María Dolores Bayo en su casa

María Dolores Bayo en su casa Fotografía cedida a ICAL por María Dolores

León

Una madre con respirador y andador, encerrada en su casa de La Baña por los incendios

María Dolores es una de las residentes del centro de mayores del municipio de La Baña (León).

Más información: Castilla y León empieza a respirar aliviada con seis incendios en nivel 2: preocupan tres focos de Porto y Fasgar

ICAL / Servimedia
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Los vecinos de La Baña, en León, se niegan a abandonar sus viviendas pese a la proximidad de las llamas. Tan solo se ha evacuado a los internos de un centro de personas mayores y dependientes. Pese a que desde la dirección ofrecieron el traslado a otra residencia, algunos usuarios, como María Dolores Bayo, que vive conectada a un equipo de oxígeno y necesita de un andador para moverse, ha preferido encerrarse en su casa del pueblo.

“Algunas noticias han dicho que habían evacuado el pueblo y eso es mentira”, esgrime Dora Maestre, hija de una residente del centro de mayores de La Baña, en una entrevista con Servimedia. “Yo admiro mucho a los paisanos de esta aldea. Este fin de semana vinieron dos autobuses aquí y se presentó la Guardia Civil en la plaza del pueblo con la megafonía diciendo que había que evacuar el pueblo y la gente preguntó: ‘¿Pero a dónde nos lleváis? ¿A dónde nos lleváis?’ Nadie lo sabía. Al final, los autobuses regresaron vacíos", relata.

Los únicos que han abandonado el pueblo son los más vulnerables. Personas con problemas de movilidad o respiratorios, personas de edad muy avanzada dependientes residentes del Centro La Solana.

“Cuando nos informaron de la cercanía del fuego decidimos hacer una evacuación preventiva de nuestros usuarios. Me preocupé de que la gente fuese equipada con su medicación, con su oxígeno, con sus insulinas”, relata la directora del centro La Solana, María José Luis Ramos, a Servimedia.

El traslado se realizó en autobús y en algún caso se necesitó una ambulancia. 16 personas han sido acogidas en Ponferrada, seis en Bembibre y otras ocho permanecen en domicilios privados con sus familiares, como el caso de María Dolores. “La evacuación se ha realizado por precaución para evitar riesgos innecesarios, y en ningún momento ha existido un peligro inminente para los residentes”.

“Pendientes del viento”

“Vas oyendo las noticias y ahora de repente acabo de escuchar que si está soplando el viento para otro lado y que igual se complica. Vives pendiente del viento”, explica la hija de María Dolores.

Reconoce que se siente muy estresada: “Nos llegan noticias contradictorias. Unos dicen que ya está controlado, otros que ha vuelto a activarse; y más aún si pienso que estoy a cargo de mi madre con problemas de movilidad y respiratorios”.

Estos días Dora, que es profesora, está aprendiendo a “ser gerontóloga”, afirma. “Viene de vez en cuando una cuidadora del centro para darme consejos sobre cómo levantar a mi madre, por ejemplo”.

“No sabemos cuánto va a durar esta situación o si tendremos que salir corriendo”, asevera. “No sabemos qué va a pasar, vivimos en una incertidumbre constante. Su madre, en cambio, está atravesando esta la situación desde el sosiego que le aporta la medicación que toma: antidepresivos y tranquilizantes.

Pese a ello, preguntada acerca de cómo se siente ante los próximos días, María Dolores es contundente: “No salgo de casa porque tengo miedo del humo y que me afecte a la respiración”. Y mira hacia la residencia que se encuentra en un alto justo al lado de su casa y reconoce que ella lo que quiere es “volver cuanto antes”, pero que lo que toca ahora es “vivir encarradas”, asiente María Dolores. Mientras, los vecinos de La Baña, que mantiene el nivel de riesgo 2, resisten al envite del fuego y de un humo irrespirable confiando en que los vientos les sean favorables.

"Abandono y falta de medios"

La Asociación de Desarrollo Rural Bierzo-Cabrera denunció este lunes “el abandono y la falta de medios” en el incendio forestal de La Baña, que llegó en la madrugada del 17 de agosto desde Porto de Sanabria, en la provincia de Zamora, y que “sigue sin control”.

El fuego penetró por el calello de Murteira Cavada y Peña Surbia, afectando al Monumento Natural del Lago de La Baña desde el primer momento., cuando “los vecinos se vieron obligados a actuar”, realizando cortafuegos con maquinaria pesada de las canteras de pizarra para evitar que las llamas alcanzaran el barrio de Piñiella.

“A pesar de la gravedad, los primeros medios terrestres no llegaron hasta seis días después, mientras que los aéreos actuaron de forma intermitente desde cuatro después”, aseguraron, al tiempo que advirtieron que “hasta entonces, el fuego avanzó lentamente por los valles de Cadaval, Fervienza, Murtrabeya y Gaya de Cueto y Verdugueo, gracias a la bajada de temperaturas y el viento norte”.

Fue en la tarde del pasado sábado, día 23, cuando la situación “se complicó” y obligó a desalojar la residencia de ancianos de La Baña a última hora de la tarde, mientras que ayer, domingo, “ya con numerosos medios desplegados”, se trabajó “intensamente” con helicópteros, hidroaviones, motobombas y brigadistas, aunque los vecinos pusieron de relieve que “fueron ellos quienes evitaron que el fuego saltara a Silván y Forna, sofocando con camiones de riego los conatos en la carretera de la Cueva”.

“Si se hubiera trabajado desde el domingo 17, cuando el fuego entró en León, nunca hubiéramos sufrido la vorágine de este incendio ni habrían sido necesarios los esfuerzos titánicos de los brigadistas en los últimos días. Durante casi una semana defendimos solos el territorio”, denunciaron los habitantes de la zona.

Ante esta situación y mientras el incendio “avanza con varios frentes activos, en Falleda y Murtrabeya, favorecido por el viento sur y el calor seco”, los colectivos vecinales de Cabrera exigieron hoy a las administraciones medios de extinción “inmediatos y suficientes, que no lleguen con una semana de retraso”, planes de prevención forestal “reales y con dotación de personal”, una gestión “activa” del monte que, “además de proteger genere empleo en la comarca” y la atención “urgente” a los damnificados y a un territorio “cada vez más despoblado y vulnerable”.