Estudié en la Facultad de Veterinaria de Madrid, pero mi verdadero profesor fue mi padre. Un veterinario titular dotado de 'ojo clínico' y conocimientos para poder diagnosticar de manera sencilla pero categórica cualquier enfermedad que se presentara.

Su máxima era: no hay por qué buscar los 'tres pies al gato' en el diagnóstico. Comenzar por lo más sencillo para ir subiendo peldaños en caso de no acertar.

Un veterinario clínico ha de poseer 'ojo clínico' como premisa principal, pues de no poseerlo debe dejar la clínica a un lado para buscar nuevos horizontes veterinarios.

Desde hace muchos años dudo de los denominados 'expertos' en enfermedades y esta duda se arraigó definitivamente en mí a raíz de sufrir el confinamiento por parte de las autoridades políticas y seguir como borregos las directrices de los denominados 'expertos sanitarios en Covid 19' que finalmente ni existieron.

Sufrimos una pandemia que nadie fue capaz de identificar al agente causal, pero qué no obstante se trabajó contra reloj para conseguir una vacuna que, sin pruebas previas de compatibilidad donde deberían primar la seguridad y la eficacia, nos obligaron a poner sí o sí para contrarrestar la mortalidad.

Se desencadenó la desaforada carrera entre las grandes multinacionales farmacéuticas por ser los primeros en conseguirla ya que los beneficios económicos serían estratosféricos.

Medio superada la pandemia donde quedaron demasiadas taras clínicas y psicológicas la vida continuó y el mundo fue olvidándose poco a poco de lo acontecido pesar de las secuelas.

Ahora resulta que en una Gran Explotación Ovina del norte de China concretamente en la región de Mongolia y en la localidad de Baoutou aparece con fecha 4 de este mes, un nuevo problema sin enfoque momentáneo sanitario y donde los 'expertos' se han vuelto a columpiar al diagnosticar como Listeriosis (enfermedad del círculo) el hecho de que en el predio 13 de los 43 con que cuenta la Granja de la señora Miao, una serie de ovejas comenzaron a caminar en círculo y así llevan 15 días sin parar con la consiguiente depauperación. Lo más grave del asunto es que estas primeras viajeras incansables son secundadas por varios centenares ovinos

Las autoridades chinas han descartado la presencia de la bacteria al comprobar que las ovejas llevan 15 días caminando sin parar, cuando en caso de listeriosis las ovejas mueren entre 24 y 48 horas después de los primeros síntomas.

“Ni los sabios son tan sabios, ni los tontos somos tan tontos”

A un humilde veterinario clínico que, eso sí, trabajo en teniasis en su primer trabajo como profesional al ser el protagonista principal del primer estudio sobre Hidatidosis realizado en España concretamente en la Jefatura de Sanidad de Ávila donde, tras recorrer desde Adanero hasta Zapardiel de la Ribera (orden alfabético) los 468 pueblos de la provincia abulense, tratar su censo canino con pastillas de Bromhidrato de Arecolina y leche como vehículo; esperar defecación de perros, recoger heces; traslado de las mismas al laboratorio de la Jefatura de Sanidad Veterinaria y analizarlas coprológicamente para identificar las tenias, se le ocurre la introducción por parte de los 'expertos chinos' del siguiente protocolo en la Granja de Baoutou:

-Análisis coprológico de las heces de los perros que actuaron y actúen sobre el predio 13.

-Traslado individual de ovejas a un nuevo predio y observación de las mismas, separando a un tercer predio a aquellas ovejas que comiencen con el torneo.

Pues su 'ojo clínico' le lleva a pensar que estas ovejas padecen Cenurosis, modorra o torneo ya que se trata de una enfermedad parasitaria producida por la presencia en el cerebro de la fase joven del cenuro, de una lombriz aplanada (tenía) que cuando es adulta vive en el intestino del ganado. Se trata de un parásito que necesita vivir en dos animales distintos, dos hospedadores, en épocas diferentes de su vida, para completar su ciclo vital: el perro, como hospedador definitivo, y los rumiantes y otros animales, como hospedadores intermediarios.

1.- La tenía M. multiceps (de ½ a 1 metro de larga), vive en el intestino del perro. Los últimos anillos de la lombriz llenos de huevos (30-35 milésimas de mm) se desprenden, salen del intestino con las heces y caen al pasto.

2.-Las ovejas ingieren este pasto contaminado con los huevos de la tenía y una vez en el intestino pierden sus cubiertas y sale de él un embrión que pasa a la sangre.

3.- Por la sangre llega al cerebro y, tras fijarse en él, comienza a crecer de forma lenta durante tres meses hasta alcanzar varios centímetros y es cuando produce la modorra que se manifiesta por síntomas nerviosos.

4.-Si las cabezas de ovejas modorras son comidas por perros los embriones que encierra el quiste del cerebro llegan al intestino del perro y se transforman en tenias multiceps.

Me permito dar estas pinceladas parasitarias para conocer enfermedad de siempre que ahora parecen olvidadas por los expertos.

No debemos preocuparnos porque se vayan agregando nuevos animales al grupo de ovejas caminantes pues su fuerte carácter gregario predispone a ello así como su necesidad de compañía con amigos al conocerse entre ellas, hasta el extremo de padecer estrés con el aislamiento.