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El toreo, un arte que nació en España en el siglo XII

Pablo Agudo torea con el capote a su primer toro durante el mano a mano con Morante de la Puebla en Valladolid.

Pablo Agudo torea con el capote a su primer toro durante el mano a mano con Morante de la Puebla en Valladolid.

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El toreo es un arte que nació en España en el siglo XII. Un arte que no existiría si no existiese el toro bravo. Las corridas de toro, no sólo en España, sino también en el sur de Francia, en Portugal y en muchos países de Iberoamérica, como Méjico, Perú, Ecuador, etc., representan una importante fuente de empleos directos e indirectos. Hay muchos sectores económicos como la hostelería, la sastrería, el transporte, la música que se nutren de este arte, y en consecuencia muchos millones de personas que viven de la lidia del toro bravo.

El público y el Presidente premian, una veces al toro y otras al torero (concediéndoles trofeos). La Tauromaquia como “el arte de lidiar el toro”, se ve envuelta de símbolos para muchos desconocidos. El Presidente se comunica con el torero, con los subalternos, con los músicos, con el público, utilizando pañuelos de diferentes colores, cono son el blanco, el verde, el amarillo, el naranja, el rojo y el negro. Cada color simboliza una orden del Presidente que debe ser cumplida al instante. El color más emblemático es el naranja, ya que simboliza la bravura excepcional, la clase del toro bravo, si el Presidente muestra dicho pañuelo se le perdona la vida al toro, volviendo libre al campo, donde como semental se convierte en orgullo de su raza y de su ganadero.

Si las corridas de toro desaparecieran desaparecería el toro bravo como raza. No existe ninguna asociación ecologista que defienda el toro bravo, sólo lo defienden los ganaderos, los toreros y los aficionados.

Las asociaciones contrarias a la tauromaquia olvidan que diariamente, en todos los países del mundo se sacrifican millones de animales, para el consumo humano, sacrificio que se realiza en condiciones despiadadas. Al toro en la plaza se le da la posibilidad de luchar y defenderse. Se le da la posibilidad de vivir si demuestra su clase excepcional, posibilidad que no se le da a ningún otro animal.