Pasan las horas y pasan los días de este 2024, y no puede ser que haya tantos gilipollas ni tantas gilipolleces por minuto. Al final no sabemos cuál es la gilipollez vencedora del momento. Estos días ha llovido y con alegría la hemos recibido para acto seguido ver como todas las cuencas hidrológicas han desembalsado sus pantanos. No sabemos si para dejar el país en extrema sequía o para hacerlo más sostenible y ecológico o para ganar dinero los menos. Paso a paso se va quebrando nuestra productividad en todos los sectores para que luego los acreedores exijan ajustes para que no quebremos. Cambiará el gobierno y los sindicatos saldrán a la calle para acabarlo de arreglar.

Los que no quieren trabajar y vivir a costa del esfuerzo ajeno se sienten vulnerables y exigen sin remedio. Se invertirán más millones en educación para mejorar las matemáticas y la comprensión lectora de los estudiantes españoles. No haría falta gastar nada si simplemente se impusiera más disciplina, más amor al esfuerzo y menos compadreo. Antes llegábamos a estar más de cincuenta en una clase y no se oía una mosca, se hacían los deberes sin molestar a los padres, se jugaba al fútbol, se hacían actividades extraescolares, etc., todo con disciplina y responsabilidad. Era lo que tocaba y se hacía. Ni aire acondicionado, ni calefacción en la mayoría de los colegios. Hoy muchos jóvenes si les quitarán a sus padres vivirían como vagabundos o emigrarían a Londres a fregar platos.

En el FEM el jefazo ha afirmado que no se necesitan elecciones porque se puede predecir el resultado. Los ciudadanos iremos a votar para tener un presidente formal, como una cáscara de huevo vacía, pues la que dictará la política a seguir será la agenda globalista. La multiculturalidad aporta cosas sorprendentes a nuestra sociedad como encontrarte a un tipo desnudo por la calle diciendo que no pasa nada y la comisión de delitos sin castigo porque no lo podían saber. Al final miedo para que te quedes en casa. Se regala la nacionalidad a los que menos aportan, a los que la devalúan y en el fondo la desprecian. Hemos empezado a recibir inmigrantes ilegales que los EEUU no quieren en su territorio, Alemania va camino de mandarnos los suyos. Vamos perdiendo cada día más nuestra soberanía. Vivimos entre los Loonies y los mundos de Yupi.

Si importamos tercer mundo a Europa tenemos tercer mundo aquí. Europa entera ha perdido el liderazgo tecnológico y moral del mundo. Nada de lo que sorprenderse. España se está convirtiendo en el país más africanizado de Europa, vamos camino de convertirnos en una charca sin clase. Lo vamos perdiendo todo desde la elegancia hasta la seguridad. Los medios de comunicación empiezan a despedir figuras relevantes. Se empieza a desterrar a las personas por sus ideas. Se ataca a las personas por su vida privada o sus ideas. No hay mejor retrato de la decadencia. Se ha abierto un abismo entre lo que la gente ve y percibe y lo que cuentan muchos medios de comunicación. Esa disonancia cognitiva va camino de convertirse en insalvable.