El artista burgalés Fernando Renes junto a su obra en el Musac de León

El artista burgalés Fernando Renes junto a su obra en el Musac de León ICAL

Cultura

Cuatro toneladas de barro convertidas en 11.000 azulejos

El artista burgalés Fernando Renes expone su primera obra individual ‘Medir la tierra’ en el Musac de León

6 marzo, 2022 13:12

Sin descanso, el artista burgalés Fernando Renes (Covarrubias, 1970) trabaja estos días para dar forma a ‘Medir la tierra’, su primera exposición individual en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac). La muestra abrirá sus puertas al público el próximo sábado, 12 de marzo, y podrá visitarse en el recinto leonés hasta el 11 de septiembre. En ella, Renes reúne alrededor de cuatro toneladas de barro que ha convertido en unos 11.000 azulejos, con los que compondrá tres colosales mosaicos que, unidos, tendrían una dimensión de 42 metros lineales por 6 metros de altura.

En esas piezas, Renes profundiza en la exploración de lo que define como “la gramática del azulejo”, que consiste básicamente en “explorar todas las posibilidades que ofrece” este material. “Para mí es como utilizar un pixel o un átomo, aceptas todo su potencial con el objetivo de sacarle el mayor rendimiento expresivo posible”, señala.

Montaje de la obra

Montaje de la obra

Este viaje creativo lo emprendió en 2015, cuando regresó a España después de 17 años viviendo en Nueva York y tras una estancia de un año becado en la Academia de España en Roma. Hasta entonces, toda su trayectoria se había centrado en el dibujo y la animación, pero a su regreso a su país natal recibió una invitación de la comisaria Virginia Torrente para participar en una muestra colectiva en Granada. “Me había propuesto hacer algunos dibujos, pero cuando estaba allí me di cuenta de que la cerámica me hablaba y me metí de lleno en ella”, rememora ahora Renes en declaraciones a Ical.

Cuestionado sobre las posibilidades que le brinda este soporte, alude a cualidades como la “calidez”, la “humildad” y la “nobleza” del material, así como su perdurabilidad y su ‘brillibrilli’. Siempre digo que antes, cuando hacía dibujo, yo alicataba con papel y ahora empapelo con azulejos”, resume. Además, subraya que “aunque sea bidimensional”, el azulejo tiene “una cualidad muy escultórica”. Frente a lo liviano del papel, irrumpe ahora en su obra la contundencia y la fisicidad del barro, como una forma además que le permite ligar su trabajo a la tierra y a la raíz. “Es un material muy humilde y lleno de posibilidades”, advierte.

Según relata, fue de la mano del ceramista de Lerma (Burgos) Andrés Villanueva como aprendió las nociones básica de un oficio con el que intenta, desde entonces, “materializar la horizontalidad” y “expandir todo lo que pueda la gramática propia” de un material donde cada azulejo, de quince por quince centímetros, es “cuadrado, coloreado, esmaltado y brillante”. “Compro el azulejo bizcochado, en barro, y posteriormente hago todo el trabajo de forma manual: lo esmalto, lo limpio, lo decoro y lo vuelvo a cocer”, relata.

Tres obras colosales

Los tres mosaicos que integran la exposición cubren los seis metros que separan el suelo del techo de la Sala 3 del Musac. En el más pequeño de ellos, de cinco metros lineales y titulado ‘Boustrophedon’, recupera una forma de contar que se utilizaba mucho en la Roma republicana, del siglo IV al siglo II a.C. aproximadamente, que consistía en redactar alternativamente un renglón de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda o viceversa. Con esta pieza, según explica, la idea principal que busca transmitir es que “en el arte es difícil decir algo que sea tan bueno como no decir nada”.

Otro de los murales, de 13 metros lineales, tiene por título ‘420230 N 33458 E’, las coordenadas geolocalizables de Puentedura, un pueblo natal de su madre, al lado de Covarrubias. En él recrea a modo vertical un mosaico inspirado en el asentamiento romano que allí existió hace siglos. 

Y por último, la pieza más colosal será ‘Medir tierra’, de 24 metros lineales y que presta su título al conjunto, donde convivirán campos y canchas deportivas al modo de campos de batalla, con tierras cultivadas y con conceptos como el de la agrimensura, “bien sea pacífica o violenta”. Así, en esa obra se podrá vislumbrar por ejemplo de forma parcial la cancha central de tenis de Wimbledon, solapada con una recreación del claustro de la Chiesa di Sant'Onofrio al Gianicolo, en Roma, creada por Renes inicialmente para la instalación que inauguró el pasado mes de noviembre en Miranda de Ebro dedicada a las víctimas que perdieron la vida en el campo de concentración de la localidad.