El pasado 6 de diciembre, día en el que conmemoramos el 40 aniversario de nuestra Constitución, Pablo Iglesias expresó que "hay que apostar por la justicia social, la fraternidad y la libertad, y eso en 2018 significa decir República".
Soy consciente de todas las virtudes que acompañan a una República y respeto plenamente el modelo de Estado republicano, pero creo que el día en que recordamos nuestra Carta Magna, las personas que nos representan en las Cortes deberían ser más responsables de sus palabras. Vincular inequívocamente República y Libertad, tal como hizo Pablo Iglesias, supone dar por sentado que la Monarquía marcha por un renglón diferente, por una línea que no puede conectar con el Estado de derecho. Señor Iglesias, como bien sabe, una cosa es la Jefatura del Estado y otra bien distinta la forma de gobierno (¿comparamos la República de China con la Monarquía británica?).
Por favor, dejen de una vez la demagogia, abandonen los discursos de polos opuestos e intenten, al menos el 6 de diciembre, transmitir la imagen de concordia que tanto necesita nuestro país para progresar. No pongan todo el peso en uno de los extremos porque, al igual que ha ocurrido en Andalucía, podemos alzar en toda España el otro lado de la balanza. Sean responsables, estén a la altura de las circunstancias y calculen el peso de sus palabras.