El tren Alvia 730

Captura del vídeo del accidente del tren Alvia 730

Captura del vídeo del accidente del tren Alvia 730

Por Carlos Sánchez de Roda, ingeniero de caminos

Como veremos a continuación, las especiales características del tren Alvia 730 agravaron en gran medida las consecuencias del accidente de Santiago.

Los trenes Alvia se desarrollaron en Renfe para simplificar al máximo las operaciones de adaptación automática del tren a los diferentes anchos de vía coexistentes en España. Con estos trenes, formados por unidades indeformables completadas en cada uno de sus extremos por sendas cabezas motrices de ruedas desplazables, se evita el cambio de locomotora al que obligaba el primer sistema de cambio de ancho ideado por Talgo. El tren Alvia puede pasar de uno a otro ancho sin detenerse ni cambiar su locomotora. Y no todos los trenes Alvia proceden de la casa Talgo.

El siguiente paso fue que los Alvia pudiesen circular por cualquier línea, esté o no electrificada. Pero no se diseñó un tren nuevo, sino que se dotó a varios trenes de la serie 130 de los Alvia, construida por Talgo, de sendos furgones generadores situados junto a las cabezas motrices, furgones cuyos motores diesel generan, en las líneas no electrificadas, la electricidad necesaria para alimentar tanto las cabezas motrices como los servicios de todo el tren. Se constituyó así la serie 730 de Talgo, derivada por lo tanto de la 130. Uno de estos Alvia 730 es el que ha sufrido el accidente de Santiago

Si nos fijamos en el vídeo tan reproducido por diversos medios en el que se recoge el momento del accidente, vemos que el tren va a una velocidad a primera vista inadecuada para esa curva. Pero si observamos la primera cabeza motriz del tren, vemos que lo primero que descarrila es la parte trasera de esa cabeza (foto 10). Es como si fuese arrastrada en su descarrilamiento por el furgón generador que va tras ella. Parce como si el bogie delantero de la cabeza motriz se aferrase a la vía, y aguantase casi toda la curva sin descarrilar.

Captura 10 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

Captura 10 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

(Las ruedas delanteras de la cabeza motriz se mantienen en la vía, mientras descarrilan las traseras)

Y en las fotos 11 y 12 vemos cómo, en cuanto entra en la curva, el furgón generador que va tras la primera cabeza motriz se levanta de la vía, se balancea sin duda levantándose hacia el exterior impulsado por la fuerza centrífuga, incluso llega a formar arco con la catenaria, produciendo un fogonazo. A continuación descarrillan, arrastrados por él, los coches de viajeros que le siguen.

Captura 11 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

Captura 11 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

(El primer furgón generador se balancea hacia el exterior, levantándose en el aire las ruedas del hilo interior de la curva)

Captura 12 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

Captura 12 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

(Continúa el balanceo del furgón generador de cabeza hacia el exterior de la curva)

Si después nos fijamos, en la foto 13, en cola del tren, observamos que se produce algo parecido, es decir, el penúltimo vehículo de la composición, el furgón generador de cola, al entrar en la curva sale también despedido hacia el exterior, levantándose sus ruedas interiores y arrastrando la cabeza motriz.

Captura 13 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

Captura 13 del vídeo del accidente del tren Alvia 730

(Al entrar en la curva, el furgón generador acoplado a la cabeza motriz de cola se balancea a su vez hacia el exterior, levantándose en el aire las ruedas del hilo interior de la curva)

La explicación de estos hechos es bien sencilla: los furgones, que albergan los pesados grupos electrógenos, tienen una masa enorme, la cual obliga a colocarlos sobre un bogie de 4 ruedas, de forma que a la gran masa se añade lo elevado de su centro de gravedad, dando lugar a las catastróficas consecuencias del accidente.

Esa circunstancia es también determinante de lo que ocurre después en la cola del tren: la gran inercia de esa enorme masa del furgón más la cabeza motriz, lanzada a cerca de 200 km/h, se abalanza contra los ligeros coches que tiene por delante y que, al descarrilar, reducen bruscamente su velocidad, con las brutales consecuencias que todos hemos podido ver: Los coches más próximos quedaron amontonados, convertidos en amasijos de chatarra; otro de ellos se vio lanzado por la rampa que allí forma el terreno colindante y fue a detenerse varios metros por encima, siendo los menos dañados los más alejados de esa gran masa lanzada sobre el propio tren.

La magnífica tecnología Talgo; con su ruedas independientes sin un eje que las una, que pueden por ello adaptarse a las diferentes velocidades de cada hilo de una curva; con sus ruedas guiadas, siempre tangentes a las curvas. Con la ligereza de su masa de aluminio; con la escasa altura de los centros de gravedad de sus coches, muy bajos y liberados de la necesidad de llevar sus cajas por encima de los ejes, como ocurre con el resto de los trenes. Con su sistema de pendulación natural, con las cajas de los coches colgadas y no apoyadas en las ruedas, lo que permite a sus trenes aumentar la velocidad en las curvas sin aumentar con ello la incomodidad de los viajeros, hace que sus trenes sean extraordinariamente seguros frente al descarrilamiento, son trenes difícilmente descarrilables.

Toda esa maravilla técnica que es el tren Talgo de la serie 130 se ve algo enturbiada con la posterior introducción de los dos elementos ajenos al proyecto inicial que son sus dos furgones generadores, para crear la serie 730.

Como conclusión de todo lo anterior, parece ser evidente que las consecuencias del accidente en un tren 130 habrían sido muchísimo menos graves que en el 730, y hasta se puede intuir que con el Alvia 130 ni siquiera habría habido descarrilamiento.