La respuesta del PSOE de Castilla y León a la cesión del Gobierno de coalición en la financiación singular para Cataluña es que nuestra comunidad autónoma solicite de inmediato también una financiación singular. ¿Por qué no? Asevera con contundencia Fran Díaz, si somos únicos en extensión territorial, envejecimiento y dispersión de la población. Una propuesta, sin duda, efectista e intercambiable que parece extraño no haya enviado Ferraz este lunes, junto al argumentario semanal, a todas las federaciones territoriales socialistas para defenderse del pacto más insolidario de nuestra historia autonómica. Ya hay tantos PSOEs como territorios.
Esta “singularidad para todos”, evolución sanchista y tergiversada del “café para todos” de los tiempos de la Transición, es la penúltima ocurrencia para justificar la huida hacia adelante de un PSOE que ha perdido, en el ansia de mantener el poder, su proyecto de país y de partido. Pero claro, ¿por qué nosotros no vamos a ser singulares? Si aquí somos líderes en turismo rural, gestión de la dependencia y calidad educativa. Si hacemos buen vino y nos faltan médicos.
La semana después de la encubierta moción de confianza a Pedro Sánchez, en la que sus socios de investidura le prometieron una prórroga, toca cobrarse estos apoyos. La corrupción resultó permisible si continúan las cesiones. La financiación singular para Cataluña es una traición más del sanchismo. No solo porque la hemeroteca vuelve a evidenciar un cambio de opinión radical en un puñado de meses y urgencias parlamentarias. Es una traición a la España autonómica, generando mecanismos insolidarios que rompen la igualdad de los ciudadanos según el lugar que habitan. Una nueva hoguera para enfrentar territorios. Una traición al PSOE porque parece inexplicable que sea el socialismo quien promueva la desigualdad y los privilegios. Un PSOE que se alía con los ricos para que ya no repartan su dinero con los pobres. Y puede que, como dicen los presidentes autonómicos populares, sea incluso inconstitucional. No hay duda de que pisotea el espíritu con el que se redactó nuestra maltratada Carta Magna.
Esta financiación singular para todos, como promueve este nuevo PSOE de Castilla y León perdido cada semana en intentar salir a flote de sus vergüenzas nacionales, es un nuevo juego de trileros. No es posible, por definición, una financiación singular para todos porque entonces sería cualquier cosa menos singular. A menos que lo común sea sentirse singular. Basta con vaciar las palabras. Pero, ¿por qué no? Si tenemos ocho bienes Patrimonio de la Humanidad, somos granero de Europa y estamos a la cabeza en automoción. Firmemos diecisiete financiaciones singulares contra el resto. O alguna más, que seguro que hay quien se siente singular entre los singulares.
Esta España extraña no avanza hacia un Estado federal, sino hacia un país de países egoístas, con singularidades de primera y de segunda. En el que a pesar de todo el todavía socialista Emiliano García-Page es la más efectiva y persistente oposición (no me diga que no resulta singular) a Pedro Sánchez.