El 22 de junio del 2020 escribí el artículo “radares de tramo otro bichejo”

En el mismo exponía que la colocación de radares sobre tramos de carretera, como el que se ha instalado en la CL 517 (tramo Doñinos de Salamanca Villa seco de Los Gamitos) chocaba con múltiples anormalidades legales y técnicas y que, sobre todo, iban a suponer un mal para las paupérrimas economías de aquellos negocios que viven del poco tráfico que por esa carretera pasa y que a la primera multa tomarían la de Villa Diego, es un decir, pero en coloquial, que tomarían un camino distinto como es la Autovía de Portugal vía La Fuente de San Esteban y Vitigudino.

Entre esas anormalidades expuse en aquel artículo que la posibilidad de adelantar en varios tramos hacía imposible fijar un tiempo en el que realizar el recorrido del tramo de carretera puesto a control; y es que en un tramo tan largo era y, es muy probable, que el límite de velocidad general de la vía fuese rebasado tantas veces como adelantos se realizasen, de tal manera que, el conductor de un vehículo que hiciese saltar el radar podía aducir que había efectuado adelantamientos en más de una ocasión para esquivar la sanción y -puede ser cierta esa aseveración- amén de la discriminación evidente a mi modo de ver pues, en este tramo de carretera se contabiliza casi medio centenar de salidas plausibles para vehículos que lógicamente no pasarían por el control, bien al inicio al final, o por ninguno de los dos.

Ya expuse en su día que se podía dar la paradoja la incongruencia de que en ese tramo alguien para cumplir circulara a velocidad legal, pudiendo ser adelantado a más velocidad por otro vehículo que saldría de la vía por algunas de las casi 50 salidas plausible, el colmo es que ese mismo vehículo adelantado fuese objeto de multa por haber rebasado en algún momento el límite de velocidad aunque fuese un par de kilómetros.

Lo anterior parece que lo ha solucionado la DGT “presumiblemente” indicando al gobierno hacer unos cambios sustanciosos del reglamento de la circulación prohibiendo exceder el límite de velocidad en 20 kph cuando se efectúa un adelantamiento.

Aquello que indica el “Artículo 85 del Reglamento General de Circulación, que refleja la necesidad de realizar la maniobra de adelantamiento en el menor tiempo y espacio posible para reducir el riesgo que dicha maniobra entraña” se acabó.

Si alguien en una vía de 90 quiere adelantar a un vehículo que va a 89 ya sabe que lo que debe hacer es esperar a una larguísima recta, que no venga nadie de frente y contar con la colaboración del conductor adelantado al facilitar la maniobra frenando, claro, está, y con ello, a los que vienen detrás. Y  ya saben ¡como máximo a 90! por lo que no esperemos que esta maniobra se produzcan de forma súbita, rápida y segura, y sobre todo no será habitual.

La reforma de las distintas normas afectas para dar soporte legal a los tramos sometidos a control de velocidad -pues no encuentro otra razón a este cambio de las leyes que de una u otra forma reglan el tráfico viario- hace saltar por los aires los principios que sustenta todas ellas y que tratan de fijar, asegurar y legitimar el uso correcto y adecuado de las vías de comunicación terrestre y que se sustentan en principios como son:

La seguridad.

La fluidez.

La comodidad.

La conducción eficiente.

La sostenibilidad.

Haciendo un recorrido rápido por todos ellos, a partir de que entre en vigor los nuevos límites de velocidad los adelantamientos no se harán con seguridad, la fluidez desaparecerá pues es previsible que se acumulen -tras vehículos lentos- aquellos que ven inseguro el adelantar por no tener un margen de velocidad extra para efectuarlo y, por consiguiente, los viajes serán más largos, incómodos.  Acelerones, frenazos, detenciones fortuitas van a hacer imposible ejecutar una conducción eficiente y, finalmente, y, con todo lo anterior, la sostenibilidad es poco más que una utopía.

¡Pero tranquilos! que este cambio de la norma ha decaído en su votación en el Congreso por un error de un diputado, pero el PSOE se empecina en el error y la volverá a incluir en su tramitación en el Senado.

Ya veremos qué pasa, pero distintas asociaciones de moteros y expertos en la materia han desaconsejado su aprobación por ser un elemento, estos 20 kilómetros extras, importante para la seguridad del tráfico y sobre todo para una de las maniobras más peligrosas de la circulación viaria.

Con lo fácil que es limitar la velocidad por debajo de la velocidad indicada a la vía en los tramos objeto de control, pero ¿cómo solventamos la discriminación?, como dije en el artículo antes referido una caja de control en cada salida. Creo que esta es otra chapuza de la DGT que va a dar mucho que hablar en los tribunales, al tiempo.

La DGT, como siempre, embarrando las normas, no para mejorar la seguridad en todos sus aspectos, solo le mueve su ansia por recaudar más.