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Cuando el discurso se cambió por la violencia

Crispación en la calle Curia, con insultos y pitada contra los concejales de UPN en los Sanfermines de 2019. / Miguel Osés (Navarra.com)

Crispación en la calle Curia, con insultos y pitada contra los concejales de UPN en los Sanfermines de 2019. / Miguel Osés (Navarra.com)

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¿Qué esta pasando? En realidad víscera. Eso que tenemos todos los seres humanos cuando algo nos saca de nuestras casillas, de nuestros principios, en un ataque que arremete contra nuestra persona.

De eso se trata, de atacar a la persona con el juego de la política, es grave pues sobre este ataque se están produciendo cambios políticos significativos, que no hay que mencionar, pues todos los españoles los estamos viendo, unos, soy de estos, desde el padecimiento, otros desde la serenidad pues los contrarios están perdiendo.

Pero entonces, si está el gobierno llevando a la nación hacia sus propósitos e intereses ¿qué necesidad tienen de conseguir, con un discurso lleno de violencia, aunque en tono bajo, a veces alto, según convenga, la división de todos los españoles?

Los catalanes también, los vascos también, los castellanos, o los asturianos, porque en este momento no se sabe bien qué es España.

Lo que todos sabemos es qué es ser español, porque forma parte de nuestra idiosincrasia, de nuestros patrones de socialización, a través de los padres, del sistema educativo, de los amigos, hasta del fútbol. El español ha sido violento en muchos momentos de la historia, porque ser español es ser Ibero, es ser Celta, es ser Astur, es ser Vascuence, es ser Lusitano, es ser Romano, Visigodo, es ser Árabe, es ser muchas cosas que me dejo en el tintero, pues con lo dicho vale para entender que como nación tenemos una historia.

¿Se puede reescribir la historia desde la víscera? ¿desde los ataques personales?, ¿desde el uso de los muertos?, ¿desde las residencias de ancianos?, ¿desde las medallas?, ¿desde las tumbas y los Valles? ¿desde las cunetas?

La historia siempre se puede reescribir, pero es cuestión de los historiadores, los hay que aciertan mejor o peor en lo que aconteció en el pasado, pero ese acontecer generó entidades nacionales, puede haber sido con guerras, con alianzas, con tratados. Y la nación nace desde pueblos, desde la unión.

Sucede, que ahora en España, queremos romper todo. Digo desde la víscera, el insulto, las descalificaciones, y la falta de discurso. No sólo cambiar, sino, en un tiempo récord, como si volver a estados de la nación anteriores, rupturistas, de desunión, se pudiera hacer en el tiempo en que Pablo Iglesias o Pedro Sánchez se estudian una enciclopedia de nuestra historia por un historiador afín, un historiador que cree en los nacionalismos sin saber que de ahí nacieron las guerras europeas del siglo XX.

Y este cambio, cuyo precursor fue Zapatero, ha empezado con el problema catalán, pero como digo, haciendo uso de los muertos se está dividiendo a la nación que es España y queriendo cambiar en un tiempo récord la monarquía parlamentaria pues ese es el fin último, la ruptura de nuestra Constitución, que tanto esfuerzo por parte de todos los españoles costó escribir. ¿Y hacia qué momento? Al momento justamente de la segunda República que como todos sabemos acabó con una guerra civil.

Todo, se dice, por los gobernantes comunistas, empezó con los Reyes Católicos como si en aquellos años ser católico fuera también una desgracia. Y sí, la religión ha cambiado también la historia de los pueblos, pues en base a ella ha habido guerras, conversiones, unión de pueblos etc, pero creo es un tema superado en la España del siglo XXI salvo por los radicalismos que quieren acabar con los colegios concertados y las cruces.

Pero duele, porque el español, quiere ser español y no serlo, como si estuviera en parte acomplejado y eso duele, nos duele.

Seamos grandes todos en estos momentos de dificultad. Si desde el discurso de nuestros gobernantes, creo que ninguno de los habidos en los congresos y asambleas, están dispuestos a intentarlo, las cosas han de cambiar, que cambien, pero no la nación que es España, cuya identidad no se puede romper, pues el español a pesar de la víscera del comunismo o el radicalismo de la derecha ante todo quiere ser español.