Irene Olalla posa en su despacho desde Boceguillas (Segovia) Cedida
Irene, la nutricionista segoviana que dejó Madrid para regresar al pueblo de sus padres: "Aquí la gente escucha más"
Irene Olalla (38 años) comprobó gracias a la pandemia que se puede vivir y trabajar en el medio rural: "Hoy puedo compaginar el trabajo con la familia y tengo tiempo para todo"
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Hace años, y aún sigue presente, existía un mantra que decía que para tener éxito había que marcharse a la ciudad y si era Madrid, mejor. Sin embargo, hay quienes demuestran lo contrario.
Irene Olalla es uno de esos ejemplos. Tras años de formación y trabajo en la capital de España, decidió regresar al lugar de sus raíces para abrir su propio consultorio de nutrición en Boceguillas (Segovia).
Desde allí muestra que no hace falta mudarse a la capital para triunfar, y que también en el medio rural se pueden emprender proyectos valiosos, con impacto y futuro.
Olalla decidió dar un giro a su vida. Dietista-nutricionista especializada en nutrición deportiva, Irene dejó la capital para instalarse en este municipio segoviano de poco más de 700 habitantes, el pueblo de sus abuelos, donde ha abierto su propio consultorio.
Desde allí acompaña a sus vecinos a mejorar sus hábitos de alimentación y a descubrir que la vida saludable también tiene cabida, y gran interés, en el mundo rural.
Una vocación temprana
“Tenía clarísimo a lo que quería dirigirme. Lo mío siempre ha sido vocacional”, recuerda. Estudió y trabajó en Madrid durante años, compatibilizando su vida profesional con los fines de semana y veranos en el pueblo.
“Siempre decía que mi vida estaba dividida en dos: medio año en la ciudad, medio año en Boceguillas”, afirma a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.
Ese equilibrio cambió cuando conoció al que hoy es su marido. Posteriormente, la pandemia terminó de marcar el rumbo definitivo.
El confinamiento obligó a trasladar muchas consultas al formato online, y para Irene aquello fue una revelación: “La covid me abrió un camino que antes estaba cerrado. La gente empezó a valorar la atención a distancia, algo que antes no estaba bien visto”.
Con el regreso a la presencialidad en Madrid chocó con la realidad. Largos desplazamientos diarios y, sobre todo, la perspectiva de formar una familia hizo que Irene tomara una decisión importante.
“Era consciente de que si quería tener hijos no podía pasarme el día entre jornadas eternas y carreteras. No quería eso”, afirma tajante.
Así nació su proyecto: un consultorio de nutrición en Boceguillas, pionero en la zona y de nombre Artemisa. “No existía nada parecido aquí, y creo que es un servicio muy necesario”, asegura.
Hoy, Irene combina la atención presencial en su despacho con consultas online, que le permitieron arrancar con una base de pacientes.
Además, colabora con la Diputación impartiendo charlas y cursos de educación nutricional en la comarca.
Lejos de los tópicos, la experiencia en el entorno rural le está resultando muy enriquecedora: “En el pueblo la gente escucha más, presta atención y valora la información”.
En la ciudad muchas veces la respuesta es: ‘¿Qué me vas a contar, si ya lo he leído en internet?’. Aquí hay más disposición a aplicar lo que les propones”.
Conciliar
Ahora, con 38 años y dos hijos pequeños, Irene disfruta de una conciliación que en Madrid le resultaba impensable. “Hoy puedo compaginar el trabajo con la familia y tengo tiempo para todo. Gano calidad de vida, disfruto de la vida rural y de mi profesión”.
Su futuro pasa por seguir consolidando su consulta y, poco a poco, hacer crecer el proyecto. “Quiero ir sobre seguro, paso a paso, pero me gustaría ampliarlo. Ideas tengo muchas”, confiesa sonriendo.