Es el título de un libro de Mercedes Formica que se ha presentado el pasado 28de febrero y 1 de marzo en el Centro Documental de la Memoria Histórica, con motivo de los actos previstos con motivo del día de la Mujer. Quizá haya sido este el acto más emotivo y más bonito de los que se vayan hacer y se hayan hecho en España. Recordar la memoria de Mercedes Formica, al margen de la política, es un hecho que parece pionero en este país. La defensa de los derechos de la mujer y de los menores en situación de indefensión tuvo una pionera en ella, que fue capaz de promover la reforma de 66 artículos del Código Civil y de otros cuerpos legales en 1958. Tal hazaña llamada la "reformica" fue reflejada en The New York Times, The Daily Telegraph o la revista Time. Trabajó incansablemente por cambiar las leyes de la época de Alfonso XIII, la II república y las vigentes todavía en el franquismo.

Su obra literaria por otra parte da luz sobre aspectos relacionados sobre la guerra civil, la situación jurídica y social de las mujeres y de la infancia. La "reina literaria de la nostalgia" como la definió Francisco Umbral, tiene en Miguel Soler Gallo, filólogo gaditano, doctor por la Universidad de Salamanca, su gran defensor e impulsor de su obra de nuevo .

La historia de la literatura las sepultó bajo la etiqueta de la generación del 36. Nacida en Cádiz sus paisanos no han sabido darle el lugar que corresponde al no saber mantener el busto en la plaza del Padillero el 2 de dicembre de 2004, que se hizo por motivo del centenario de su nacimiento de 2003. El actual consistorio parece que no tiene el nivel ni para darle el homenaje que merece ni para defender su memoria, aunque sí para ocultarla. El Madrid de Manuela Carmena le dedicó una calle, pues la alcaldesa fue conocedora de su trayectoria y labor, por ser compañeras de profesión. La memoria es lo que tiene, siempre desmemoriada, se puede borrar o manipular no así la historia que es imborrable.

Suya es la frase "ser libres para vivir como queramos, con respeto, es lo mínimo que podemos pedir cada uno". Es una mujer a la que hay que reconocer y valorar. Como tantos españoles que la política se ha empeñado en ocultar. A día de hoy hay que reflexionar que a la mujer no se la defiende gritando, mostrando lo que no se debe y pintándose el pelo. A la mujer se la defiende también desde la propia mujer trabajando con honestidad y esfuerzo personal. Las que viven en la su propia ciudad perdida o más bien dormida particular, las que no leen, ni saben donde están, acabaran donde no deben, nadie se acordará de ellas ni aportarán nada a la sociedad. Toca repensar...