La modernidad consiste en no creer en nada, ni siquiera en uno mismo. Como si al mirar dónde estamos el vértigo nos impidiese creer en nada más. Esto es lo que le pasa al PP, que puede convocar un Congreso Nacional, un concilio o a un Tezanos para que le diga lo guapo y lo alto que es Feijóo, pero hace falta algo más para ganar, para gobernar, que es la única victoria que interesa. De victorias morales están llenas las sepulturas. Y no es que Feijóo sea gallego, qué va, es que nunca se ha visto ganador, porque Sánchez tiene esa habilidad de fagocitarlo todo, hasta la esperanza: desde las instituciones hasta las victorias ajenas. Feijóo es ese tipo que necesita preguntarle al espejo cada mañana quién es el más guapo porque requiere de otra voz distinta que se lo confirme, de otra voz que le autorice. "¿Militancia, verdad que yo os llevaré a la victoria?" Y cada vez la victoria es más pírrica, porque para eso trabaja el socialismo. Para que aunque gobierne el PP no haya diferencia en España y en TVE sigan siendo los suyos, en Telefónica sigan siendo los suyos, en Prisa sigan siendo los suyos, en Correos sigan siendo los suyos, en Indra, en Red Eléctrica, Renfe y en tantas embajadas de lo público que el PP no tiene gente, ni imaginación suficiente como para reemplazarlos a todos.
Para liderar no hay que pedir permiso, es más, liderar consiste en todo lo contrario. Se lidera con indiferencia de lo que digan las bases, Michavila, la bancada de enfrente y sobre todo la propia. Si necesitas que alguien te lo confirme es mejor volverse a Coruña. El liderazgo es una cosa que se tiene o no se tiene, como un ángel. Eso que le ocurre a Ayuso. Un fenómeno más allá de lo sociológico.
Y la única operación matemática que lo explica tiene que ver con la fe. Fe en algo más que la victoria. En algo más que hacer lo mismo que hace el oponente, pero mejor. Tener otra noción del Estado, de la administración, de la vida pública y de la propia. Por eso yo le auguro un Congreso mediopensionista al PP. Hay más alegría en un bingo a la hora de la siesta en Benidorm.
El PP de Feijóo está atemorizado por Vox porque no hay nada en su ideario y por eso le tienen que ir hurtando propuestas a los de Abascal. No hay una visión del mundo, ni tampoco de su origen. Génova es un Excel con votos y no entienden que al español se le gana por algo más que la razón. Si fuésemos racionales hace tiempo que Pedro Sánchez se habría ido de Moncloa con su colchón a cuestas a buscar trabajo en Marruecos o en Eurovisión.