cada año como el festejo más importante de la villa.

Castillo de San Felices de los Gallegos (Salamanca)

Castillo de San Felices de los Gallegos (Salamanca) Turismo Castilla y León

San Felices de los Gallegos también ha sido residencia de miembros de la realeza, como es el caso de la condesa y abuela de Fernando El Católico, Doña Leonor, quien creció en su castillo; y escenario de la Guerra de Secesión Portuguesa y la Guerra de la Independencia española contra la invasión napoleónica.

De hecho, tal y como consta en la página web del Ayuntamiento, fue a las afueras de San Felices donde se libró la batalla final tras la cual el ejército francés tomó la villa durante casi tres años.

El conflicto supuso grandes pérdidas para el pueblo como el Convento de San Juan de Letrán y parte de la Ermita de Nuestra Señora de la Luz. Sin embargo, también permitió la construcción del denominado Puente de los franceses en el río Águeda, uno de los principales puntos de interés del municipio.

Hoy San Felices de los Gallegos es el vivo reflejo de años de historia. El municipio aún conserva vestigios de todo aquello, fundamentalmente, en su joya arquitectónica más valiosa, su castillo.

Un conjunto formado por la Cerca Vieja, el propio castillo y una fortificación del siglo XVIII que, según recuerda National Geographic, estuvo a punto de convertirse en cantera en la época del duque de Alba y más tarde alguien quiso comprarlo para desmontarlo piedra a piedra y llevárselo a Estados Unidos.

Si bien, este finalmente fue donado al pueblo, de ahí que la prestigiosa revista lo defina como una fortaleza "que casi cruza el Atlántico".

Su patrimonio cultural se completa con su histórico Arco de las Campanas, donde colgaron al alcaide Gracián de Sessé tras una revuelta popular; su Plaza Mayor, su portada románica, sus edificios religiosos y, por su puesto, con una cuidada arquitectura popular marcada por sus representativas casas blasonadas.

San Felices de los Gallegos también puede presumir de su gastronomía con el aceite, las carnes de raza morucha, el cordero churro y los afamados vinos de los Arribes del Duero como protagonistas, y de su preciado patrimonio natural, el cual se puede disfrutar a través de diferentes rutas de senderismo e incluso en el parque multiaventura con el que cuenta el municipio.

Pero si algo le define y le representa eso son sus vecinos, los verdaderos guardianes y salvadores de un pueblo que hoy se ha consagrado como uno de los grandes tesoros de la provincia de Salamanca.