Eres mi mejor amigo.

Es lo único que tengo claro en esta vida.

Estas ahí siempre para mí, en los malos momentos y en los buenos. En la salud y en la enfermedad hasta que la muerte nos separe.

No hay día que no pueda contar contigo. Sabes sacarme una sonrisa cuando la tristeza me invade y consigues que pueda estar horas y horas entretenido contigo. No entiendo por qué mis padres no aprueban nuestra relación. Ellos solo quieren separarnos, pero porque tienen envidia de que me guste estar más contigo que con ellos.

Junto a ti encuentro un sinfín de experiencias y actividades que hacen mi día a día más ameno y divertido. Me encanta que pasemos las horas juntos y quedarnos dormidos uno al lado del otro.

Cuando no estás conmigo, o mis padres me separan de ti siento rabia, dolor y frustración. No entiendo esa obsesión para que no te vea. Un momento muy doloroso para mí es cuando te apagas, y no tengo dónde poder cargarte. Esos minutos hasta llegar a casa se me hacen eternos.

¿Y si alguien ha intentado contactar conmigo y no ha podido?, ¿y si la persona que me gusta me ha escrito y no he respondido?, ¿qué pensará?, ¿qué pasará? Esa sensación me ahoga. Es desesperante. No puedes apagarte nunca por favor.

Si en la noche me despierto y voy al baño aprovecho para saludarte y ver las notificaciones. Siempre hay algún amigo de cualquier rincón del mundo que te manda un sticker o un vídeo chulo. Merece la pena ir medio dormido al día siguiente al colegio por pasar más tiempo a tu vera.

Al final ¡qué más da la lección de lengua o matemáticas! Si no la aprendo ese día ya me la mandarán mis amigos o me la explicarán en clases particulares. Merece mucho más la pena no perder ningún challenge, baile de TikTok o post de alguno de mis famosos favoritos.

Imagínate que El Rubius sube un video a YouTube y no soy de los primeros en verlo, o Manu Ríos sube una historia y no le doy like. Me muero. Antes de conocerte no sé realmente qué hacía durante todo el día, porque ahora eres el centro de mi vida y toda gira en torno a ti.

Y en el colegio, pufff, ¡todo es una mierda! No me dejan verte y si lo hago y me pillan, me quedaría castigado una semana sin ti. Y eso me volvería loco. Algunos días pido salir al baño con urgencia para poder echar un vistazo al panorama social. O simplemente necesito estar un ratito contigo.

Incluso los días que soy más valiente te meto en el pupitre y de vez en cuando, si el profesor se gira, nos vemos un segundo. Me dicen que puede ser una obsesión, pero yo no lo veo así para nada. Es algo que controlo perfectamente y que podría dejarlo cuando quiera.

La cosa es que no quiero. No veo la necesidad de hacerlo. Tú sanas mis heridas y no veo el motivo para pasar de ti. Mis padres me han dicho que necesito ayuda, que ellos ya tiran la toalla. Quieren que vaya a un psicólogo. ¿Están locos? Si yo no lo necesito en absoluto. Yo no tengo una dependencia de ti como me dicen. Simplemente estoy a gusto contigo y no concibo mi vida sin tenerte cerca.

Eres mi mejor amigo. Siempre será así, querido móvil. Cuando ya estés muy cansado te buscaré un sustituto, pero siempre tendrás un hueco en mi corazón.