Salgo de casa sin rumbo y acabo entrando en una cafetería, pido un café solo con hielo y me siento a leer en la terraza. Escucho la conversación de la mesa de al lado porque siempre me ha encantado analizar a la gente y divagar sobre qué los lleva a pensar según qué cosas. No suelo empatizar con la mayoría. Están discutiendo sobre lo de la Vuelta Ciclista.

No seré hipócrita porque no he leído lo suficiente como para tener una opinión formada del conflicto Israel-Gaza, lo que tengo claro es que no está bien matar civiles. No está bien matar en general. Me da igual quien apriete el gatillo. No creo que la mayoría de los que gritan de un lado u otro hayan leído mucho tampoco.

El populismo sigue funcionando, todo mal en España un día más. Hay quien piensa que reivindicar algo tiene que ser molesto para el resto. Yo soy más de la opinión de que hay que reivindicar lo que uno quiera o le parezca injusto, pero sin joder al de al lado. No sé. Se abandera mucho lo de "mi libertad acaba donde empieza la del otro" cuando interesa, y eso tampoco está bien.

Hace un mes, de camino a tomar unos vinos en Valladolid me encontraba con un grupillo gritando en contra de Mañueco por los incendios. Puedes estar a favor o en contra, o cuestionarte qué tendrá que ver este hombre con que alguien haya provocado un incendio cuando es competencia estatal la asignación de recursos. Pero nadie debe negar la libertad de manifestarse.

Lo cierto es que era un batiburrillo de gente aburrida que no sabía qué estaban reivindicando porque lo mismo bramaban "Palestina libre" como "Mañueco cabrón". Creo que hay mucha gente con una vida de mierda que se suma a movimientos que no entiende con tal de tener algo que hacer. Y no estoy señalando a ninguna ideología concreta, es un ejemplo como otro cualquiera.

Ahora bien, ¿dónde está esa derechita cobarde? O más bien, ¿dónde están los españoles con la cantidad de calamidades que están ocurriendo en el gobierno? Quiero decir, si en vez de Pedro Sánchez a los mandos (si es que lo está) estuviese el Rajoy de turno, estamos todos de acuerdo en que habrían ardido las calles.

Me imagino una España como la Barcelona independentista de 2017. En llamas, con velas en las avenidas, contenedores quemados, huelgas de diferentes sectores. Rabia y descontento. Injusticia a borbotones. ¿Por qué la oposición no moviliza a la sociedad civil? ¿Por qué la sociedad civil no se moviliza? Me da igual los colores, al final, suelen ser lo mismo.

Es patético que justifiquemos los hechos según el partido al que hayamos votado. Es lamentable dar la razón sin razón. Da pena, como todo en la vida, clavarla por la espalda y salir corriendo sin dar la cara.