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Estado de alarma y autismo

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El pasado sábado 14 de marzo, el Gobierno de España, en la figura de su presidente declaró el estado de alarma en todo el país. En una rueda de prensa que será recordada durante décadas, Pedro Sánchez se dirigió a la nación, invocando la Constitución, la necesidad de aportar todo nuestro esfuerzo y declarando un confinamiento obligatorio, y con una serie de mínimas excepciones bajo las cuales se podría salir de casa.

Se habló del compromiso, de la solidaridad, de la gravedad de la situación y de la necesidad de que todos y cada uno de nosotros seamos responsables del futuro de nuestro país. Estamos obligados a quedarnos en casa exceptuando en una serie de supuestos (comprar alimentos, medicinas, ir a trabajar…) y en un alarde de humanidad, se repitió hasta en dos ocasiones que se podía salir a pasear a los perros.

Desde hace muchísimos años, tantos como 120, es habitual ver al presidente de los Estados Unidos pasear con uno o más perros por la Casa Blanca. Son legendarias algunas de esas imágenes de JFK, o de los Obama con sus perretes. Pues bien, en España esa costumbre se instauró con la nueva democracia surgida desde la Transición.

Desde Suarez a Rajoy, todos tuvieron perros correteando por el Palacio de la Moncloa y, ¿cómo no? Pedro Sánchez tiene una maravillosa perra de aguas bicolor, blanca y negra, llamada Turca, que acompañó a la familia en su mudanza a la residencia presidencial. Y tal vez por eso, o tal vez no, muy pronto tuvimos toda la información del mundo acerca de lo que se podía y no se podía hacer a la hora de pasear un perro.

El CERMI (Comité Español Representante de Personas con Discapacidad) ha indicado al gobierno literalmente que hay personas a las que, debido a su discapacidad, “la permanencia indefinida en su domicilio puede suponer alteraciones significativas de su comportamiento, o afecciones graves a su bienestar psicofísico y personal”.

Estamos hablando de personas dependientes, con discapacidades, en su mayor parte, neurológicas, a las que no es posible explicarles la situación. Y a las que la imposibilidad de salir de casa les puede producir crisis severas, que se conviertan en situaciones de autolesiones, o lesiones a sus cuidadores, en casos extremos, y regresiones de mayor o menor grado en sus avances, en la gran mayoría de los mismos.

A pesar de que el RD. 463/2020, por el que se declara el estado de alarma, indica en el Artículo 7, apartado 1, punto e) la “asistencia y cuidado a mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad o personas específicamente vulnerables”, como uno de los motivos de poder circular por las vías públicas, eso cubre la llegada al lugar, el acceso a la persona… pero no dice nada de poder dar un paseo terapéutico, o realizar una salida mínima del domicilio. Así que desde el primer momento empiezan las dudas en las familias con un hijo con autismo, como es nuestro caso.

Contactamos entonces con las administraciones. La respuesta de todos es la misma, el RD no dice nada en concreto. Y aunque todos, en conversación personal, te dicen que es comprensible y ellos entienden que, con la tarjeta de discapacidad, el diagnóstico, la carta de la dependencia… cada uno te dice una cosa, debería ser suficiente… Pero será el agente quien decida. Creo que les estamos pidiendo tanto a nuestros policías, guardias civiles y militares, que cargarles además con estas decisiones me parece completamente injusto.

D. Fernando Simón en rueda de prensa, incluyó una nueva variante. Las personas discapacitadas podrían realizar salidas terapéuticas “con prescripción médica”, ¡toma ya! Esta novedad parece sencilla, pero no lo es. Después de decir por televisión a todo el mundo que no acudan a los hospitales, ni centros de salud, ahora la instrucción es que, para poder evitar las “alteraciones significativas” que podría producir “la permanencia indefinida” en casa de nuestros hijos con autismo severo, debemos ir al médico y pedirle una receta de un paseo o dos al día.

Por tanto, para no sacar a mi hijo a la calle a dar una vuelta a la manzana y que le de el aire unos minutos, o a pasear dentro del coche, sin entrar en contacto con los demás, ahora debo exponerlo al virus acercándolo a un centro de salud u hospital, para que, en contacto con enfermos y posibles personas infectadas, hagamos unas horas de espera para conseguir, lo que se ha comprendido desde el minuto 1 para las mascotas y animales de compañía.

Hasta que alguien del gobierno no salga y diga directamente cómo identificarnos y cuáles son nuestros derechos, de una forma clara, directa y sencilla. Habrá que solicitar a nuestros pediatras y especialistas que dejen por un momento la guerra sanitaria más grande que se recuerda, para escribir notas para la policía. O mejor, enseñar a nuestros hijos a salir a la calle a pasear al perro, para que puedan tener algún derecho reconocido...

Eso, o esperar a que el siguiente presidente o presidenta del gobierno de España tenga un hijo o hija con autismo.