Del Ministerio de Igualdad conviene no fiarse, sobre todo cuando su labor no tiene nada que ver con el nombre que lleva grabado en el frontispicio. Es como esos productos de la teletienda que tienen un nombre únicamente para despistar porque su función es otra. Lo mismo ocurre con el Ministerio de Igualdad. Entre lo que vendió Pedro Sánchez y lo que hizo, va una brecha que es más clamorosa que la de género. Lo del Ministerio de Igualdad es la estafa más sonada que nos han colado a los españoles desde el Fórum Filatélico. Cogieron una buena causa, la manosearon hasta pervertirla con palabras que vaciaron de significado y dejaron huecas. Es el problema de vender políticas sobre plano, que se fugaron con la pasta y han dejado el Ministerio convertido en un solar.

Entre tanto se dedicaron a enchufar a amigos, colegas, a Pam y a todo el que pasaba por ahí para ponerle un sueldo público a cambio de hacer cosas súper cuquis sin ningún interés real. Decían que les preocupaban las mujeres cuando lo único que les preocupaba era su propio salario para llegar a final de mes. Mandaron como ganado al 8M en 2020 a todo el mundo sabiendo lo del Covid porque para ellos lo importante siempre es la foto. La igualdad y las víctimas pueden esperar.

El Ministerio de Igualdad ha servido para enfrentar más a los españoles y sorprendentemente no para rebajar las cifras de asesinatos de mujeres por violencia de género en los últimos ocho años. Miles de millones gastados con completa impunidad y sin ninguna eficacia más allá de hacer del Ministerio de Igualdad una aberración legislativa como aquello de Juana Rivas burlando a la Justicia. Dice la ministra que las pulseras que llevan los maltratados para no acercarse a sus víctimas después de las denuncias, de haber estado inoperativas, no fallaron. Como tampoco falló la ley del sólo sí es sí cuando le preguntaban a Irene Montero mientras veíamos salir a los violadores de la cárcel uno tras otro por su falta de conocimientos mínimos sobre derecho.

Creer a Ana Redondo cuando hasta la expresidenta del observatorio de violencia de género del CGPJ dice que la ministra miente es un acto de fe, como creer ya cualquier cosa que salga de Moncloa.

No estamos suficientemente concienciados. Todo es desinformación de la derecha... Hace falta más presupuesto para el Ministerio de Igualdad, porque el problema de que dejen desprotegidas a las víctimas siempre es de los demás.